LA AUSTERIDAD ES UNA ESTAFA

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Carlos Martínez – ATTAC Andalucía

La mal llamada AUSTERIDAD quiere decir robo a los pobres y las clases populares para transferir el dinero que les recortan en servicios, prestaciones, salarios y en empleo, en especial el público para dirigirlo a los bancos y los poderes financieros, -es decir a los ricos- con la excusa de pagar deuda a la banca.

Las políticas de austeridad son una estafa. Pero gracias a la abrumadora publicidad que la derecha política y económica hace, consigue que muchas y muchos pobres y personas, sobre todo de las cada vez más proletarizadas clases medias, piensen que son necesarias. No olvidemos que el neoliberalismo -que es una ideología política- basa su preponderancia en un gran éxito cultural de sus principios y de su capacidad de controlar las mentes mediante la imposición de un modelo vital.

Todo es una gran mentira. Lo que provocan estas políticas de austeridad es más pobreza, más crisis y más paro. Las mal llamadas reformas, pues son contra-reformas, fueron implementadas e impuestas por la banca internacional, los grandes fondos financieros, Unión Europea, el FMI y todos los gobiernos europeos -junto a otros como los EE.UU- sin excepción, a partir de 2009/2010 en que iniciaron una dura escalada conjunta contra los derechos sociales y laborales, que acabó hundiendo las economías occidentales, la Europea en especial. Lo que demuestra el fracaso de las ideas neoliberales y socioliberales que desde unos años, antes ya del estallido de la crisis financiera, se venían imponiendo. Si bien tras un anunciado fracaso de una tímida apuesta inicial por el gasto público.

También es una herencia -la austeridad- del triunfo de la revolución conservadora de los años 80 del siglo pasado, que propició el desmantelamiento del bienestar y de los derechos sociales y sindicales. Son los recortes igualmente, el fracaso de la socialdemocracia que contagiada por la revolución ultra-liberal, se plegó en la llamada “tercera vía” a las imposiciones del mercado. En el momento en que se empezó a cuestionar el pacto del bienestar, se comenzó a derrumbar todo un sistema de valores basado en la imposición progresiva y la protección social.

El triunfo cultural y de valores del conservadurismo derechista estaba pues cantado. La economía casino y la dictadura de los mercados, tal y como ATTAC denunció hace más de diez años por boca y pluma de Ramonet y de Cassen, estaban cantados, y cuando Susan George denunció la traición socioliberal ya era tarde.

A esto hay que sumar la Unión Europea que se construía, que no era sino una gran farsa jurídica corrupta e infumable de Tratados que imponían un capitalismo feroz y obligaban a la privatización de lo público, así como a impedir el control democrático de los Bancos Centrales y el libre juego de una poderosa banca privada. Lo peor es que esto contó con los votos favorables de las socialdemocracias europeas e incluso de la CES, obnubilados por el mensaje neoliberal que parecía imparable. De esos polvos, estos lodos.

Cuando ATTAC anunciaba lo que inexorablemente ocurriría, los cargos públicos y asesores de gobiernos pretendidamente progresistas nos miraban condescendientes y con autosuficiencia. Pobres imbéciles, estaban ellos mismos autodestruyéndose o bien trabajando ya para los que luego les iban a recompensar enchufándoles, en ENDESA por ejemplo.

Al estallido de la crisis, la respuesta de las izquierdas sociales y sindicales se hizo esperar, pues era difícil conectar con las clases populares, y a ello se le unía la profunda división entre los claudicantes y entreguistas y los que estábamos por ser desde el principio activos contra la crisis.

La Huelga General del 29 de septiembre, fue en el Reino de España un primer paso, así como las de Euzkadi y Galicia. Estas huelgas demostraron curiosamente que todavía queda clase obrera, pues fue ésta, los y los obreros de mono o volante, las y los que la hicieron realidad. Pero se pudo observar algo que los sindicatos mayoritarios no controlan ya, y es la existencia de un gran sector de precarias y precarios, de contratados basura y de economía negra, sin ningún apoyo jurídico-laboral, en régimen de semi-esclavitud, que no tienen derecho de huelga de facto y sufren una patronal sin escrúpulos, apoyada por los medios, la inacción de los gobiernos y a los que la contra-reforma laboral aún ha dejado más inermes.

Pero todo se frustró. Ante el desierto resistente generalizado, las Mesas de Convergencia en el auditorio Marcelino Camacho lanzan su manifiesto antineoliberal y juntan alrededor de tres mil personas en un acto emotivo, valiente y esclarecedor, antesala del estallido del 15M, que es quien vuelve a lanzar a las personas a la calle en cientos de miles y lo vuelve a hacer tanto en el verano como en el otoño. El 15M, marca fundamentalmente un antes y un después. El problema es que muy pocos aparatos políticos, es decir ninguno, se ha percatado, de la nueva situación de la ciudadanía critica y qué se espera por parte de ésta de la política.

