LA VIOLENCIA ES CONTRA LOS JÓVENES

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Cristina Fallarás

Ay, la violencia. Hoy hemos vuelto a leer sobre la violencia que los estudiantes y sus adláteres han ejercido contra la ciudad, esta vez en Barcelona. Se tiende a considerar acto violento el que se ejecuta de un golpe. Sin embargo, se olvida denunciar la violencia sostenida, la estructural, la que esos jóvenes que salieron ayer a la calle en España sufren a diario. Es ésta una violencia que, por acostumbrada, tiende a desaparecer de la foto.

¿No es violencia que la mitad de la población joven de una sociedad esté en paro y las expectativas de que esto cambie sean prácticamente nulas? ¿No es violencia someter a la población joven al no future estructural? ¿No es violencia que el perfil del ciudadano que vive por debajo del umbral de la pobreza en España tenga ya el rostro de un joven como principal protagonista? ¿No es violencia que con todo ello el alquiler de un piso en Barcelona cueste de media 1.200 euros?



Portada del diario ABC, hoy.

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Porque la mitad de los jóvenes está en paro, pero las condiciones de la otra mitad que trabaja no son mejores. Hoy, el 32% de la población asalariada en España sufre la temporalidad, frente al 13,8% de media en la Unión Europea. Entre los jóvenes, la eventualidad llega hasta el 73,1%, frente al 36,6% de la Unión Europea.

Estas son los porcentajes del paro juvenil en el resto de Europa, por orden: Lituania (35,1%), Letonia (34,5%), Eslovaquia (33,6%), Grecia (32,8%) y Estonia (32,9%), Portugal (29,2%), Irlanda (28,9%), Italia (27,8%), Bulgaria (26%), Polonia (25,9%), Hungría (25,9%), Rumanía (23,5%), Francia (23,2%), Suecia (22,9%) y Chipre (22%), Finlandia (20,1%), Bélgica (19,9%), Reino Unido (19,6%), República Checa (18,2%), Eslovenia (15,3%), Luxemburgo (14,8%), Dinamarca (14,4%), Malta (13,6%), Alemania (8,5%), Austria (8,3%) y Países Bajos (7,6%).



¿Qué joven?

Mientras la mitad de los jóvenes menores de 26 años está en paro en España, la media de la Unión Europea está en el 21,4%, menos de la mitad. Pero lo que llamamos juventud es algo en expansión ahora. ¿Quién es joven? ¿Qué marca ser joven?

Si ser joven significa independizarse del hogar materno, las cifras cambian. Hasta los 25 años, el 89% de los españoles sigue viviendo en la casa de sus padres. Si subimos hasta los 30, la cifra llega al 79%.

Que casi el 80% de los españoles menores de 30 años siga en el hogar de sus padres se usa como chiste pero significa un deterioro enorme en el establecimiento de nuevos hogares y un significativo retraso en la edad de la maternidad, si es que alguno de los jóvenes de los que hablamos se decide por tan arriesgada práctica.

Y entre ellos sigue creciendo el número de universitarios. Según datos del Ministerio de Educación, los estudiantes matriculados en las universidades españolas en este curso 2011-2012 ha aumentado en más de 73.000 alumnos con respecto al curso 2010-2011: 1.650.000 frente a los 1.576.656 del curso pasado.

Las mismas fuentes explican que el porcentaje de población entre 18 y 24 años que realiza estudios universitarios de Grado alcanza el 26,7%, dos puntos más que el curso anterior. Además, informan que más de 100.000 estudiantes universitarios en España estudiarán su correspondiente máster y unos 8.000 desarrollarán su tesis doctoral.

Todos esos jóvenes saldrán, y viven, en un mercado donde no caben, y de caber, será con un salario que a duras penas les dará para juntarse cinco en un piso compartido.



Hogares, je

El precio medio de la vivienda en alquiler en España es de 718 euros mensuales (enero 2012). En el caso de Madrid y Barcelona, alquilar un piso cuesta, de media, 1.250 y 1.200 euros, respectivamente. De media. Si tenemos en cuenta el paro, la temporalidad y un salario mínimo que en España está en 641,40 euros, los jóvenes que ayer salieron a la calle en Barcelona y a los que se acusa de fuego y violencia tienen ante sí la incoherencia de una sociedad idiota cuyas cifras ponen a brillar la imposibilidad de una vida digna.

Luego, si quieren, añadan los recortes en educación, las protestas

Hay quien cree que la población joven siempre ha vivido en precario, que los arranques laborales son duros, que las quejas son típicas de la edad. Cabe recordarles que ahora sencillamente no hay arranques laborales, que esta generación se queda sin tiempo de generar algo que fríamente podríamos llamar recambio generacional, hijos, o sea, y que en una sociedad basada en el consumo se está quebrando algo difícil, si no imposible, de recomponer.

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