EL BBVA ENTRA EN LOS COLEGIOS PARA 'EDUCAR' EN FINANZAS

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Oskar Aranda y Tania Martínez, en 'Diagonal'

Con la excusa de la educación en “valores de futuro”, se pretende formar al alumnado más joven en las prácticas bancarias habituales de forma acrítica

La segunda entidad financiera española ha lanzado un programa educativo cuyo fin es legitimar su forma de actuación y captar potenciales clientes para el sistema bancario.

El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) ha puesto en marcha un programa educativo destinado al alumnado de primaria y del primer ciclo de la ESO, con el objetivo general de “trabajar por un futuro mejor para las personas”. Se denomina Valores de Futuro y pretende dotar al alumnado de recursos y herramientas para manejar y manejarse de la mejor manera con el dinero y su uso. Incluso han contado con la colaboración de José Antonio Marina, catedrático en Filosofía, que en el prólogo de los contenidos ofrecidos señala que “el dinero es un instrumento que puede tener un uso noble o un uso canalla”. Cabe preguntarse por el uso que le da el BBVA a través de la financiación activa de la industria armamentística y megaproyectos letales para el medio ambiente, como aquéllos que se realizan gracias a su dinero en diferentes lugares del planeta, como por ejemplo el pantano de Ilisu en Kurdistán, o las presas hidroeléctricas en la Patagonia chilena.

Programa acrítico

El programa educativo Valores de Futuro está dividido en siete bloques temáticos que suman 56 unidades didácticas a través de las cuales se va desgranando la postura del BBVA respecto al uso del dinero en la vida de chicas y chicos de entre 6 y 14 años. El objetivo explícito es convertir a esta audiencia en futuros hipotecados, inversores, totalmente insertos en la dinámica bancaria. El discurso es completamente acrítico y parcial, legitima el capitalismo de corte neoliberal y tiene como objetivo que el alumnado asuma el statu quo actual, en el cual la banca aparece como un agente financiero y social indiscutible.

Valores de Futuro es una réplica de otros muchos programas corporativos en los que las transnacionales intentan crear clientes ofreciendo programas, obsequios o infraestructura a escuelas a cambio de sumarse a sus iniciativas y de tener presente su nombre. Algo que grupos como la Plataforma contra el BBVA considera una injerencia en la educación, antesala del gran control corporativo de la educación superior.

Entre los mensajes más llamativos infiltrados en las pretendidas y pretenciosas “unidades didácticas” podemos visualizar los objetivos reales y claros, como cuando se habla del uso del dinero y otras veces, de una manera más sutil, cuando habla de la obtención de la felicidad, el trueque, o los microcréditos. Se trata de dinámicas destinadas a representar la futura vida adulta de chicos y chicas dentro de una sociedad de consumo, donde el dinero juega un importante papel, un papel que se antepone a las personas y a sus vidas.

Las dinámicas se van hilando de una manera precisa con el objetivo de relacionar conceptos en base a una asociación de ideas perversa y totalmente condicionada a las pretensiones del banco y sus futuros clientes. Encontramos varios ejemplos claros, a simple vista, de sus intenciones. La dinámica 12 nos habla de las necesidades vitales para ser feliz. Recurren a la pirámide de Maslow para hablarnos de amistad, afecto, seguridad, soñar, amor..., pero precisamente la siguiente dinámica se titula “vamos de compras”. No puede ser más burda esta asociación de ideas y más en adolescentes expuestos a un sinfín de spots publicitarios que les impulsan a la acumulación de bienes y a una competencia en las aulas donde siguen la premisa de “tanto tienes, tanto vales”.

A través de dinámicas como la anterior nos explican las funciones del banco (objetivo último y principal) y los servicios que prestan. Desde abrir una cuenta bancaria –con visita guiada a una sucursal incluida–, tener una hipoteca para comprar una casa –no se atreven a explicitar los años que deberán estar atados a los intereses del banco sus futuros nuevos clientes– e incluso otros servicios que ofrecen los bancos, como invertir; adquirir seguros privados de toda índole (quizá dando a entender lo que les espera a los chicos y chicas, futuros clientes de su banco, en estos tiempos de destrucción del Estado de bienestar); así como todo tipo de propuestas prácticas y legitimadoras del orden establecido.

