EL NOBEL DE ECONOMÍA

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Paul Krugman recibía el premio Nobel de Economía de este año por sus trabajos sobre comercio internacional y localización productiva. Esos trabajos son una referencia obligada a la hora de estudiar esos campos de la economía, entre otras cosas porque permitieron superar los planteamientos de Ricardo y la lógica de las ventajas comparativas a la hora de explicar el comercio internacional contemporáneo.

Pero, en cualquier caso, si algo caracteriza el trabajo reciente de Krugman no es su actividad académica sino su intensa labor de crítica a la política de Bush a través de su columna en el New York Times.

Tanto es así que, sin ser un economista de izquierdas -tal y como entenderíamos esa categoría en otros entornos-, su columna en el NYT y su blog, “La conciencia de un liberal”, se han convertido en referentes obligados para la intelectualidad progresista estadounidense.

Buen ejemplo del enorme esfuerzo didáctico desplegado por Krugman en sus columnas y de su esfuerzo por hacer inteligible los oscuros entresijos de la economía podéis encontrarla en esta columna sobre la crisis financiera que ya anticipaba, a fines de 2007, la gravedad de la crisis financiera actual.

Así que aunque la Academia Sueca siga ignorando a los economistas que no sólo son críticos con el sistema capitalista sino que además proponen su sustitución por un sistema alternativo, mucho más centrado en el hombre y sus necesidades que en el beneficio, al menos no se lo ha dado este año a alguno de los miles que siguen glosando las virtudes del libre juego del mercado. Ni corren buenos tiempos para ellos ni creo que merezcan muchos premios.

Alberto Montero


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