¿ES LA CONFORMIDAD LA CAUSA DE LA DESIGUALDAD?

|


Andres Schuschny

Seguimos a la manada, pensando que ella nos sigue:

En un reciente estudio, que se publicó en la revista ‘Neuron’, se proporciona una explicación a la tendencia humana a guiarse por la conducta de los otros, a lo que se suele llamar laconformidad social. Muchas investigaciones anteriores demostraron el sutil efecto de la opinión de los grupos sobre los juicios individuales y no hay duda de que las personas examinan la conducta y los juicios de los otros en busca de información sobre lo que se considera una conducta aceptable y esperada.

Sin embargo, lo hallado por Vasily Klucharev, director del estudio citado y experto en neurociencia social de la Universidad de Radboud (Holanda), muestra que dicha conducta no sólo tiene bases psicosocio-culturales sino neurológicas también. Queda claro que a menudo cambiamos nuestras decisiones y juicios para seguir la conducta normativa del grupo, seguimos a la mayoría casi por pulsión natural. El grupo de Klucharev se planteó la hipótesis de que la conformidad social podría estar basada en el aprendizaje por refuerzo y que un conflicto con la opinión del grupo podría desencadenar una señal de “error de predicción“. Un error de predicción es una diferencia entre los resultados esperados y los obtenidos e indicaría la necesidad de un ajuste de conducta.

Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional para examinar la actividad cerebral en sujetos cuyos juicios iniciales de atractivo facial estaban abiertos a la influencia de un grupo de opinión. En concreto, examinaron la zona cingulada rostral y el núcleo acumbens. Se cree que la zona cingulada rostral participa en el control de la conducta y que el núcleo acumbens anticipa y procesa las recompensas y el aprendizaje social.

Según cuenta Klucharev: “el presente estudio explica por qué a menudo automáticamente ajustamos nuestra opinión en la línea de la opinión mayoritaria. Nuestros resultados también muestran que la conformidad social está basada en mecanismos que obedecen a un aprendizaje de refuerzo y que están reforzados por la actividad de control de error neuronal que avisa de lo que es probablemente el error social más importante: ser demasiado diferente a los demás“.

Que significa esto, que los científicos han detectado raíces biológicas relacionadas con el cerebro, que está estructurado para seguir la moda o mimetizarse. El estudio establece que cuando las personas tienen opiniones divergentes, sus cerebros producen una señal de “error” en las zonas del cerebro citadas. Los análisis de Klucharev establecieron que desviarse de la opinión mayoritaria es procesado por el cerebro como un castigo: la zona cingulada anterior se vuelve extremadamente activa, ya que el sistema nervioso detecta un error y el núcleo accumbens se vuelve más lento, haciéndonos notar la diferencia. Nuestros cerebros están perfectamente sintonizados con lo que los demás piensan de nosotros, alineando nuestros juicios para que encajen con el de los demás.

La conformidad social como generador de la desigualdad social

Ahora bien, en el título de este post, planteo la relación entre esto y la desigualdad social. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?

A pesar de nuestra inherente libertad de elegir, de nuestro supuesto libre albedrío, como lo muestra Klucharev, buscamos la conformidad frente a nuestros semejantes, eso nos hace seguir la moda, mimetizarnos con los demás, plegarnos a la manada y, postulo yo, que eso es causalmente lo que crea desigualdad. Supongamos que la gente puede elegir entre un conjunto relativamente pequeño de opciones sobre alguna cuestion: varios almacenes donde comprar, varios artístas o músicos a quién escuchar, varios twitteros a quien seguir, varios sitios web o blogs que leer, varias marcas con las cuales identificarnos y elegir, etc.

No importa cuán desde cero se parta (y si pensamos en muchos de estos ámbitos suelen empezar literalmente desde cero) o cuán equitativamente distribuida esté la riqueza inicial de los participantes de estas competencias, a poco de andar las desigualdades se disparan ya que algunas opciones podrán sacar ventaja de las diferencias azarosas de la probabilidad y una vez disparada esta diferencia, la elección de la mayoría conformándose mutuamente, torcerá la balanza en favor de ella.

La elección de una persona afecta la elección de otra, por lo que se genera, lo que Albert Lazlo Barabasi llamó como premiación preferencial (preferential attachment) que amplifica y refuerza la opción de la mayoría. El ganador se lleva todo: un blog, un famosillo en Internet, un emprendedor serial, un rico y famoso, una banda, una marca, un megaSupermercado, según el caso, devendrá en famosillo y los demás, los perdedores, sólo se quedarán con las migajas de un proceso de selección social que se genera casi por acción del azar y la oportunidad.

En contextos en los que las personas son libres de elegir entre muchas opciones, un pequeño subconjunto de estas serán las adoptadas y se cargarán con la mayoría de los beneficios. La dínamica de la complejidad inherente genera una brecha creciente entre lo más popular y lo que queda fuera de competencia.

Así como en Internet, algunos sitios son hubs o nodos concentradores de tráfico, en la realidad offline, algunas empresas o personas, que devienen en famosillos, se convierten en conectoras / receptoras de oportunidades. Se trata de aquellos que solemos identificar como los ricos y famosos. El principio de organización que da lugar, de manera casi natural, a este tipo de mecanismo generado de desigualdad se puede resumir diciendo que: la probablidad de incrementar un estado de acumulación (sea en el ámbito que sea) depende de lo previamente acumulado.

La concentración de la riqueza, la fama, el éxito, o lo que se considere, pues, se generará de forma prácticamente natural. No importa cuán equitativa sea la distribución inicial de riqueza, con el paso del tiempo y dada nuestra tendencia a seguir a la mayoría, a descansar y conformarnos en la decisión de los demás, es prácticamente imposible evitar semejante concentración de “ingresos”, “tráfico”, “fama”, “consumidores”, etc.

La desigualdad es la tendencia natural y casi inevitable de este proceso. Esto que estoy afirmando es pavoroso pero es así como se organiza la complejidad distributiva de la realidad.

Si bien estos principios generativos de estados sociales caracterizados por la desigualdad fueron confirmados en años recientes estudiándo empírica y teóricamente redes de diversa índole, ya hace mucho que se intuía de todo esto. Hasta en la mismísima biblia (Mateo 13, 12; Mateo 25, 29; Lucas 8, 18; Lucas 19, 26), se plantea en numerosos pasajes algo así como: “al que más tiene más se le dará y al que menos tiene, hasta lo que tienes se le quitará”.

Queda para un próximo post procurar encontrar la forma de escapar (si es que es posible) de esta lamentable tendencia natural a la generación de estados de acumulación desigual. ¿Será combatiendo el poder paralizante de la conformidad y recuperando la energía que emana de compartir, conscientemente?

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

©2009 ECONOMÍA PARA LAS PERSONAS | Template Blue by TNB