PENSAR LA ECONOMÍA

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Ramiro Pinto
Debemos analizar nuestra manera de pensar la economía, que responde a un determinado tipo de lógica, pero hay otros modelos que serán necesarios tener en cuenta para resolver los problemas que nos afectan. Insistir en una política económica que busca crear empleos es un error, carece de sentido y sólo responde a una inercia del pensamiento y de la política. Hacen falta nuevos análisis, pues como dijera Einstein "no podemos buscar soluciones a los problemas con las mismas ideas que los provocaron".

Alrededor del tema de la Renta Básica se lanzan bulos que amplían los medios de comunicación para desprestigiar este tema sobre la base de hacer de él una caricatura. No es algo nuevo. Ya Karl Marx tuvo que salir a la palestra del debate, no para discutir sobre sus teorías, que muchas veces ni fueron leídas por sus detractores, sino para desmentir y salir al paso de fábulas que se desparramaron por la sociedad, como que el comunismo lo que pretendía es compartir a las mujeres forzosamente y socializarlas. Al menos seamos conscientes de cómo funciona nuestra psicología en la sociedad.

Permita el amable lector que recurra a una experiencia personal que pienso es muy ilustrativa para entender lo que quiero explicar. Cuando mi hija Daira tuvo tres o cuatro años, estaba en el parque de San Francisco (León) mientras que yo la cuidaba sentado en un banco, supongo que leyendo o tomando algunas notas. El caso es que mi hija empezó a llorar y medio a pelearse con otra niña porque quería su pala y un cubo. Ésta no se lo quiso dejar. Yo no acudí, pues pienso que es mejor que lleguen a un equilibrio entre ellas y si la cuestión no pasa a mayores no pasa nada. Pero la mamá de la otra pequeña intervino. Empezó a dar lecciones de generosidad, de que hay que prestar las cosas, etc. La niña suya cada vez lloró más pues no quería dejar sus juguetes. La mía también, pues le creó expectativas de que lo iba a tener. Se montó un follón. Ante lo cual me acerqué a ver qué pasaba y evitar que la señora siguiera con su estrategia. Le pregunté a ella si sería tan amable de dejarme su coche o su piso cuando se fuera de veraneo. La señora se lo tomó a mal, muy mal, sin apreciar mi sentido irónico y pedagógico, y empezó a gritarme, se creó un remolino de gente que hizo que me fuera con mi hija bajo insultos de ella y otras señoras que pensaron que fui allá a violentar a la madre aleccionadora. Quise, aunque no pude, explicar a esa madre que lo que para ella es el coche y su casa es para su hija la pala y el cubo y que no puede forzarla a dejarlos. Observé que su reacción forma parte de un esquema lógico que cada cual aplica a su contexto. Tal anécdota me vino a la cabeza cuando analicé este asunto de la Renta Básica, pues cuadra perfectamente. La madre tiene el mismo esquema lógico que la hija, sólo que no valoró los objetos de la pequeña. Cambia el contenido, pero el modelo de pensamiento es el mismo.

A este esquema responde el prejuicio sobre la RB. Vi que las pruebas que hace Piaget sobre la valoración lógica de los pequeños es aplicable a este tema. Cuando se dice que no hay dinero, por más que se demuestra que haciendo cálculos sale la cantidad y que es otra forma de organizar el dinero, es lo mismo que cuando a un chaval se le pregunta: ¿qué pesa más, un kilo de paja o un kilo de hierro? En realidad pesa lo mismo, pero el sujeto infantil tiende a pensar que el kilo de hierro pesa más, porque la paja apenas pesa como idea. Es el mismo elemento lógico que funciona para decir "no hay dinero".

Otra prueba es decir: si una vaca blanca da leche blanca ¿una vaca negra cómo la da? Por aplicación de la lógica la respuesta es que su leche será negra, pero la realidad es que la leche es blanca, sea la vaca del color que sea. Pues cuando se asegura que la gente no trabajaría con la Renta Básica es porque se aplica una lógica que consiste en pensar que si se trabaja por dinero y ya tenemos dinero, aunque sea un mínimo, nadie trabajaría, lo cual no es real, aunque sea "lógico" pensarlo, pero forma parte de un tipo de lógica que da lugar a errores cuando no se analiza en profundidad el asunto al que se aplica. Basta acercarse a la realidad para comprobar que mucha gente que gana tres y hasta cuatro veces más de lo que supone la Renta Básica hacen horas extras, pero no sólo en empresas de estructuras metálicas o en hostelería y la construcción, obligados por el empresario, sino que también, y fuera de la ley, policías que sacan un suplemento de taxistas con la licencia de un hermano, funcionarios de Hacienda que llevan la contabilidad de pequeños negocios. Trabajadores de instituciones autonómicas que por las tardes hacen unas horas de representantes de algún producto o se dedican a la venta de coches de importación o de automóviles de lujo de segunda mano. Profesores universitarios que hacen trabajos para empresas privadas, fuera del horario y el contrato laboral. Y así cada cual podrá poner decenas de ejemplos que conozca en su familia y entorno de amistades y conocidos ¡Y con 421 euros al mes dejarían de trabajar! Que ironía. Y sin embargo es una crítica recurrente a la Renta Básica.

