LA NUEVA AMENAZA NEOLIBERAL: "EL PACTO DEL EURO"

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Alberto Garzón Espinosa

Como muchos sabréis, yo soy de los que sostienen que la crisis económica que padecemos no es ni un accidente temporal ni tampoco parte de un ciclo económico que supone que la recuperación llegará necesariamente tarde o temprano. Para mí estamos viviendo una crisis estructural, que además no es sólo económica, y cuya resolución dependerá de la relación de fuerzas políticas.

Creo que de todos los escenarios posibles desgraciadamente el más probable a corto plazo es aquel que supone una reagudización del neoliberalismo y, por tanto, el mantenimiento de una crisis permanente. Y esto es así porque las medidas neoliberales que intentan recuperar la rentabilidad privada -afectada por la crisis- no tendrán éxito precisamente porque consisten en deprimir aún más la capacidad de consumo de familias y Estado.

Las reformas de ajuste estructural que se están aplicando en toda Europa nos están llevando a una nueva situación de regresión social que será también, por cierto, lo que siga alimentando el malestar que está llevando en estos días a la gente a la calle. En todo ese proceso, aplicado por los gobiernos nacionales pero dirigido en última instancia por los grandes poderes económicos (bancos y grandes empresas), vamos a perder derechos y por supuesto también nivel de vida.

La siguiente fase del plan de ajuste neoliberal es el pacto del euro. Un pacto contra el que la sociedad debería posicionarse claramente, y ningún sindicato debería transigir lo más mínimo. Perder en esta trinchera será entrar en una nueva edad media. Pero, ¿cuáles son los puntos básicos de este pacto? A continuación los más destacados:

- Evolución de los salarios paralelos a la productividad. Se trata de congelar la relación actual de salarios y productividad, por cierto sin tener en cuenta que durante estas últimas décadas la productividad ha subido mucho más rápidamente que los salarios. El objetivo último es mejorar la competitividad de la economía en su conjunto, y se exigirá “garantizar que la fijación de los salarios en el sector público contribuya al esfuerzo de competitividad en el sector privado”. Eso supondrá, como apunta Toledano en un artículo muy recomendable, que los salarios públicos caigan en términos reales para que los privados caigan después.

- Impulso al empleo a través de reformas fiscales y manteniendo ingresos totales. Eso significa que los impuestos directos caerán y subirán los indirectos. Probablemente veamos una subida del IVA y un descenso en las cotizaciones sociales. Dado que las cotizaciones sociales son parte del salario, estamos frente a otra rebaja salarial más.

- Finanzas Públicas. Reformas en el sistema de pensiones, que como sabemos ya se ha aplicado parcialmente en España pero que continuará en los próximos años. Además entraremos en un período de cuestionamiento más intenso de la sanidad y educación pública, y veremos medidas como el Copago (que debería llamarse Repago), disminución de prestaciones sociales y muchas más privatizaciones (recordemos que ya ha comenzado la de Renfe, AENA y las Loterías.

- Estabilidad Financiera. Lucha contra el fraude, que es una medida adecuada pero de la que hay que sospechar (¿incluirán a los paraísos fiscales?), y coordinación de políticas fiscales pero sin establecer una Unión Fiscal como sería lo más apropiado. Además, probablemente veremos dicha coordinación como una convergencia a la baja.

- Control del déficit. Esto es una de las mayores aberraciones del pacto a nivel legal. Los Estados se comprometen a establecer por ley o incluso constitucionalmente medidas que limiten el déficit fiscal. Es decir, tratan de blindar a través de la legislación un determinado abanico de políticas económicas. Algo que no por desconocido (el Pacto de Estabilidad y Crecimiento lo contenía) es menos inaceptable.

En definitiva, estamos ante un paso más en esa agudización del neoliberalismo y hacia el barranco de la regresión social extrema. Se avecinan tiempos muy difíciles para las clases bajas y medias, y presenciaremos un estancamiento de la crisis que será tanto o más duradero y profundo como duradera sea la vigencia de estas políticas neoliberales.

En mi opinión lo primero que tiene que hacer la izquierda es resistir. Y resistir significa reconocer que no hay pacto social que valga y que únicamente la retirada inmediata de todas estas medidas y pactos es aceptable. En segundo lugar la izquierda tiene que construir. Y eso significa apostar por un nuevo modelo de Europa radicalmente distinto del dominante hoy, lo que supone renunciar al carácter antidemocrático de las instituciones actuales y recuperar la democracia secuestrada por los poderes económicos. Hay que coordinarse con los movimientos contestatarios de toda Europa para construir un modelo alternativo de sociedad basado en principios de izquierdas. Y para hacer todo eso debemos concentrarnos en revertir la actual relación de fuerzas, dedicando nuestras energías a encontrar puntos en común entre las “múltiples izquierdas” y abandonando la siempre horrible sensación de que nos gusta más tener enemigos que amigos.

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