LOS FRENTES DE BATALLA DE MARIANO RAJOY
Etiquetas: corrupción, educación, neoliberalismo, poder, sanidad | author: jose luis ochoa
Juan Torres
A la vista de cómo están las cosas dentro del Partido Popular, en España, en Europa y en el mundo y siendo quién es Mariano Rajoy, no creo que la mayoría absoluta que acaba de obtener el Partido Popular vaya a ser suficiente para garantizarle al futuro presidente una etapa de gobierno tranquila y estable.
Me parece que de manera casi inmediata se le abren, al menos, seis grandes frentes, aunque quizá no por el mismo orden en el que los comento.
A la vista de cómo están las cosas dentro del Partido Popular, en España, en Europa y en el mundo y siendo quién es Mariano Rajoy, no creo que la mayoría absoluta que acaba de obtener el Partido Popular vaya a ser suficiente para garantizarle al futuro presidente una etapa de gobierno tranquila y estable.
Me parece que de manera casi inmediata se le abren, al menos, seis grandes frentes, aunque quizá no por el mismo orden en el que los comento.
El primero será la presión de la extrema derecha de su partido y de sus votantes. De suyo es numerosa pero es que además tiene una presencia desorbitada en los medios de comunicación, en la poderosa jerarquía católica y en muchos de los líderes del partido. Pronto comenzarán a exigir derogación o cambios radicales en las leyes de matrimonio homosexual, derecho al aborto, igualdad o memoria histórica. Y presionarán sin cesar para disponer de presencia no solo testimonial en la vida política sino también en los aparatos del Estado y en los principales ámbitos de decisión. Su influencia no es poca y Rajoy le debe favores así que no le va a ser fácil evitar ni soslayar sus demandas, sobre todo, sabiendo que mantener esa base electoral de extrema derecha (que en realidad desprecia a un Rajoy a quien llaman, entre otras lindezas, Maricomoplejines) es esencial para que el Partido Popular pueda seguir ganando elecciones.
LO QUE ESPAÑA NECESITA
Etiquetas: elecciones | author: jose luis ochoa
José Manuel Naredo, en 'Público'
Los resultados electorales lo han confirmado. Uno de los dos polos del bipartidismo reinante se ha desmoronado dando paso al otro en el Gobierno. Ha perdido su apoyo electoral por hacer “lo que España necesitaba” para salir de la crisis. Con el agravante de que los sacrificios humanos perpetrados en favor de “los mercados” no consiguieron aplacarlos ni, menos aún, reactivar la economía: la depresión se ha agravado y la calificación de la deuda es hoy peor que nunca. Y en los discursos electorales se siguió hablando del imperativo de hacer “lo que España necesita”, creando miedos justificados entre la castigada población española que motivan esta reflexión.
¿Necesitaba España financiar tanta operación especulativa y tanto megaproyecto ruinoso? ¿Necesitaba de verdad congelar pensiones, recortar sueldos de funcionarios, derechos sociales y laborales… o participar en acciones militares foráneas? Parece como si los políticos que hablan en nombre de España tuvieran hilo directo con ella, cuando precisamente evitan que la ciudadanía participe en la toma de decisiones importantes y ningunean manifestaciones o encuestas en las que esta ciudadanía expresa sus puntos de vista, generando así crispación social y desconfianza.
Para intuir lo que la población española (no España) necesita hacen falta dos cosas. Una, dejar de engañar a la ciudadanía con tapujos y previsiones edulcoradas, pasando a considerarla mayor de edad. Pues tomar conciencia de nuestros males es el primer paso para curarlos y hacer diagnósticos ajustados y transparentes del presente es condición para construir sólidamente el futuro. Otra, contar con la participación de esa ciudadanía bien informada para orientar y respaldar las importantes decisiones que se avecinan y las políticas a adoptar. Sólo a raíz de tomar plena conciencia de la crítica situación actual se podrán acordar medidas ampliamente consensuadas sobre el reparto de las responsabilidades y los costes de la crisis y sobre la obligada reconversión económica. Y, con buenas prácticas políticas que potencien la participación ciudadana, se podrá recuperar la cohesión social necesaria para marcar metas comunes, y no al revés. Esta es la diferencia entre democracia y despotismo.
Los resultados electorales lo han confirmado. Uno de los dos polos del bipartidismo reinante se ha desmoronado dando paso al otro en el Gobierno. Ha perdido su apoyo electoral por hacer “lo que España necesitaba” para salir de la crisis. Con el agravante de que los sacrificios humanos perpetrados en favor de “los mercados” no consiguieron aplacarlos ni, menos aún, reactivar la economía: la depresión se ha agravado y la calificación de la deuda es hoy peor que nunca. Y en los discursos electorales se siguió hablando del imperativo de hacer “lo que España necesita”, creando miedos justificados entre la castigada población española que motivan esta reflexión.