Las Mesas Ciudadanas de Convergencia y Acción, pretendían ser el elemento aglutinador socio-político y antineoliberal, democrático y no partidista, pero sí comprometido, lo cual les ha permitido que a pesar del 15M y su trabajo en el mismo, estén no solo subsistiendo, sino impulsando la unidad y la convergencia social y política de las y los de abajo.

Ahora, tras la gran victoria del PP, la CEOE, la banca, y la derecha conservadora europea, así como el hundimiento del socioliberalismo español, la contra-reforma laboral ha sido el aldabonazo que ha hecho volver a estallar la lucha. Saliéndose nuevamente las calles y situando a los sindicatos en primera fila, así como volviéndose a conformarse la alianza socio-sindical que propició la huelga del 29S de 2011, pero advertimos, en esa plataforma falta primero más movimientos y sindicatos y en segundo lugar, que sea una plataforma, es decir que convoque y decida. La nueva huelga general imprescindible ya, necesita de una apoyo ciudadano y global, de unas nuevas fórmulas de trabajo que los sindicatos mayoritarios no controlan o no ven, pero que son imprescindibles si se quieren alcanzar los objetivos de parar el Estado.

Si algo nos faltaba en esta gran estafa global, europea y estatal, la reforma financiera pone la guinda. Es la otra pata de la contra-reforma laboral para que la oligarquía española domine su Reino, bajo la placida y estúpida sonrisa de los Borbones. El único reflejo que quedaba de una banca pública, al menos no controlado por las tres o cuatro familias bancarias, las Cajas de Ahorros, acaban de ser subsumidas en concentraciones mayores, en beneficio de los oligarcas patrios que de paso recibirán ingentes ayudas públicas, para las que no hay tijeras.

Esta reforma hecha a la medida de los grandes bancos, acaba con el ahorro popular que es transferido a concentraciones bancarias, siempre privadas.

Pero frente a esto, solo cabe lucha, acción, resistencia y ofensiva organizada y en la calle de las clases populares y de la ciudadanía, en defensa de la democracia y el reparto. Es imprescindible llenar aún más las calles el próximo domingo 11 de Marzo. Pero también es imprescindible una Huelga General, en la que cada ciudadana y ciudadano, se comporten como un piquete activo frente a tanto robo, estafa y desvergüenza máxime cuando HAY ALTERNATIVAS y dinero de sobra, pero está en los paraísos fiscales y en el robo miserable de los ricos que defraudando impuestos masivamente nos penalizan, estrujan y EXPLOTAN.

Nos están aplicando contra-reformas que tienen por objeto acumular riqueza y poder los capitalistas, y acabar de facto con la soberanía popular, dejando la democracia representativa en lo que ya es, una mera fachada formal, que sirve para justificar represión policial y judicial, despidos, empobrecimiento para las de abajo y mayor enriquecimiento para los de arriba. Ese es el mundo, que nos quieren construir, esa es su España, la que quieren vender, comprar y disfrutar a su antojo. Vivimos una suerte de nueva dictadura encubierta a la que hay que enfrentarse, y en esa lucha callejera y laboral a la que estamos convocados, hace falta tener como siempre afirmo valor y valores. Buscar convergencias socio-políticas y que nadie cometa el error de creerse imprescindible. Pero que nadie pretenda sacar partido de sus dejaciones y claudicaciones tratando de ponerse ahora al frente de una manifestación que muchas y muchos llevamos ya más de cuatro años convocando. Humildad, fraternidad, igualdad y lucha contra los poderosos, en favor de la república de las y los iguales, de una Europa muy muy diferente y de otro mundo.

Esta lucha es algo más que contra una reforma, o varias contra-reformas, debe serlo también contra el régimen corrupto e injusto que las permite, que las impone. La dictadura de los mercados, es esto, ya está aquí y por si no había poco, nuevas medidas de austeridad impuestas por el gobierno derechista del PP, con más recortes. Ahora con la excusa del gasto de comunidades y ayuntamientos, en realidad no es sino recortar sanidad y educación públicas, acabar con la dependencia y despedir aún más trabajadoras y trabajadores. Son unos sinverguenzas, son unos mentirosos ¿Hay o no hay motivos para echarse a la calle ya? Nos sobran burócratas miedosos, nos falta coraje ciudadano y dignidad obrera.

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