EL AÑO NUEVO YA HUELE MAL

|

Ramón Lobo

El año llega con mal aliento. Acaba de empezar y ya huele a cuchillos en vuelo de formación, a más recortes sociales y a más pobres. Todo por el beneficio de los que siempre se benefician. En años así, en los que el sálvese quién pueda saca lo peor de cada uno, conviene andar por la calle bien parapetado. En años así toca vestir casco y chaleco antimoralidad para que los francotiradores no te disparen sermones. En años así hay que aferrarse a lo que uno siente y defiende para morir con las botas puestas y una risa de vivo colgada de los labios. Aunque solo sea por fastidiar.

La foto que encabeza esta entrada la he robado del muro del feisbuk de Carlos de la Calle, fotógrafo de las cosas invisibles.

No me gusta la sociedad que hemos creado; tampoco la mayoría de sus actores. No me gustan la renuncia a las ideas, a los sentimientos y a las utopías. Entre tanta ley de la selva y tanto caníbal, suelto y en comandita, aun queda un espacio enorme para ser feliz, otra forma de radical rebeldía. Para ser feliz, o intentarlo, que tampoco hay que exagerar, es necesario encontrar un mundo paralelo. El mejor de los que conozco es el de los navegantes, gentes que carecen de miedo a las tormentas, aunque sean perfectas, porque ya se ahogaron en todas.

Termino este post que podríamos llamar de felicitación de año con una foto enviada por un amigo. Tanta inteligencia solo puede ser napolitana.


0 comentarios:

Publicar un comentario

 

©2009 ECONOMÍA PARA LAS PERSONAS | Template Blue by TNB