EL DEDO DE AZNAR

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Publicado en ADN.es

Nos vamos construyendo alrededor de nuestros cinco sentidos: son nuestros tentáculos que absorben, emanan, reciben y expresan. Cada uno tiene una función única y maravillosa. Y cuando los cinco se apagan, se entra en coma, que es la vida en nada.

En nuestros dedos se concentra el sentido del tacto, ese que siempre, necesariamente, se establece desde el contacto. Por ello, es un sentido que requiere proximidad y convivencia, y cuando se establece desde la pasión correspondida, multiplica nuestra esencia. Porque el tacto, transmitido desde unas huellas de identidad únicas e irrepetibles, concentra nuestra conexión más profunda con otras vidas. El tacto estrecha, abraza, multiplica y a veces rechaza. El tacto compromete.

El pasado jueves, en la Universidad de Oviedo, unos estudiantes mostraron su rechazo absoluto al ex presidente Aznar. Aquella guerra inventada -¡es lógico!- la historia jamás se la perdonará. Y el hombre, en lugar de mostrar un político silencio, como hicieron sus compañeros del trío de las Azores ante lanzamientos de zapatos y pancartas mil, evidenció al mundo su personal sentido del tacto al izar su dedo corazón en una posición que todos sabemos lo que significa: "Métanse su criterio en el culo".

Después de las Azores, las manos de los tres quedaron pringadas para siempre. Después de Oviedo, el tacto de Aznar, además, ha quedado untado de su propia mierda.
 
Ángela Becerra, escritora colombiana, residente en España desde 1988. Su última novela, “Ella, que todo lo tuvo” obtuvo el Premio Planeta-Casa América 2009.

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