MODELO DE PROTECCIÓN SOCIAL

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Santiago Niño Becerra, en 'El País'

Entre los días 11 y 20 del pasado mes de Abril el periódico El País estuvo publicando una serie de artículos-análisis en la que abordaba la viabilidad y posible evolución del Modelo de Protección Social y que comúnmente es conocido como Estado del Bienestar (el continente, como en otras ocasiones, ha acabado por dar nombre al contenido: el Estado del Bienestar es la situación de bienestar en la que el sistema económico ha estado instalado en las últimas décadas, un estado que se ha caracterizado por una serie de manifestaciones, entre ellas, el Modelo de Protección Social).

Evidentemente, les recomiendo encarecidísimamente la lectura de la serie completa: invita a meditar y a plantearse cosas. A continuación les traslado mis reflexiones, algunas de las cuales ya me habrán leído Uds. aquí.
- De entrada y fundamental: si este tema se está abordando ahora, del modo como se está abordando y se tiene en cuenta todas las personas que lo están abordando y en todos los ámbitos en que se está abordando, puede concluirse que es porque el Modelo de Protección Social se halla en una situación crítica, terminal, no lo sé, pero sí crítica; me remito a un hecho: esta situación por la que está transitando actualmente la economía mundial ha sido comparada con al recesión de 1973, buceen en las hemerotecas e intenten encontrar algún análisis de la época que contenga la décima parte de preocupación en relación al de cualquiera de los análisis que en relación al Modelo de Protección Social comparable a los que hoy, sobre el tema, se elaboran.
- El Modelo de Protección Social fue fruto de una doble necesidad: generar PIB (más PIB) en la atmósfera de pleno empleo que se instaló en el mundo tras la II Guerra Mundial, y, en la parte occidental de ese mundo, darle algo a la población que le brindara seguridad y que temiese perder ‘si se portaba mal’, es decir, algo que a ‘la gente’ le permitiese producir y consumir y que le impulsase a ser un good boy; en otras palabras, no hubo, entiendo, ni una brizna de sensibilidad o solidaridad en el acto de implantar el Modelo de Protección Social, tan sólo puro utilitarismo y pura eficiencia ya que así es como entonces ésta era entendida: no podía serlo de otro modo. (De ahí la frase de que ‘la URSS ayudó al mundo obrero’).

- El Modelo de Protección Social no fue ‘el Modelo Europeo’, salvando todas las distancias convenientes recordemos el Fair Deal de Harry Truman y los Great Society Programs de Lyndon Johnson, lo que sucede es que en USA debido a su cultura, a su mentalidad, a su historia y a su propia evolución, las cosas pudieron ser hechas de otra manera, de una manera ‘más pura’ desde la óptica capitalista y desde la cultura del esfuerzo. El famoso “Enriquecerse es honroso” de Deng Xiao Ping es un invento USA: la tierra de oportunidades para el que puede / sabe llegar, para quienes no …

- Hoy el Modelo de Protección Social que hemos conocido, que conocemos no es sostenible, ni necesario. No es sostenible porque la tecnología sanitaria es infinitamente más cara que hace 40 años, porque está admitido que un chico o una chica tienen que tener acceso a una serie de servicios que en los 50 eran inimaginables, porque un jubilado hoy debe recibir un trato y una atención imposible tras la II Guerra Mundial, porque hoy el desempleo del factor trabajo ha alcanzado cotas no presumibles entre 1955 y 1975. Cuando el Modelo de Protección Social fue instaurado se convirtió en la marihuana, en el diacepán, en el ibuprofeno, en la aspirina de la clase media, de hecho la clase media tal y como hoy la entendemos nació con él, pero en el fondo en Modelo de Protección Social pretendió reformar muy poco; de hecho el Modelo de Protección Social no fue -aún lo es- más que el paliativo de algo imposible. Eduardo Haro Tecglen escribió: “El Estado del Bienestar no fue más que una socialización de la caridad sin que se abordara nunca el tema imposible de la justicia” (‘Locos’. El País 16.10.1998).