En otros capítulos nos hablan del mundo como un gran supermercado donde todo se puede comprar y vender –gracias a la globalización neoliberal– sin referirse en ningún momento a las desigualdades norte-sur, a las políticas imperialistas del norte que impiden un desarrollo económico y social de los países más desfavorecidos, e incluso aportando ideas sobre el dinero tan macabra y legitimadora del statu quo como ésta: “Crearíamos un mundo terrorífico, porque hemos llegado a tal nivel de dependencia respecto al dinero que no podemos hacer ningún intercambio sin él” (dinámica nº 23: “¿Os imagináis un mundo sin dinero?”).

Lavado de imagen

En ocasiones pretenden dar una pincelada de barniz con ideas como el banco del tiempo, el trueque, la abolición del trabajo infantil, la solidaridad y cooperación, que se convierten en una burda caricatura, no sólo porque salen de un banco acusado de prácticas que van en sentido contrario a aquéllas, sino por el tratamiento que ofrecen. En la dinámica 48, denominada “Hacer un mundo mejor”, nos lo cuentan así: “El valor del dinero en nuestras vidas nos lleva a reflexionar sobre la desigualdad en la distribución de recursos y riquezas y sobre las maneras de mejorar situaciones que nos pueden afectar directamente en nuestras vidas diarias o afectan a poblaciones en países más necesitados”. Estaría bien que esta dinámica fuese ejemplarizada sobre lo que no se puede hacer, por ejemplo, en la construcción de la presa en Illisu (Kurdistán), donde, bajo financiación del BBVA a través de su participación en Garantibank, quieren desplazar a 78.000 personas en la ciudad de Hasankyef, con 12.000 años de historia; o en la política de desahucios que todos los días tiene como principal protagonista las maneras usureras y deshumanizadas de los ejecutivos del banco.

Además de servir de manual económico, en Valores de Futuro también se atreven a dotar su discurso de una carga moral clara donde dan pautas de cómo deben comportarse en sociedad, qué tipo de familia deben llegar a tener, cómo deben preparar su jubilación y hasta cómo deben gestionar su agenda, preparando, dan a entender, una nueva hornada de ejecutivos agresivos, estresados y dispuestos a todo, contra todas y todos.

El futuro que nos espera

La sociedad de consumo es una fábrica generadora de sujetos infelices que sólo pueden colmarse momentáneamente, tras la compra de sus objetos de deseo. A través de la sucesión de las dinámicas que presenta Valores de Futuro, las chicas y chicos ven que sus ilusorias pretensiones se convierten en verdades inmutables y desarrollables. Flaco favor hace el BBVA con estas unidades didácticas al impulso de una sociedad más justa, más humana y más solidaria. Todo lo contrario, nos presenta una jungla donde todo vale y donde el dinero se convierte en el centro y leit motiv de nuestras vidas. El BBVA se convierte así en el máximo representante y seguidor de Hobbes y su Homo homini lupus est descrito en el Leviatán, donde el egoísmo y la lucha entre humanos, es decir, todo lo que propugna el capitalismo, se convierte en eje y destino de nuestras vidas.

Es por ello que nos encontramos frente a un material altamente tóxico, mucho más que sus productos financieros, destinado a asegurar su propio futuro a través del adoctrinamiento de una clientela potencial encarnada en niños y niñas escolarizadas. No podemos permitir que el gran capital campe a sus anchas en el currículo educativo e implemente sus propuestas como si fueran un agente educativo más. Esperemos que la buena fe y la postura crítica de agentes educativos impidan su desarrollo en los centros escolares y hacemos un llamamiento a escuelas, sindicatos de estudiantes y de profesorado, AMYPAS y, en general, a toda la comunidad educativa, para que haga frente a este intento de dogmatización y denuncie públicamente las intenciones del BBVA con este programa educativo.

