ESTADOS UNIDOS ESTIMULARÁ LA ECONOMÍA HASTA QUE EL PARO BAJE DEL 6,5%

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El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. / EFE

Sandro Pozzi, en El País 

Nuevo golpe de efecto de la Reserva Federal para estimular la economía, justo a 19 días del temido precipicio fiscal. El banco central estadounidense seguirá apoyando el crecimiento con una política monetaria agresiva mientras la tasa de paro no baje del 6,5%. Nunca antes la Reserva Federal había fijado un objetivo numérico de este tipo a su respuesta contra la crisis. Y para mantener los tipos cerca del 0%, imprimirá dinero nuevo por valor de 85.000 millones de dólares (unos 65.000 millones de euros al mes) para comprar bonos del Tesoro y títulos de deuda hipotecaria. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, deja claro además que está dispuesto a sacrificar en alguna medida la estabilidad de precios para reducir el desempleo.

En la práctica, la Reserva Federal deja expirar a final de mes la conocida como Operación Twist, la política en virtud de la cual compraba deuda a largo plazo con el dinero procedente de la venta o el vencimiento de bonos a corto y medio plazo. En su lugar, lanza la tercera ronda de rebaja de tipos por la vía no convencional, conocida como expansión cuantitativa o QE3 (por quantitative easing). A los 40.000 millones de dólares que estaba adquiriendo en títulos hipotecarios, le suma 45.000 millones de dólares para hacerse con bonos del Tesoro. Así espera mantener bajo el precio del dinero tanto a corto como a largo plazo.

El QE3 se activó el pasado mes de septiembre. La Operación Twist empezó un año antes y tenía un efecto neutro en su balance. Con este nuevo ajuste en la estrategia, logra mantener el montante total del estímulo. Pero el cambio va a disparar su apalancamiento. La Reserva Federal (conocida como la Fed en EE UU) acumula activos por valor de 2,8 billones, frente a los 800.000 millones que tenía antes de la crisis. Si mantiene esta intensidad, los expandirá en 1,1 billones para final de 2013.

El otro giro fue de lenguaje, con un comunicado en el que la Fed expresa su firme compromiso con el empleo y que muestra la preocupación con las perspectivas económicas a largo plazo. Los tipos seguirán a niveles excepcionalmente bajos mientras la tasa de paro esté por encima del 6,5% y las previsiones de inflación a uno o dos años no superen el 2,5%. La referencia temporal de mediados de 2015 desaparece del comunicado oficial. De ese modo, Bernanke se compromete a mantener una política monetaria agresiva mientras la economía no remonte el vuelo.

Bernanke justificó su acción diciendo que “las condiciones del mercado laboral son un desperdicio enorme de potencial económico y humano”. Para este año, proyecta que el paro rondará el 7,85% y que se mantenga por encima del 7% hasta 2015, cuando bajará al 6,3%. “Seguiremos con el estímulo hasta que la mejora se sostenga”, dijo, a la vez que indicó que será “flexible” al modular la compra de deuda, “que se hará en función de la evolución económica”.

El precio del dinero lleva entre el 0% y el 0,25% desde hace cuatro años. La estrategia monetaria que se sigue en EE UU dista de la que tiene en curso el Banco Central Europeo, más reacio a comprar deuda para mejorar la transmisión de la política monetaria y menos dispuesto a hacer concesiones o correr riesgos sobre la estabilidad de precios para hacer crecer la economía y reducir el desempleo.

De hecho, la acción de la Fed no está exenta de controversia porque se considera que contribuye a manipular el precio de los activos y podría disparar la inflación si la economía repunta con más fuerza. El alza de precios, asegura la Fed, está bajo control.

Pero Bernanke no tenía otra opción. El presidente de la Fed está atado de manos por la parálisis política en el Capitolio sobre la manera de reducir el déficit público. Nadie en Washington ni Wall Street quiere que se llegue a la Navidad sin un acuerdo que evite el recorte automático del gasto público y el alza de impuestos, pero demócratas y republicanos siguen atascados en la negociación.

La economía de EE UU muestra signos de mejora, aunque como señala la Reserva Federal en su proyecciones, el ritmo de expansión sigue siendo “moderado”, de solo el 1,75% para este año. Para 2013 lo eleva al 2,65%. Por lo general, la situación se presenta incierta y buena parte de la marcha de la economía dependerá de cómo se solucione el entresijo fiscal en EE UU y también la crisis en Europa.

Ben Bernanke volvió a recordar que “la política monetaria tiene sus límites” y advirtió al Congreso de que la Fed no podrá hacer frente a todo el impacto que se derivaría del precipicio fiscal. “No quiero asustar a nadie, pero el efecto será muy negativo”, reiteró, haciendo referencia al desplome que ya se está viendo en la confianza y la inversión. Por eso pidió al Congreso que no contemple entrar en ese escenario, porque “el riesgo es importante”.

Sin una solución que evite el precipicio fiscal, se da por hecho que habrá una recaída en la recesión. Las empresas también piden que se zanje la cuestión ya. Consideran que se dan las condiciones para que la economía repunte con fuerza en cuanto se disipen los puntos de incertidumbre. Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan Chase, el mayor banco por activos, calcula que EE UU puede crecer al 4% y crear más de 200.000 empleos al mes si se adopta una política fiscal racional en Washington.

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