- El objetivo fue hasta hace muy poco -aún se sigue diciendo que lo es- generar más PIB, cuanto más mejor, y para ello hacía falta ocupar a toda la población activa que fuese posible, y ello en una atmósfera de catálogos limitados de bienes y servicios y de esperanza de vida acotada; como contraste, en el mañana que cada vez es más hoy, para generar el PIB que sea conveniente cada vez está haciendo falta menos población ocupada, los catálogos de bienes han sido infinitos y la esperanza de vida se ha proclamado que podía ser bíblica, hasta ahora. El Modelo de Protección Social fue diseñado y construido entonces: corresponde a una situación que ya no se da ni volverá a darse jamás.

- Todo lo anterior debe ser entendido a nivel general, pero el ajuste fino pone de manifiesto las diferencias nacionales, zonales, regionales: las diferencias en la renta disponible per cápita, en el gasto sanitario por persona, en el modo de utilización, … Claro, claro, en España se gasta menos en sanidad por persona residente que en Suecia: sobre su PIB, el 20,0% España, el 32,9% Suecia, pero Suecia tiene una estructura de PIB que da lugar a un valor añadido que permite una presión fiscal mucho más elevada: 50,1% en Suecia, 36,0% en España, lo que puede financiar un gasto sanitario más elevado, mayor gasto sanitario que se ve complementado con una cultura ciudadana más responsable y que cuenta con una administración pública más organizada. Eso fue así hasta el 2008, como máximo: de entonces son esos números, a partir de ahí el declive, en Suecia y en España, si. España nunca podrá tener el Modelo de Protección Social que Suecia ha tenido, ni Suecia podrá continuar con el que ahora tiene, ¿por qué?, pues porque la realidad económica de Suecia nada tiene que ver con la de España ni la que mostrará Suecia mañana con la que muestra Suecia hoy.

- Evidentemente, nadie quiere volver al capitalismo manchesteriano y menos que nadie los capitalistas, entre otros motivos porque ya no tiene sentido hacer trabajar doce horas diarias a niños de ocho años: ya no es necesario, es decir, es factible pensar que continuará funcionando una versión light del Modelo de Protección Social o una versión reducida, mínima, pero con una filosofía muy diferente: “El Estado de bienestar del siglo XX trató a los ciudadanos como iguales. El del siglo XXI les tiene que tratar también como individuos”; son palabras de Tony Blair, en el momento primer ministro del Reino Unido, en el congreso del Partido (New) Laborista del 2002 celebrado en Blackpool. (El País 02.10.2002). Supone pasar de un modelo en el que el Estado es el protagonista a otro en el que la responsabilidad se halla en el individuo. Puede estar bien, o no, pero un cambio así tiene consecuencias. (Por otra parte, ¿suscribiría hoy Mr. Blair el ‘también’ que pronunció hace diez años?).

- ¿Qué consecuencias?. La población quedará muy polarizada al desaparecer los efectos igualitarios inherentes al Modelo de Protección Social; la esperanza de vida decrecerá al reducirse el gasto en protección social: el sanitario, si, pero no sólo; puede deducirse que crecerá la pobreza, aunque menos de lo podría pensarse debido a que los incrementos de productividad permitirán cosas que hoy pueden parecer muy lejanas. Sin embargo y haciendo todas las consideraciones que se quieran hacer, puede concluirse que, en términos generales, mañana la persona media vivirá peor de lo que hoy vive: mañana: desde ya; ¿por qué?, pues porque el Modelo de Protección Social, por lo que llevamos diciendo, está en retroceso … debido a que ese estado de bienestar, ese ir a más, que el sistema inició en los 50 está declinando.

