Una mesa muy querida porque recuerda la última cena con el periodista Miguel Gil, muerto en una emboscada dos días después en mayo de 2000. Tres comensales en un país africano. Un misionero valiente, un alto directivo de Repsol y quien esto suscribe.

La tensión se instala para el resto de la noche. Según su opinión, los asesinatos en masa de indígenas son una invención. El enriquecimiento de los militares, una entelequia. Y Repsol es casi una ONG porque se dedica a hacer prospecciones a fondo perdido.
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