AUTOGESTIÓN PARA SALIR DE LA PRECARIEDAD EN BARCELONA

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Muchas de las entidades y colectivos que colaboran con DIAGONAL en la capital catalana tienen como nexo común su inclusión dentro de la economía social. Hablamos con Trèvol, El Lokal, Acció Cultural, La Ciutat Invisible y la tetería Malea.


'DIAGONAL' - LUNES 4 DE OCTUBRE DE 2010.  NÚMERO 134
Los cinco proyectos entrevistados tienen como denominador común la apuesta por otro tipo de trabajo, sin patrones y organizado de forma horizontal. Quizá el ejemplo más ilustrativo sea la cooperativa de mensajería Missatgers Trèvol SCCL. Según nos relata su integrante Eduard Sabadell, el origen de esta empresa con 46 trabajadores e inspiradora de muchas cooperativas del sector se sitúa en la primera huelga de mensajeros. Tras el inicio de la externalización de los servicios de mensajería, en 1984 los empleados de Mensajeros Radio (actual MRW), se convocó un paro al que la empresa respondió con despidos. Posteriormente se ganó el conflicto, pero ya no importaba tanto pues “se había gestado otro sueño (…) imparable: no volver a depender de ningún otro patrón y autogestionarse”, señala Sabadell.


Era el nacimiento de Trèvol, que ocho años más tarde volvió a ser pionera: sustituyó las motos por bicicletas. En 1996, incorporó el servicio de limpieza con “utilización exclusiva de productos ecológicos”, para ayudar a una cooperativa en crisis. El proyecto más reciente es la distribución de productos de mercado social a través de internet y con una tienda física.
Trèvol no se queda en su actividad profesional. A lo largo del tiempo se ha ido implicando en movimientos sindicales (luchas del sector del transporte), ecologistas o antimilitaristas (campaña contra la OTAN en los ’80 o contra la guerra de Iraq en 2003). Además, la cooperativa cuenta con un “Fondo de Solidaridad” con el que se apoya a ONG o campañas concretas a favor de los damnificados por el huracán Mitch o las comunidades indígenas de Chiapas. Todo con el objetivo, según Sabadell, de “contribuir a transformar esta sociedad inviable e insolidaria en una que no explote ni a la persona ni a la naturaleza”.
El nacimiento de El Lokal se sitúa cercano en el tiempo al de Trèvol. Es en 1987 cuando ocho personas militantes del Ateneu Llibertari del Poble Sec decidieron crear la Associació Cultural El Raval y abrir un espacio físico en ese barrio popular e histórico de Barcelona. Según indican Iñaki García y Miguel Ángel Toledano, en la actualidad la prioridad de El Lokal es “mantenernos, pues son momentos difíciles para resistir”. A pesar de ello, siguen activos y relacionados con las iniciativas populares del barrio, como la Coordinadora contra la Especulación del Raval o las Festes Alternatives barriales. En 2005, entró a formar parte del colectivo el periódico bimestral y gratuitoMasala, que tras nueve años de historia cuenta con una tirada de 8.000 ejemplares que se distribuye en el centro histórico de la ciudad. Masala se centra en los conflictos urbanísticos y la situación de los migrantes. En él se publican artículos en árabe y urdu “para hacerlo accesible a todas las personas migradas que viven en estos barrios”.
De tradición libertaria es también Acció Cultural, formada hace cinco años por “gente que ya andaba harta de organizar conciertos y vender alcohol para poder mantener sus respectivos proyectos”, recuerdan para DIAGONAL Aina Asín y Luis Miguel Martín. Actualmente Acció Cultural dispone de una editorial, una distribuidora de libros y una librería asociativa llamada Aldarull, entre otras patas del proyecto, que cuenta con apoyo económico por parte de la cooperativa de servicios financieros Coop57. Acció lleva a cabo unaextensa programación cultural, como indican sus próximas convocatorias: este mismo octubre, unas jornadas sobre la autogestión de la salud y, el próximo mes, unos actos de celebración de la revolución mexicana.
Por su parte, La Ciutat Invisible es “un proyecto cooperativo y autogestionado que tiene como objetivo la investigación, creación y difusión de contenidos críticos relacionados con la economía social y solidaria, así como con prácticas sociales de reapropiación urbana a nivel local”, según Iván Miró, quien señala que sus tres líneas de trabajo son la librería (situada en el barrio de Sants desde 2005), la comunicación gráfica y la investigación. Junto con la Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya, La Ciutat Invisible desarrolla el Projecte Barri Cooperatiu, cuyo objetivo es difundir el cooperativismo. En la actualidad, el proyecto prepara un libro sobre el punk barcelonés de los años ’80 y otro sobre las cooperativas obreras de consumo en Sants desde finales del siglo XIX hasta el final de la Guerra Civil.
En Barri Cooperatiu también participa la tetería Malea, una cooperativa autogestionaria constituida en 2005 al “dar el gran paso de la precariedad asalariada a la construcción de una alternativa laboral digna y colectiva”, como indica Maria Casado. Justo en este mes de octubre, Malea ha iniciado una nueva etapa al ampliar su tienda con productos ecológicos y nuevos servicios. Malea participa, indica Casado, en la iniciativa de crear una “coordinadora de compras que facilite tanto la tarea del productor como del consumidor, rebajando costes de transporte, simplificando la distribución y la gestión de los pedidos”.
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Asamblea de miembros de Trèvol
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Entrada de El Lokal.
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Interior de la librería Aldarull
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Entrada de la tetería Malea

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