SIGUE EL RASTRO DEL DINERO

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Robert Reich, en 'Público'

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha sumado su voz a quienes están preocupados por la crisis de la deuda de Europa. Pero ¿por qué exactamente está EEUU tan preocupado? Sí, nosotros exportamos a Europa. Pero esas exportaciones no van a desaparecer. Y, en cualquier caso, son pequeñas en comparación con el tamaño de la economía estadounidense.

Si usted busca el motivo real, siga el rastro del dinero. Una suspensión de pagos griega (o irlandesa, o española, o italiana, o portuguesa) tendría aproximadamente el mismo efecto en nuestro sistema financiero como la quiebra de Lehman Brothers en 2008.

Los inversores ya están recibiendo el aroma. Las acciones cayeron a su nivel más bajo en 13 meses mientras los inversores tiraban para abajo las acciones de los bancos.

Préstamos a Grecia

Wall Street ha prestado sólo unos 7.000 millones de dólares a Grecia, de acuerdo con el Banco Internacional de Pagos. No es gran cosa. Pero una suspensión de pagos de Grecia o de cualquier otro país europeo castigado con el peso de la deuda podría fácilmente golpear a los bancos alemanes y franceses que han prestado a Grecia, y a los otros países con problemas, mucho más.

Aquí es donde entra en juego Wall Street. Los grandes bancos estadounidenses han prestado un buen fajo de dinero a la banca de Alemania y de Francia. La exposición total de Wall Street a la eurozona suma 2,7 billones de dólares. Francia y Alemania suponen cerca de la mitad de ese total.

Y no son sólo los préstamos a alemanes y franceses lo que preocupa. Wall Street también ha asegurado y hecho apuestas con todo tipo de derivados procedentes de Europa: en energía, divisas, tipos de interés y swaps en comercio exterior. Si un banco alemán o francés se viene abajo, los efectos de la onda expansiva son incalculables.

¿Lo ha pillado? Siga el rastro del dinero. Si Grecia cae, los inversores empezarán a huir de Irlanda, España, Italia y Portugal. Todo esto puede hacer tambalear a los grandes bancos franceses y alemanes. Si uno de esos bancos colapsa, o muestra signos de tensión, Wall Street tendrá grandes problemas. Posiblemente mayores, incluso, que los que provocó la caída de Lehman.

Esa es la razón por la que las acciones de los grandes bancos de EEUU han estado cayendo durante el último mes. Morgan Stanley ha tocado a comienzos de mes su nivel más bajo desde diciembre de 2008, y el coste de asegurar su deuda ha subido a niveles desconocidos desde noviembre de 2008. Se comenta que Morgan podría perder hasta 30.000 millones de dólares si algunos bancos franceses y alemanes caen (esta conjetura tiene su origen en el Consejo Federal de Seguimiento de las Instituciones Financieras, que supervisa todas las exposiciones transfronterizas de los grandes bancos).

Treinta mil millones de dólares es aproximadamente 2.000 millones más que los activos que posee Morgan en términos de capitalización de mercado. Pero el banco sostiene que su exposición a las entidades francesas es nula. ¿A qué obedece la discrepancia? Morgan quizá ha asegurado sus préstamos a los bancos europeos, de modo que siente que no está expuesto.

Pero ¿hay alguien que recuerde una cosa que se pronuncia AIG? Era la gigantesca firma aseguradora que se hundió cuando Wall Street empezó a desplomarse. Wall Street pensó que había asegurado sus apuestas a través de AIG. Cuando llegó el momento de la verdad, AIG no pudo pagar.

Los republicanos y los ejecutivos de Wall Street que siguen vociferando contra la ley Dodd-Frank (firmada por Obama en julio de 2010 para la reforma del sector financiero y la protección al consumidor) estánprofundamente equivocados. El hecho de que nadie parezca conocer la exposición de Morgan (y la de la mayoría de las otras grandes firmas de Wall Street a los bancos o derivados europeos) demuestra que la Dodd-Frank se quedó corta.
Los reguladores

Los reguladores aún no saben qué está pasando en WallStreet. No tienen un dibujo claro de la exposición en derivados de las grandes instituciones financieras de EEUU. Estees el motivo de que los altos cargos de Washington estén aterrorizados. Y de que el secretario del Tesoro, Tim Geitner, no cese de implorar a los dirigentes europeos que rescaten a Grecia y a los otros países fuertemente endeudados.

Hace algunos meses, cuando la crisis de la deuda europea comenzó a perfilarse, los bancos de Wall Street dijeron que no había motivo de preocupación. Ellos tenían una pequeña o nula exposición a los problemas de Europa. La Reserva Federal dijo lo mismo. En julio, Ben Bernanke reafirmó ante el Congreso que la exposición de los bancos de EEUU a los países europeos con problemas era "muy pequeña".

No se equivoquen. EEUU quiere que Europa rescate a sus países muy endeudados con el fin de que puedan pagar lo que deben a los grandes bancos europeos. De otro modo, esos bancos podrían venirse abajo, arrastrando con ellos a Wall Street. Una de las muchas ironías en este asunto es que algunos países muy endeudados (Irlanda es el mejor ejemplo) cayeron profundamente en la deuda, sobre todo por rescatar a sus bancos de la crisis que empezó en Wall Street.

En otras palabras, Grecia no es el problema real. Tampoco lo son Irlanda, Italia, Portugal o España. El problema real es el sistema financiero, centrado en Wall Street. Y aún no lo hemos resuelto.

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