El pedagogo Jean Piaget estudia el desarrollo de la inteligencia prestando atención a la construcción de estructuras lógicas. Para este autor la lógica no es sólo un mecanismo de pensamiento, sino que forma, construye, el conjunto de lo que piensa. Se adapta a un tipo de lenguaje, no de verdad, lo cual ocurre hoy insistentemente en el discurso económico. Considera necesario manejar varios tipos de lógica para pensar comprensiva y creativamente. Para Piaget conocer un modelo lógico es saber sus límites. Muchas veces se confunde la lógica con la argumentación, lo cual da lugar a soluciones equivocadas. Esto afecta de lleno al debate sobre la RB, pues muchos economistas que están a favor de la implantación de esta medida aplican un único modelo de lógica y pretenden su financiación con el mismo modelo de la era keynesiana, manteniendo como fuente del dinero necesario la modificación de la base tributaria, cuando es necesario encontrar una forma específica que emane de la realidad de la cual surge la necesidad de aplicar la RB, como es la tasa RB y otras medidas complementarias, que veremos a continuación.

Como bien dice Fabián Estapé, con su retranca al hacer comentarios incisivos, y que ha dejado escrito en su obra "El juego de vivir. Recuerdos de un economista", la Universidad ofrece una formación utilitaria, en la que el éxito se mide en función de los contratos. Propone como antídoto fomentar el diálogo, la creatividad y la crítica. Algo que cuando he hablado con él me comenta que brilla por su ausencia. Lo cual impide que se entiendan e investiguen nuevas ideas.

La desconexión de las ciencias económicas y de las ciencias en general con la realidad es otro mal endémico que padece nuestro modelo educativo. Por lo tanto cuesta mucho entender nuevas referencias que son necesarias de aplicar. Sobre este asunto el pedagogo brasileño Paulo Freire desarrolla un modelo pedagógico que parte de la idea de que para enseñar hay que entender la realidad en la que se vive. Esto es esencial para la historia, la biología, y demás, pero es especialmente importante para el estudio de la economía.
Recuerdo que algunos profesores y eminentes economistas se echaron las manos a la cabeza al incluir en mi libro sobre los fundamentos de la RB como factor del mercado laboral las influencias y amistades. Les propuse que hicieran una correlación sobre cien personas y ver cuántas no deben su puesto de trabajo a este factor. Todos superaron en sus listas el 85%. Me dieron la razón, pues les afectaba a ellos mismos, pero me dicen: eso no se puede enseñar. Te preparan para entrevistas de trabajo, para hacer test, etc. y luego hay factores que son los que funcionan en la realidad. Lo grave es que sucede lo que enseña Freire, en tanto y cuanto los adultos llegan a pensar con lógica y conceptos por el proceso de aprendizaje, pero pocos lo correlacionan con la realidad concreta. Sucede algo que está pasando hoy en la economía: cuando la realidad cambia la lógica y los conceptos al uso impiden que se vean las nuevas realidades que surgen. Así, con relación a la RB, la teoría aprendida ( y su consecuente lógica) no encaja con los fenómenos de la economía real.

Recientemente el profesor de química de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y vicedecano de la Universidad Politécnica de Madrid, Gabriel Pinto, está empeñado en involucrar el aprendizaje de la química con la vida cotidiana. Observa la necesidad de entroncar lo que enseña con cuestiones directamente relacionadas con el entorno del estudiante. El tema parece que viene de lejos, pues recoge una cita de hace dos mil años, de Petronio, en su obra el Satiricón: "la razón por la que los jóvenes salen tan ignorantes de las escuelas es porque no han entendido el contacto con nada de alguna utilidad en la vida diaria".

Durante mis conversaciones en Moralzarzal (Madrid) con este profesor, mi hermano Gaby, comentó que cuando salió titulado de la Universidad no supo que NH3 se refería al amoniaco, que CaSO4·2H2O es el yeso, NaClO la lejía o Na2O.CaO.Na2O el vidrio. Aún hoy llegan a su Facultad alumnos que no saben que no todos los conocidos como plásticos lo son, o que el vidrio de una ventana no es un cristal y, sin embargo, el hielo sí lo es. Es triste que cuando expone su trabajo muchos profesores le preguntan que si al aplicar sus conclusiones les van a pagar más.

Joseba Arregi escribe un artículo muy interesante en el que plantea el debate sobre nacionalidades como un problema nominalista, al diferenciar "nación" como palabra o como realidad. El nominalismo, comenta, separa el nombre de la realidad. Observa la importancia de tomar conciencia de este fenómeno del lenguaje, pues el nominalismo surgió para legitimar las monarquías nacionales frente al poder del Papado. En definitiva, advierte, el nominalismo encierra cuestiones de poder sumamente graves, pues el lenguaje tiene el poder de definir la realidad, el cual viene a ser una especie de hipóstasis, o sea el poder que soporta los demás poderes. Y ciertamente en economía muchos debates transcurren en discusiones sobre palabras y teorías nominales.

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