¿Necesitaba España financiar tanta operación especulativa y tanto megaproyecto ruinoso? ¿Necesitaba de verdad congelar pensiones, recortar sueldos de funcionarios, derechos sociales y laborales… o participar en acciones militares foráneas? Parece como si los políticos que hablan en nombre de España tuvieran hilo directo con ella, cuando precisamente evitan que la ciudadanía participe en la toma de decisiones importantes y ningunean manifestaciones o encuestas en las que esta ciudadanía expresa sus puntos de vista, generando así crispación social y desconfianza.
Para intuir lo que la población española (no España) necesita hacen falta dos cosas. Una, dejar de engañar a la ciudadanía con tapujos y previsiones edulcoradas, pasando a considerarla mayor de edad. Pues tomar conciencia de nuestros males es el primer paso para curarlos y hacer diagnósticos ajustados y transparentes del presente es condición para construir sólidamente el futuro. Otra, contar con la participación de esa ciudadanía bien informada para orientar y respaldar las importantes decisiones que se avecinan y las políticas a adoptar. Sólo a raíz de tomar plena conciencia de la crítica situación actual se podrán acordar medidas ampliamente consensuadas sobre el reparto de las responsabilidades y los costes de la crisis y sobre la obligada reconversión económica. Y, con buenas prácticas políticas que potencien la participación ciudadana, se podrá recuperar la cohesión social necesaria para marcar metas comunes, y no al revés. Esta es la diferencia entre democracia y despotismo.
CARTAS ABIERTAS SOBRE GRECIA EN EL PERIÓDICO SEMANAL ALEMÁN STERN
Etiquetas: estafa, europa, grecia | author: jose luis ochoa
Hace unos meses, apareció publicada una Carta Abierta dirigida a "Queridos griegos" por un ciudadano alemán de nombre Walter Wuellenweber, que como título llevaba: Después que Alemania tuvo que salvar a los Bancos, ahora debe salvar también a Grecia. Los griegos que primero han hecho alquimias con el Euro, ahora en vez de hacer economías, hacen huelgas
Queridos griegos: desde 1981 pertenecemos a la misma familia.
Nosotros, los alemanes, hemos aportado como nadie otro al Fondo común, cerca de 200.000.000.000 euros, mientras que Grecia ha recibido cerca de 100 mil millones de esa suma, o sea la mayor suma per cápita que ningún otro pueblo de la UE.
Nunca ningún pueblo ayudó hasta ahora voluntariamente hasta este grado a otro y por tanto tiempo. Son Uds. sinceramente, los amigos más caros que tenemos. El caso es que no solo Uds. se engañan a sí mismos, sino que también a nosotros. En esencia, Uds. nunca demostraron ser merecedores de nuestro Euro. Desde su incorporación como moneda de Grecia, nunca lograron hasta ahora cumplir con los criterios de estabilidad.
Dentro de U.E. son el pueblo que gasta las mayores sumas en bienes de consumo. Uds. descubrieron la Democracia, entonces deben conocer que se gobierna a través de la voluntad del pueblo, quien finalmente tiene la responsabilidad. No digan entonces, que solo los políticos son responsables del desastre.
Nadie los obligó a evadir durante años impuestos, oponerse a cada política coherente para reducir el gasto público y nadie los obligó a elegir los gobernantes que han tenido y tienen.
Queridos griegos: desde 1981 pertenecemos a la misma familia.
Nosotros, los alemanes, hemos aportado como nadie otro al Fondo común, cerca de 200.000.000.000 euros, mientras que Grecia ha recibido cerca de 100 mil millones de esa suma, o sea la mayor suma per cápita que ningún otro pueblo de la UE.
Nunca ningún pueblo ayudó hasta ahora voluntariamente hasta este grado a otro y por tanto tiempo. Son Uds. sinceramente, los amigos más caros que tenemos. El caso es que no solo Uds. se engañan a sí mismos, sino que también a nosotros. En esencia, Uds. nunca demostraron ser merecedores de nuestro Euro. Desde su incorporación como moneda de Grecia, nunca lograron hasta ahora cumplir con los criterios de estabilidad.
Dentro de U.E. son el pueblo que gasta las mayores sumas en bienes de consumo. Uds. descubrieron la Democracia, entonces deben conocer que se gobierna a través de la voluntad del pueblo, quien finalmente tiene la responsabilidad. No digan entonces, que solo los políticos son responsables del desastre.