- Ahora, con una crisis sistémica llamando a la puerta, es muy fácil decir que el Modelo de Protección Social es insostenible, pero ya lo era hace veinte años: lo era su tendencia. En España, si añadimos el impacto en el Modelo -no tanto presente, que también- de los cinco millones de inmigrantes que fueron traídos para levantar pisos y para ordenar las tumbonas de las playas, el círculo acaba por cerrase. Voces ha habido desde hace años, pocas, y nadie las escuchaba: “Se extiende la idea de que el sistema sanitario, que tiene recursos limitados, no va a poder afrontar la creciente demanda derivada del envejecimiento de la población y el aumento de las patologías crónicas. Y ante este conflicto, se perfilan dos posturas: la del utilitarismo, que propugna maximizar el beneficio para el mayor número posible de pacientes, lo que significa dar prioridad a quienes más se pueden beneficiar de un tratamiento, y la de la ética de la igualdad, que defiende que hay que repartir los recursos igualitariamente entre todos, es decir, de forma equitativa”. Son palabras de Carlos Alvarez Dardet, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Alicante y, en el momento director de la revista Journal of Epidemiology and Community Health. (M. Pérez Oliva, “El enfermo como culpable”. El País Salud 08.07.2003).

- Nosotros somos los nietos de un modelo agotado. Tras la II Guerra mundial se puso en marcha un nuevo modo de hacer las cosas que partía de la base de producir de forma creciente dando por supuesto que alguien, en alguna parte, consumiría lo que se estaba produciendo. Cierto que hasta finales de los 70 el acento se puso en la demanda y que desde comienzos de los 80 fue puesto en la oferta, pero, en el fondo, tanto daba: ¿cuál es la diferencia entre que alguien consuma porque ‘le van incrementando el salario’ o porque ‘le van aumentando la capacidad de endeudamiento’?. Con el Modelo de Protección Social sucedió lo mismo. Cuando el acento estaba puesto en la Demanda, cuanto más Modelo de Protección Social mejor porque la población ocupada estaba protegida y producía y consumía más y porque había más PIB para pagarlo, pero cuando el acento se puso en la Oferta, también, de alguna manera, cuanto más Modelo de Protección Social mejor porque la ingeniería financiera proveía de los instrumentos para pagarlo, y también bajo la óptica de la Oferta el Modelo de Protección Social generaba mucho PIB. ¿Qué en USA no había Modelo de Protección Social?, OK, pero había endeudamiento fácil: ¿quién inventó las subprime?

- Hoy todo eso se ha acabado: el PIB, el volumen de PIB tiende a menos: menos actividad, más desempleo, menos consumo; pero la productividad tiende a más, el problema estriba en que con productividad ya no se puede pagar el Modelo de Protección Social que teníamos porque ya no es necesaria tanta población ocupada: el origen y el destino del Modelo de Protección Social.

- Los salarios, las remuneraciones: la tendencia: muy elevadas para aquellas/os trabajadoras/es necesarias/os para generar alto valor con una muy elevada productividad trabajando el tiempo que sea necesario cuando sea necesario y donde sea necesario (¿’conciliación de la vida profesional y familiar’, qué es eso?); muy reducidas para quienes temporalmente contribuyan a la generación de PIB a través de su participación de bajo valor. Un número muy reducido de las primeras y de los primeros (ahora es cuando llegará la verdadera oportunidad para la mujer: importará el rendimiento, no el género, pero unas y otros deberán escoger: profesión u otras cosas). En un escenario como ese, ¿cómo puede, no ya incrementarse, sino mantenerse un Modelo de Protección Social como el actual?.

- La tasa de temporalidad: se dice que el trabajo con contrato temporal es la lacra del modelo: reducido en Europa, muy elevado en España, aunque pienso que el trabajo temporal español es ‘nuestro’ trabajo a tiempo parcial. Bien, pienso que el trabajo temporal, ya lo hemos comentado, no va a menos, sobre todo no en España, pero es que en el resto de países va a más; porque: a) al tenderse a generar el PIB que sea necesario en cada momento debido a que el desperdicio tiende a cero y la eficiencia al máximo, aceleradamente se tiende a contratar al factor trabajo que sea necesario cuando sea necesario, y b) como la tecnología tiende a ser más productiva a la vez que su uso se simplifica (y su precio se abarata), la productividad tiende a crecer exponencialmente, por lo que crecientemente se tenderá a la optimización continuada en el uso de commodities, entre ellas el factor trabajo. Esto, se mire como se mire, no favorece en nada al actual Modelo de Protección Social. 




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