EE.UU. DENUNCIA EL MAL FUNCIONAMIENTO DE LA SANIDAD CUBANA. LA SUYA NO PARECE PREOCUPARLE

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Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa

El periódico español El País, perteneciente al Grupo PRISA (que a su vez es propiedad en un más del 50% del fondo especulativo estadounidense Liberty, y vinculado también a Silvio Berlusconi), publicó el pasado 31 de enero un reportaje especial sobre la situación de la sanidad cubana basado en cables descubiertos por Wikileaks en los que Estados Unidos denunciaba su mal funcionamiento.

El diario español señala que la sanidad cubana refleja en la actualidad un “paisaje desolador”, a la vez que critica duramente las comparaciones que entre el sistema sanitario estadounidense y el sistema sanitario cubano hizo Michael Moore en su documentalSicko.

Una vez más, Estados Unidos vuelve a manifestarse sumamente crítica con los defectos de los demás sin manifestar al mismo tiempo igual rasero cuando se trata de evaluar su propio comportamiento.

Doble moral

Los dirigentes estadounidenses suelen clamar constantemente por los derechos humanos, pero callan cuando se violan por dictaduras amigas, que habitualmente suelen haber sido directamente impuestas por su gobierno o que cuentan con su complicidad y apoyo militar, político y económico. Le preocupa sobremanera que haya unas docenas de presos políticos en Cuba (que no debería haber) pero comercia sin problemas con China y otros países cuyos gobiernos llevan a cabo actuaciones mucho más lesivas para las libertades públicas; reclama a los demás respeto a los derechos humanos pero permite la tortura y actúa o legisla sin respetar principios elementales del habeas corpus en su propio país; llama a todos a defenderse del terrorismo pero luego acoge en su territorio a terroristas responsables de docenas de muertes, declara guerras contrarias al derecho internacional y sus propias agencias promueven el terrorismo cuando conviene a los intereses de sus grandes empresas; es extraordinariamente puntilloso con gobiernos legítimos y democráticos que abordan proyectos de progreso y mejor distribución de la renta pero al mismo tiempo da cobertura a regímenes sanguinarios y de ladrones como el de Arabia Saudí o el de Marruecos, por citar sólo a dos que no hagan la lista interminable; presiona, trata constantemente de derrocar y acaba, incluso a base de asesinarlos, con líderes libremente electos mientras que lleva al poder a docenas de gobiernos corruptos y responsables de cientos de miles de asesinatos en Chile, en Argentina, en Brasil, en Nicaragua, en El Salvador y en multitud de países más.

El poder que gobierna Estados Unidos y la política que lleva a cabo es la expresión paradigmática de la doble moral y del doble rasero. Con tal de que sus empresas ganen dinero se permite cualquier dictadura y la violación más sangrante y criminal de los derechos humanos. Pero si algún gobierno legítimo osa poner en peligro sus ganancias para repartir mejor la riqueza, aunque sea por medios estrictamente legales y respetuosos con la voluntad libremente expresada en las urnas de la ciudadanía, enseguida le estará acusando de violarlos. Y eso sí, todo eso sin mirar ni por un momento a lo que sucede en el propio interior de Estados Unidos.

Las declaraciones de dirigentes estadounidenses sobre la sanidad cubana y el intento de divulgar la idea de su mal funcionamiento es una prueba más de este comportamiento cínico de sus dirigentes y servidores.

No vamos a emitir ahora juicios de valor. Simplemente recurriremos a los datos de organismos internacionales para comprobar qué sistema sanitario funciona mejor o peor y cuál parece responder más satisfactoriamente a las demandas de la población.

Cuba es un país pobre. O quizá deberíamos decir que empobrecido, entre otras causas por el bloqueo ilegal e inmoral que Estados Unidos decretó hace años. Desde luego, es mucho más pobre que Estados Unidos, al menos, en recursos materiales.

Es por ello que puede dedicar muchos menos recursos al sistema sanitario, un conjunto de instituciones absolutamente necesarias para el bienestar de la población ya que al fin y al cabo de ellas depende la vida y el bienestar de las personas.

¿Quién puede usar el sistema sanitario?

Todos sabemos que Estados Unidos, la principal potencia económica del planeta, tiene inmejorables centros de salud que funcionan de manera ejemplar. Cuba también tiene algunos centros de salud que están en la vanguardia de la atención y la investigación médica mundial y dispone de un sistema general que compensa con profesionalidad e inventiva la escasez de recursos con que cuenta como consecuencia de tener un nivel mucho más bajo de renta y riqueza.

Pero la cuestión no radica en señalar quién tiene mejores centros hospitalarios o la mejor investigación sanitaria sino en saber quién puede usarlos, quién puede disponer de atención médica cuando está enfermo. Y ahí los datos son bastante elocuentes.

En Cuba cualquier ciudadano puede entrar a cualquier centro sanitario a recibir asistencia con independencia de su nivel de renta. Nada se le exige para entrar a cualquiera de ellos, sea más o menos bueno. Tiene derecho a ello simplemente por ser ciudadano o ciudadana cubanos. El nivel de cobertura es, por tanto, del 100%.

En Estados Unidos, por el contrario, los datos más recientes muestran que un 16,4% del total de la población no tiene atención sanitaria. Y esos porcentajes aún son mayores si se trata de grupos de población de menos renta, como se puede ver en el siguiente cuadro.

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