¿Es la actual crisis económica una crisis del progreso? El Foro Público celebrado ayer en Barcelona cuestiona si el actual modelo es el adecuado para afrontar el futuro
Gloria Ayuso en 'Público'
El Foro Público puso ayer en evidencia que el debate sobre el impacto de la crisis está plenamente abierto, ya que existen discrepancias en cuestiones tan centrales como la propia valoración de las dimensiones de la actual debacle económica o si su superación será posible a través de los mecanismos del propio sistema capitalista.
El cuarto Foro Público reunió en Barcelona a dos generaciones de empresarios, representadas por Ramon Bagó, presidente del grupo Sehrs, y el presidente de Spanair, Ferran Soriano. La catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, Miren Etxezarreta, y el abogado laboralista y ex secretario de CCOO, Joan Coscubiela, actualmente profesor de Esade, aportaron la visión académica más progresista.
Para Ferran Soriano, la actual crisis no es diferente de las que la han precedido en la historia. Es más, en la de la década de los noventa "en España estaban peor los ánimos", explicó. El sector de las aerolíneas es de los primeros que notan la llegada de los malos tiempos, pero también uno de los que se recuperan antes y muestran que llega su fin. "Desde el verano todos los indicadores son positivos. La gente viaja más, la industria está saliendo de la crisis", advirtió.
Ni Coscubiela ni Etxezarreta estuvieron de acuerdo. Para Coscubiela, aún se desconocen los costes que conllevará la reestructuración del sistema financiero, que se alargará por lo menos hasta 2015. La élite está intentando evitar reconocer los motivos que han provocado la crisis para no dejar de tener beneficios. El ex líder sindicalista lamentó que los poderes políticos estén a disposición de los mercados financieros y opten por reducir los derechos y servicios dirigidos a la población.
Etxezarreta abundó sobre la gran confrontación que existe entre los intereses de los empresarios y los de la población en general. El centro del problema, concluyó, es el propio sistema capitalista. "Seguirá habiendo crisis mientras estemos instalados en el capitalismo", señaló. Bagó ofreció una receta conciliadora: la necesaria implicación de los trabajadores en el funcionamiento de las empresas. "Sin ello no tendrán futuro", vaticinó.
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