Nadie los obligó a evadir durante años impuestos, oponerse a cada política coherente para reducir el gasto público y nadie los obligó a elegir los gobernantes que han tenido y tienen.
EN RECUERDO DE OLOF PALME
Etiquetas: crisis, socialdemocracia, soluciones | author: jose luis ochoa
José Ramón Villanueva Herrero, en 'El Periódico'
Abducidos por la crisis, en estos tiempos de naufragios y renuncias de la socialdemocracia en la práctica totalidad de los países europeos, hay políticos cuya memoria emerge con fuerza y su legado político trasciende fronteras. Este es el caso de Olof Palme (1927-1986), el carismático político socialdemócrata sueco de cuyo asesinato se ha cumplido este año el 25° aniversario y que sigue siendo un símbolo para todos quienes seguimos apostando por la utopía del progreso y la justicia social, sin que por ello dejemos de ser conscientes de la realidad diaria, tantas veces adversa, que es necesario transformar. Y es que Olof Palme siempre insistía en la necesidad de la utopía para que el reformismo socialdemócrata no se convirtiese en un mero gestor del sistema sin pensar en su transformación.
Palme ya nos advertía en su tiempo de que "las fuerzas del mercado dirigirán esta sociedad con mano de hierro" a no ser que la socialdemocracia practicase lo que él llamaba "una política de bienestar constructiva", avanzando gradualmente en la extensión y prestaciones del Estado del bienestar, "porque uno tiene que agarrar la realidad por algún sitio para poder transformarla", oponiéndose de este modo con firmeza a cualquier reforma que supusiera un retroceso en los derechos laborales o sociales logrados con tanto esfuerzo.
Abducidos por la crisis, en estos tiempos de naufragios y renuncias de la socialdemocracia en la práctica totalidad de los países europeos, hay políticos cuya memoria emerge con fuerza y su legado político trasciende fronteras. Este es el caso de Olof Palme (1927-1986), el carismático político socialdemócrata sueco de cuyo asesinato se ha cumplido este año el 25° aniversario y que sigue siendo un símbolo para todos quienes seguimos apostando por la utopía del progreso y la justicia social, sin que por ello dejemos de ser conscientes de la realidad diaria, tantas veces adversa, que es necesario transformar. Y es que Olof Palme siempre insistía en la necesidad de la utopía para que el reformismo socialdemócrata no se convirtiese en un mero gestor del sistema sin pensar en su transformación.
Palme ya nos advertía en su tiempo de que "las fuerzas del mercado dirigirán esta sociedad con mano de hierro" a no ser que la socialdemocracia practicase lo que él llamaba "una política de bienestar constructiva", avanzando gradualmente en la extensión y prestaciones del Estado del bienestar, "porque uno tiene que agarrar la realidad por algún sitio para poder transformarla", oponiéndose de este modo con firmeza a cualquier reforma que supusiera un retroceso en los derechos laborales o sociales logrados con tanto esfuerzo.
¿SÓLO LA IZQUIERDA O MEJOR TODOS LOS DE ABAJO?
Etiquetas: estado, indignados, izquierda | author: jose luis ochoaJuan Torres López, en Le Monde Diplomatique
El periodo de perturbaciones financieras y sociales que estamos viviendo muestra muchas carencias y frustraciones. Creo que puede decirse con razón, como los propios dirigentes más conservadores reconocen, que el sistema capitalista está registrando una falla de extraordinaria intensidad. Podría hablarse incluso de su fracaso histórico. 35.000 muertes diarias por hambre y un sistema financiero internacional que está al borde de la quiebra generalizada serían suficientes para mantener con fundamento esa afirmación. Pero, al mismo tiempo, es imposible dejar de reconocer que se ha producido un fracaso paralelo de las organizaciones de la izquierda tradicional y de los movimientos alternativos a la hora de impedir que la crisis del sistema se haya resuelto con un avance sustancial hacia la superación del capitalismo y hacia el mayor empoderamiento de las clases trabajadoras y, en general, de la población que viene sufriendo su incapacidad para satisfacer las necesidades básicas de los seres humanos.
Es cierto que este segundo fracaso tiene su origen en una contundente ofensiva previa de las fuerzas del capital que no dudó en acabar con la vida de miles de personas con tal de soslayar cualquier atisbo de cambio social que perjudicara a los grandes poderes financieros, económico y mediáticos. Y que la derrota de las fuerzas de izquierda fue debida en gran parte a las formas muy antidemocráticas o incluso fascistas que ha venido utilizando el capitalismo neoliberal de nuestra época.
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