Durante demasiado tiempo, en el umbral de los cambios vertiginosos y a menudo desconcertantes del cambio de siglo, bajo el colapso de un modelo económico incapaz de resolver los grandes problemas de la humanidad y en la deriva radicalmente individualista de la sociedad de nuestros días, nos han hecho creer que no había nada que hacer, que la economía sólo era para los expertos y que la historia se había finiquitado. Que debíamos bajar la persiana y no abrirla nunca más, que es lo que siguen pretendiendo los que encauzan el mundo bajo la máxima de privatizar beneficios y socializar pérdidas a base de generar más desigualdades e injusticias.
Por ello, en retrospectiva y en un mundo cada vez más enloquecido,
es bien oportuno recuperar el legado universal de la larga lucha por los derechos civiles de la comunidad afroamericana en los EUA. Bagaje, reflexión y esperanza que se condensa en aquella síntesis que concreta que el problema nunca radica en lo que pueda llegar a hacer una minoría, particularmente cruel, particularmente poderosa; sino en lo que hacemos o dejamos de hacer la mayoría, con nuestra exigencia o con nuestra indolencia. Apagando la luz o encendiendo cerillas. Alzando la voz o callando. Actuando o cabizbajos.
Lo afirmamos, escudriñando el pasado, porqué estamos convencidas y convencidos, talvez más que nunca antes y con plena voluntad de futuro, que hoy ya es la hora de la corresponsabilidad social. De las alternativas nacidas del tejido cooperativo y asociativo y crecidas en el seno de los movimientos sociales. De la firme implicación colectiva para intentar modificar los gravísimos impactos que soporta la estructura social, el tejido productivo y el entorno ecológico.
Camino largo, paso corto
En esta perspectiva, quizá sea la hora justa de decir que todas y todos los que hace tiempo que hacéis posible Coop57, como humilde alternativa a un sistema financiero perverso, hace mucho que hacéis precisamente eso. Desde de la primera piedra quimérica, hace ya una década, hasta todos y cada uno de los 400 proyectos financiados, Coop57 no es nada más que otra red de las que la propia sociedad civil ha ido entretejiendo en los últimos años. Redes nacidas de la conciencia que nada cambia nunca si nada cambia nunca; crecidas en el reto acuciante de responder a las necesidades sociales; y reforzadas por el músculo y el esfuerzo colectivo de la ciudadanía.
A vosotros, que seguís haciendo reales y posibles estas redes, cabe deciros, hoy y una vez más, gracias. Gracias y adelante. Por demostrar que una economía al servicio de las personas y de la transformación social ya es real y posible. Por demostrar, en este último semestre, que se puede afrontar la crisis desde la solidaridad, la ética y el apoyo mutuo, mientras nos preguntamos todavía como lo hemos conseguido. Ecuación lógica, finalmente; si se cultiva solidaridad, se recoge solidaridad. Porque son precisamente estas redes las que hoy alimentan la cooperación social como alternativa, para poder seguir avanzando hacia la construcción de comunidades en libertad y con justícia. Las que demuestran que ya es real y posible otra economía solidaria frente a tanta parálisis oficial, respuestas conocidas de pintor de brocha gorda y caminos ya transitados que no llevan a ninguna parte.
A cada uno y cada una de vosotros, que demostráis a cada instante que los usos sociales del dinero pueden ser profundamente éticos, radicalmente diferentes y sólidamente eficaces, gracias. Gracias y adelante. Por demostrar que si, que es la hora de la sociedad civil, del tejido social, de las redes solidarias. Porqué ya estáis demostrando, exactamente en el mismo país donde el cooperativismo fue hace no mucho una sólida alternativa socioeconómica, que el mañana no es nunca un día por llegar, sino el futuro que, hoy, ahora y aquí, estamos construyendo. Palmo a palmo. En una entretejida red donde Coop57 es uno más, sin tiempo para ninguna autocomplacencia y en medio de la crisis que nos asedia. Pero conscientes de la capacidad de la sociedad civil de generar respuestas auténticas, coherentes y solidarias. Esa es la ‘buena nueva’: el motivo fértil de esperanza, resguardo colectivo y comunitario, para seguir intentándolo una vez más entre todas y todos. Por nuestra parte, con más y mejor Coop57.
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