EXTENSIÓN DEL MISMO PROGRAMA EN LATINOAMÉRICA

A esta cínica incursión en el sistema educativo, debemos sumarle al menos otras dos que el departamento de Reputación Corporativa del banco implementa allá donde su actividad produce mayores estragos: en Latinoamérica. Allí, el BBVA financia, entre otras, una de las multinacionales mineras más cuestionadas: la canadiense Barrick Gold (de cuyo Consejo asesor es miembro el expresidente español José María Aznar). La alianza entre estas dos entidades ha dado lugar a la campaña “Leer es estar adelante”, que se suma al programa “Matemáticas para todos”, otra iniciativa educacional cuya implementación se está llevando a cabo en las áreas de influencia social de sus minas en Perú.

De esta manera, las multinacionales intentan otro vergonzoso lavado de imagen, que resulta como poco esperpéntico si tenemos en cuenta los nefastos impactos ecológicos y sociales que la minera produce allá donde realiza su actividad: destrucción de viviendas en los aledaños de la mina de Porgera (Papúa Nueva Guinea), la manipulación de títulos de propiedad sobre la tierra en Chile y Australia, vertidos tóxicos en Tanzania (que han causado hasta 45 muertos), y los proyectos para extraer oro en Pascua Lama, en la frontera andina entre Chile y Argentina, cuyos preparativos sobre el terreno han provocado ya la disminución de hasta el 70% de tres importantes glaciares, según Greenpeace.

LA UTILIDAD DE LA RUTA QUETZAL

Encontramos otro ejemplo de inculcación de “valores” en la Ruta Quetzal, cuyo mecenazgo lidera el BBVA: los jóvenes visitaron nada menos que la mina Yanacocha (Cajamarca, Perú) como un ejemplo de tecnología, progreso y contribución a la economía peruana. Sin embargo, esta mina a cielo abierto (práctica prohibida en muchos países por sus impactos), ha sido denunciada por expertos, movimientos sociales y ecologistas, debido a la destrucción ambiental que genera, las afectaciones sociales, laborales y el expolio del Perú.

NEGOCIO EDUCATIVO: LAS EMPRESAS SE INSTALAN EN LAS AULAS

TELEFÓNICA

Telefónica empezó situándose en el mercado de la educación ofreciendo accesos a internet orientados a alumnos de primaria y secundaria. Recientemente ha puesto en marcha una plataforma para los centros escolares con funciones de tutoría a través de internet (etutoring), contenidos digitales educativos y formación para profesorado. Telefónica Learning Services es la pata corporativa que quiere potenciar este sector.

SANTANDER

Global Santander Universidades lleva 15 años posicionándose en el ámbito universitario. Más de 2.000 trabajadores coordinan y gestionan la inversión de 600 millones de euros en cinco años para financiar proyectos universitarios y convenios de colaboración, así como el portal Universia. Junto a Telefónica e Hispasat se han unido para crear el Centro Superior para la Enseñanza Virtual (CSEV), vinculado a la UNED.

EULEN

El grupo Eulen es un conglomerado de empresas dedicadas principalmente a servicios de mantenimiento. Sin embargo, ha conseguido posicionarse en el sector de la educación infantil a nivel estatal, consiguiendo contratas no exentas de polémica, como en la localidad de Meco, donde se adjudicó la contrata con una valoración en el concurso inferior en la parte educativa a la cooperativa que desarrollaba el servicio.

CLECE

Clece, empresa del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, gestiona en España más de cien escuelas infantiles públicas, que están recalando en los últimos años en empresas “ajenas al sector” tras un cambio en la legislación en 2009. Hasta entonces, estas escuelas eran gestionadas por cooperativas de trabajadores sin ánimo de lucro. De 2003 a 2010, Clece multiplicó por diez su facturación, de 19 a 192 millones.

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