El presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, abogó hoy por introducir una tasa que grave las transferencias bancarias internacionales en todo el mundo, la llamada "tasa Tobin", y pidió a la comunidad internacional que dé pasos en este sentido.
"No puede ser justo que algunos hagan importantes esfuerzos y otros no. El G-20 quedó en lograr un acuerdo sobre supervisión y regulación financiera global y esto necesita un mínimo grado de acuerdo", afirmó el líder del Ejecutivo comunitario en la rueda de prensa que siguió a la cumbre de líderes europeos celebrada en Bruselas.
"Personalmente creo que tiene sentido que el sector que creó semejantes problemas a nuestras economías, que provocó que los contribuyentes estén sufriendo las consecuencias, haga ahora una contribución a la economía mundial", añadió.
Barroso también relacionó la instauración de este impuesto sobre las transferencias bancarias con la financiación de las políticas de lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo.
El primer ministro británico, Gordon Brown, resucitó el debate sobre la llamada "tasa Tobin" al proponer su instauración durante la cumbre del G-20 que se celebró en Saint Andrews (Reino Unido) a comienzos de noviembre.
Algunos líderes vieron con buenos ojos la propuesta, aunque mostraron su escepticismo alegando que, para lograr instaurarla, sería necesario un consenso mundial difícil de conseguir.
Sin embargo, las conclusiones de la cumbre de hoy incluyeron un punto en el que piden al Fondo Monetario Internacional (FMI) que "considere un rango amplio de opciones, incluyendo cuotas sobre seguros, fondos de rescate, contingentes de capital y una tasa global sobre las transacciones financieras".
El objetivo de este tipo de medidas sería, según el texto aún no definitivo, "renovar el contrato económico y social entre las instituciones financieras y la sociedad para asegurar que los buenos tiempos generen beneficios públicos y que la sociedad esté protegida en tiempos de crisis".
La "tasa Tobin" toma su nombre del economista que la propuso, el estadounidense James Tobin, premio Nobel de Economía en 1981.
"No puede ser justo que algunos hagan importantes esfuerzos y otros no. El G-20 quedó en lograr un acuerdo sobre supervisión y regulación financiera global y esto necesita un mínimo grado de acuerdo", afirmó el líder del Ejecutivo comunitario en la rueda de prensa que siguió a la cumbre de líderes europeos celebrada en Bruselas.
"Personalmente creo que tiene sentido que el sector que creó semejantes problemas a nuestras economías, que provocó que los contribuyentes estén sufriendo las consecuencias, haga ahora una contribución a la economía mundial", añadió.
Barroso también relacionó la instauración de este impuesto sobre las transferencias bancarias con la financiación de las políticas de lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo.
El primer ministro británico, Gordon Brown, resucitó el debate sobre la llamada "tasa Tobin" al proponer su instauración durante la cumbre del G-20 que se celebró en Saint Andrews (Reino Unido) a comienzos de noviembre.
Algunos líderes vieron con buenos ojos la propuesta, aunque mostraron su escepticismo alegando que, para lograr instaurarla, sería necesario un consenso mundial difícil de conseguir.
Sin embargo, las conclusiones de la cumbre de hoy incluyeron un punto en el que piden al Fondo Monetario Internacional (FMI) que "considere un rango amplio de opciones, incluyendo cuotas sobre seguros, fondos de rescate, contingentes de capital y una tasa global sobre las transacciones financieras".
El objetivo de este tipo de medidas sería, según el texto aún no definitivo, "renovar el contrato económico y social entre las instituciones financieras y la sociedad para asegurar que los buenos tiempos generen beneficios públicos y que la sociedad esté protegida en tiempos de crisis".
La "tasa Tobin" toma su nombre del economista que la propuso, el estadounidense James Tobin, premio Nobel de Economía en 1981.
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