LAS ONG, EL 15-M Y LOS NENÚFARES

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Alberto Senante, en 'canalsolidario.org'

Durante años, las ONG han empleado conceptos como “activismo”, “participación”, “transformación”, “ciudadanía”, etc. Sin embargo, Alberto Senate considera que apenas han estado presentes en el momento en que esas ideas se han puesto en práctica con mayor intensidad en España y en el mundo.

Cuenta la anécdota que en una visita a Madrid, Rubén Darío paseaba por el Parque del Retiro junto a Valle-Inclán. En un momento dado, el poeta modernista se detuvo frente a un estanque y preguntó el nombre de aquellas asombrosas plantas flotantes. “Son los nenúfares, de los que tanto hablas en tus poesías”, parece que respondió con una media sonrisa el irónico literato español.

Más allá de si la anécdota es real, sirve para explicar el cuerpo que se les ha debido quedar a muchas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) desde principios del 2011, al ver desfilar ante sus ojos un torrente de experiencias de esas ideas de las que llevaban tanto tiempo hablando.Participación, implicación, transformación, ciudadanía, lucha global… han sido expresiones muy frecuentes en el “discurso oenegero” de la última década. Pero curiosamente, en el momento en que se pusieron en práctica de una forma masiva, las ONG apenas tuvieron nada que decir o aportar.

Compañeros de distintas ONG españolas reconocen abiertamente este “clamoroso fuera de juego” por su parte ante la aparición del 15-M y sus ramificaciones posteriores (Asambleas de barrio, Plataforma de Afectados por la Hipoteca, “mareas” de todos los colores, etc). “Tanto tiempo quejándonos en las ONG de que la gente era individualista, no se movilizaba, no le interesaba la política… y resulta que no era así”, comentaba hace poco en una charla María Sande, responsable de comunicación de Solidaridad Internacional. Por tanto, *la barrera para una mayor implicación social no era sólo “la gente”, sino también la propia estructura de las organizaciones. *

Casi dos años después, superadas las primeras actitudes por parte de las entidades de acción social y cooperación (que en mi opinión fueron desde la idealización, la mera curiosidad, hasta el escepticismo y el menosprecio), parece que una parte del sector empieza a ver los movimientos “tipo 15-M” como un manual de buenas prácticas de participación ciudadana, del que se puede aprender sin que esto suponga renunciar a la propia identidad.

Con el evidente “empujón” de los recortes en la financiación pública y privada, muchas ONG se han puesto a repensar su razón de ser. Y aunque no se puedan saber sus conclusiones, parece claro que tras la “primavera internacional” que recorrió el mundo en 2011, se han visto obligadas a revisar muchos de los conceptos que ellas mismas crearon y que se presentaban inmutables, como Norte-Sur, cooperación, voluntariado, participación ciudadana, activismo, transformación, etc.

Se trata de un reto similar al que se enfrentan partidos políticos, sindicatos, empresarios o iglesias. Conscientes de que la sociedad reclama otras formas y otros contenidos, pero sin saber todavía muy bien cómo adaptarse a esas nuevas demandas.

Fusiones, cambios en la búsqueda de financiación, experiencias de compartir recursos, diálogo en redes sociales, replantamiento del voluntariado-activismo. Es difícil separar las medidas decididas por simple urgencia presupuestaria de aquellas que se toman motivadas por un verdadero cambio de mentalidad. Lo cierto es que algo parece moverse en el Tercer Sector, en un intento de llevar a la práctica cotidiana, esas palabras que suenan tan bien, como los nenúfares, de las que se ha hablado tanto en la última década y de las que se han visto tan pocos ejemplos.

Nadie es quien para decirle a ninguna ONG lo que tiene que hacer. Pero desde luego, no parece que la mejor opción sea aparentar que no ha pasado nada desde aquellos días de mayo, en los que se puso en entredicho no sólo el actual sistema político y económico, sino también las formas de enfrentarse a las injusticias que provoca.

Sería un despropósito que las mismas organizaciones que asumieron como propia la tarea de “cambiar el mundo”, en el momento oportuno, no fueran capaces de transformarse a sí mismas para seguir intentándolo.

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