LAS EJECUCIONES HIPOTECARIAS EN ESPAÑA PUEDEN SIGNIFICAR UNA DEUDA VITALICIA CON EL BANCO

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Artículo del New York Times, visto en 'La mirada del mendigo'

En España, las casas son embargadas pero la deuda permanece.

Manolo Marbán, de 59 años, aún está viviendo en su casa de Toledo y yendo a trabajar a la pequeña peluquería para mascotas que compró en el 2006, cuando se vio arrastrado por la vertiginosa explosión del mercado inmobiliario español.

Pero el Sr.Marbán ya no posee ninguna de las dos. El banco embargó ambas propiedades el pasado Abril, y el está esperando a que el juez decrete su desahucio. Para muchos usamericanos, enfrentarse a la ejecución de una hipoteca es el final de dicha hipoteca. Pero para el Sr.Marbán y para miles más aquí, es sólo el principio de sus problemas. Cuando se subaste su propiedad, el aún tendrá una deuda con el banco de más de 100.000€. “Tendré que trabajar para el banco el resto de mi vida” dice el Sr.Marbán con lágrimas en los ojos. “Nunca podré poseer nada, ni tan siquiera un coche”.

Los excesos del sector inmobiliario y bancario en España fueron muy similares a los de Estados Unidos. La construcción tuvo un crecimiento desmesurado, los precios crecieron a un ritmo asombroso y los bancos concedieron préstamos al mismo ritmo; a menudo, a clientes como el Sr.Marbán, que hipotecó su casa para financiar la hipoteca de su negocio. Pero aquellos días terminaron. España tiene ahora la tasa de desempleo más alta de la zona euro (20%) y los precios inmobiliarios están cayendo. Para muchos españoles que no son capaces de pagar sus hipotecas, la letra pequeña en los contratos que firmaron hace algunos años los está atrapando.

No sólo los hipotecados españoles son personalmente responsables de satisfacer la suma total de la deuda, sino que además incurren en intereses de demora y miles de euros de gastos en los tribunales, y la gente puede acabar, como el Sr.Marbán, enfrentándose a una montaña de deuda. La bancarrota no es la solución, tampoco. Las deudas hipotecarias están explícitamente excluidas de una declaración de quiebra.

“Efectivamente, tu nunca puedes deshacerte de esta deuda” dice Ada Colau, una abogada de derechos humanos que trabaja para Plataforma, un nuevo grupo de abogados para dar apoyo legal a propietarios y para impulsar una reforma en la legislación hipotecaria española. “Otros países en la Unión Europea también tienen hipotecas personales, pero tú puedes ir a juicio y obtener una quita. En España no.

Varios partidos de la oposición han presionado en el Parlamento para que se enmienden las leyes de ejecución hipotecaria españolas, incluyendo la posibilidad de que se pueda saldar una deuda hipotecaria con el banco devolviendo la propiedad que constituía la garantía hipotecaria. Pero el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se ha opuesto a un cambio tan importante en las prácticas bancarias. Fuentes del gobierno dicen que el sistema español de garantías personales salvó a sus bancos de los trastornos vistos en los Estados Unidos.

“Es verdad que estamos viviendo la resaca de la enorme borrachera inmobiliaria” dijo Marcos Vaquer, quien era el vicesecretario del Ministerio de la Vivienda hasta la remodelación del gobierno de la semana pasada. “Y es verdad que demasiados españoles cargan con una deuda excesiva. Pero aquí no hemos visto los problemas de los EEUU porque aquí las garantías son mucho mejores”.

Los inmigrantes que vinieron a este país durante los años felices y fueron los primeros en perder su trabajo al cambiar las tornas, son con mucho los principales afectados. Jaime Abelardo llegó a Barcelona desde Ecuador en 1999 con la promesa de un trabajo en un almacén. Unos cuantos años más tarde, pudo permitirse traer a su familia y comprar un pequeño apartamento. O eso es lo que creía. Dos años después fue despedido. Él se lamenta de no haber sido más precavido. Aún no es capaz de sobreponerse a los números impresos en papeles manoseados que ha ido recibiendo del banco.

