POR QUÉ HA GANADO SYRIZA EN GRECIA

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David Bollero, en Público

Decía hoy Mariano Rajoy en la clausura de la convención nacional del Partido Popular (PP) que “el cambio ya se ha producido”. Y tenía razón, lo que no sabía él en su supina ingenuidad/ignorancia es que, en realidad, estaba hablando de lo que ha pasado hoy en Grecia. Finalmente, Syriza ha conseguido ganar las Elecciones Generales en Grecia. Más allá de su propuesta anticapitalista y suoposición tajante a las políticas neoliberales de la Unión Europea (UE) que han contribuido de manera determinante a la tragedia griega, el partido deAlexis Tsipras se ha impuesto por otros motivos -los mismos que están llamados a romper con el bipartidismo en España.

Una de las claves que se encuentran detrás de su triunfo es su manera de entender, no sólo la Democracia, sino el ejercicio de la política, que no descansa únicamente sobre los políticos de turno, sino sobre el conjunto de la ciudadanía. Desde Bruselas, Berlín y todos los defensores de las políticas neoliberales -incluidos los pseudosocialistas- han cargado las tintas y han agitado los fantasmas del miedo en los aspectos económicos de la propuesta de Syriza y, siendo éstos importantes, no son los únicos.

La nueva generación de políticos que aspira a hacerse con el poder tanto en Grecia -ya lo han hecho- como en España asumen su condición de servidores y no de jefes porque, a pesar de que la soberanía nacional descansa en el pueblo, nuestros gobernantes tienen la insana costumbre de creerse nuestros jefes y no nuestros empleados. No sólo eso, la nueva manera de entender la política convierte al ciudadano en un auténtico activista de la política, brindándole la oportunidad de opinar en influir en el curso del país más allá de unas elecciones cada cuatro años.

Lo maravilloso del nuevo planteamiento, que pueblos como el griego acogen con los brazos abiertos, es que ese activismo es un arma de doble filo y, del mismo modo que lleva a un partido al poder, lo puede derrocar antes, incluso, de finalizar su mandato. La nueva propuesta política devuelve la dignididad al pueblo, le hace consciente de su poder, mucho más fuerte y desequilibrador que el chantaje de la banca y las grandes multinacionales. Le dota del poder para vencer o castigar la lucha de clases que, incluso, se puede dar dentro de un partido y desviar su rumbo.

Sólo hay dos maneras de que se produzcan grandes cambios sociales que hacen historia: por la represión, que es lo que estamos viviendo países como Grecia o España; o por la ilusión y unión del pueblo inspirado por ideales nobles. En este último punto se encuentra ahora Grecia y confío que también España, que se han de sacudir el fracaso de las políticas tanto socialistas como conservadoras practicadas hasta la fecha, que en ocho años de crisis nos han hecho agonizar a ambos países.

El tercer aspecto -junto a las propuestas económicas y de activismo ciudadano político- que más asusta a los neoliberales y ‘bipartidistas’, es la carga de solidaridad que nos trae esta nueva política. Solidaridad que vemos materializada en las mareas (Sanidad, Educación, Desahucios, EREs injustos…) y que inquieta sobremanera a las oligarquías porque no hay arma más poderosa que la solidaridad ciudadana. A fin de cuentas, el plantemiento económico-social de estas élites se basa en el individualismo, en la competitividad, en contemplar al resto como adversarios y no como apoyos. La semilla para acabar con todo eso ya ha germinado.

Una solidaridad que, además, es internacional -lo que asusta doblemente a los buitres neoliberales-, como hemos visto al otro lado del Charco y estas semanas en Europa. Lo vi cuando vivía hace un año en Londres y vi cómo la Marea Granate de Londres luchaba junto a hermanos griegos y portugueses contra el austericidio. El apoyo de los países del sur de Europa es la mayor amenaza para las élites europeas que con esta crisis dieron un golpe de estado ecónómico. Lo saben muy bien y zancadillearán una y otra vez, pero contra esa unión de pueblos no hay quien pueda.

Cuando se gestó el 15-M, escribí en este blog que la conquista de la soberanía no era una sprint, sino una carrera de fondo. Pues nos encontramos en la recta final. Hoy Grecia ha hecho el sprint de su vida. Ahora es el turno de España.

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