EL MONOPOLIO IDEOLÓGICO DE LA DERECHA

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Cándido Marquesán Millán, en 'El Periódico de Aragón'

Que estamos inmersos en unos momentos de hegemonía ideológica según la concepción de Gramcsi, de la derecha neoliberal en Europa y en España, no es decir nada nuevo. Esa derecha domina y controla el contenido y la forma de los mensajes políticos. En cuanto al primer aspecto, ahí están ya asumidos conceptos como: control del déficit público, predominio de la privatización y sacralización del mercado frente a la ineficacia del sector público, desregulación de las relaciones laborales, inutilidad de los sindicatos, renuncia al progreso humano. En cuanto a la forma, es muy hábil en el uso de las palabras, plenamente consciente de que para controlar las mentes ajenas, una de las mejores herramientas es el lenguaje. Según Maeder, H. "Todo el que pretenda imponer su dominio, incluido el político, al hombre, ha de apoderarse de su lenguaje". Alguien señaló con muy buen criterio, "ya que no podemos cambiar el mundo, cambiemos al menos de conversación o de lenguaje".

Por ello, el capitalismo es un vocablo que ha desaparecido casi por completo, sustituido por economía de mercado. Si se habla de socialismo es casi siempre para mal: obsoleto, caduco, cuando no negador de la libertad. A los empresarios de siempre se les denomina hoy emprendedores. A los recortes brutales en servicios básicos fundamentales en educación, sanidad y asistencia social en Castilla la Mancha, su pluriempleada y muy preocupada por el paro Presidenta los llama "Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos". Al copago sanitario se le llama ticket moderador. La Reforma Laboral contribuirá a la creación de empleo cuando la economía se recupere, aumentará la flexibilidad interna para evitar despidos, y actuará contra la precariedad laboral. Ir a la huelga es de antiespañoles. Todos estos mensajes edulcorados en el envoltorio acaramelado de Súmate al cambio. En los actos conmemorativos de la Constitución de Cádiz, el Presidente del Gobierno nos obsequió con estas palabras "Los constitucionalistas gaditanos nos enseñaron que en tiempos de crisis no hay que tener miedo a hacer reformas, sino que hay que tener la decisión y la valentía de hacerlas. Fue así como el espíritu reformista se alzó frente al inmovilismo y a la resignación en estas tierras andaluzas. Gracias a su decisión e iniciativa, la reforma trajo el cambio. Y hoy, como entonces, el cambio es la reforma." ¡Qué manera de tergiversar y retorcer la historia con fines espurios! ¡Qué cinismo! Quienes no nos sumamos al cambio corremos el riesgo de ser equiparables al Fernando VII que dinamitó todas las reformas de los diputados gaditanos.



Estas ideas las repiten una y otra vez. La mejor forma de inculcar una idea en las mentes ajenas es repetirla hasta la saciedad. Lo repetido aburre, hace bajar la guardia y diluye el sentido crítico. Por otro lado, lo repetido se memoriza fácilmente y se vuelve familiar, y lo familiar, aunque sea perverso, siempre proporciona la sensación de seguridad. Lo cierto es que han conseguido su objetivo. ¿Cómo? La respuesta es clara. Hoy la derecha, tal como señala Boaventura de Sousa Santos "Tiene a su disposición a todos los intelectuales orgánicos del capital financiero, de las asociaciones empresariales, de las instituciones multilaterales, de los think tanks y de los grupos de presión, que le proporcionan a diario datos e interpretaciones que no son siempre faltos de rigor y siempre interpretan la realidad llevando el agua a su molino". Hoy en día, circula por el mundo una ola de informaciones y análisis que podrían tener una importancia decisiva para repensar y refundar las izquierdas tras el doble colapso de la socialdemocracia y el socialismo real. El desequilibrio entre las izquierdas y la derecha en relación con el conocimiento estratégico del mundo es hoy mayor que nunca. Tampoco es nada nuevo, ya lo dijo Carlos Marx en La Ideología alemana: "En efecto, cada nueva clase dominante se ve obligada, para poder sacar adelante los fines que persigue, a presentar su propio interés como el interés común de todos los miembros de la sociedad, es decir, a presentar estas ideas como las únicas racionales y dotadas de vigencia absoluta".

Esta crisis que está generando tanto daño en tantas personas, mientras que unas pocas amasan grandes beneficios, debería ser una adecuada oportunidad para empezar a cambiar las cosas. Según Josep Ramoneda "La impunidad de los que han provocado esta crisis es tan vergonzosa que es difícil de entender la ausencia de reacción salvo que el virus de la indiferencia se haya impuesto definitivamente y nos haya narcotizado para siempre". Desde el pensamiento, contra el totalitarismo de la indiferencia no queda otra opción que recuperar la razón crítica, aunque siempre ha resultado incómoda para el poder, por lo que la clase política tiene especial cuidado en fomentar la ignorancia. Para superarla el mejor antídoto es la cultura, propiciada entre otros factores por el hábito de lectura, lo que permite fomentar esa capacidad crítica, cada vez menos presente en esta sociedad. Groucho Marx lo expresa muy bien: "Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro". No conviene, en cualquier caso, perder la esperanza. Como alguien dijo alguna vez: es posible engañar a algunos durante mucho tiempo, a todos durante un tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. Profesor de Instituto

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