Dicen que él debe ahora cerca de 260.000€, que incluyen unos 77.000€ de costas, incluidas las del banco, dice su abogado. El compró el piso por menos de eso; cerca de 220.000€, cree, aunque algunos aspectos del trato nunca le quedaron claros. Su mujer le ha abandonado. Su prestación por desempleo está próxima a agotarse. Él quisiera regresar a Ecuador con sus cuatro hijos, pero no tiene dinero. “Estoy pensando en pegarme un tiro”, dice.

Se estima que 1,4 millones de españoles están expuestos a un embargo, de acuerdo a una asociación de defensa del consumidor, Adicae. Las cifras de los juicios por embargo muestran que los números se están incrementando rápidamente. En 2007, había sólo 26.000 embargos. El año pasado, hubo más de 93.000. Indicadores avanzados sugieren que habrá aún más en el 2010.

Un reciente estudio de Standard&Poor’s mostró que el 8% de las propiedades residenciales valen menos que el montante de su hipoteca. Y con los precios en caída continua, los expertos consideran que esta cifra podría alcanzar el 20%.

Hay abogados que dicen que los procedimientos de embargo dan una gran ventaja a los bancos, garantizando virtualmente que los morosos acaben debiendo grandes cantidades de dinero después de perder sus viviendas.

Los bancos tienen el derecho de sacar las casas a subasta. Si no aparecen compradores, como suele ser el caso estos días, el banco puede adquirir la propiedad de la casa por el 50% de su valor, estimado según el valor en el momento de la firma, o actualmente, dependiendo de lo estipulado en el contrato. El banco tienen entonces 15 años para perseguir al propietario.

Si el banco inicia un procedimiento en algún momento, el reloj se vuelve a poner a cero, dicen los expertos. Mientras tanto, el banco puede cobrar los intereses de esa deuda.

Montse Andrés Sabaté, una abogada de Ausbanc, una asociación de consumidores especializada en servicios bancarios, dice que los bancos suelen cargar un 5% o 6% de intereses, pero en ocasiones mucho más. “Hemos visto el 18% o incluso el 19%”, dice la Sra.Andrés.

Y entonces es un asunto de garantes. Los banqueros presionan a los propietarios para que encuentren quien les avale, en el momento de firmar la hipoteca o cuando empiezan a tener problemas para pagar las letras. Mario Gonzálvez, un camionero, le pidió a su hija de 23 años que actuase como garante cuando hipotecó su piso en Barcelona para comprar un camión hace tres años. De aquella, ella ni tan siquiera tenía un trabajo, y el pensó que era sólo una estúpida formalidad. Ahora, ella se enfrenta a una vida pagando sus deudas.

“Ella ni tan siquiera podría heredar nada de su madre porque el banco se lo embargaría”, dice el Sr.Gonzálvez. “Nadie se explica esto”.

Al principio de la crisis, dicen los expertos, los bancos fueron indulgentes con los inmigrantes que no tenían recursos y aceptaron la propiedad como pago de la deuda. Pero algunos abogados dicen que ahora son más severos. Según la ley, los bancos tienen el derecho de embargar una parte de la nómina si ésta supera los 600€ al mes.

Santos González Sánchez, el presidente de la Asociación Hipotecaria Española, dice que es la obligación de los bancos hacerlo. “Esto ayuda a explicar por qué nuestras entidades financieras no han ido a la bancarrota”, dice.

Las hipotecas de responsabilidad personal son comunes en Europa. Pero los defensores sostienen que hay aspectos del procedimiento de ejecución hipotecaria español (cómo de rápido un banco puede embargar, los tipos de interés que pueden cobrar y el programa de refinanciación que pueden imponer) son particularmente severos. Este mes, incluso el partido del Sr.Zapatero votó a favor de una moción parlamentaria para retrasar los procedimientos de embargo.

El Sr.Marbán supo que estaba en un atolladero a los pocos meses de comprar la tienda de mascotas y su negocio empezó a decaer. Para evitar que el banco le embargara, le dio todo los que pudo reunir. Llegado el momento, incluso malvendió su coche para hacer frente a una letra. Incluso vendió una pulsera de oro de su mujer.

Pero no fue suficiente. Ahora, nunca podrá recuperar lo que tuvo.

“Es curioso, cuando finalmente perdí mi casa, pudo por fin conciliar el sueño”, dice. “A veces lloro, pero al menos puedo volver a dormir”.

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