SITUACIÓN ECONÓMICA INTERNACIONAL. Propuestas para salir de la crisis

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Juan Laborda, 'Fundación 1º de Mayo'

PRESENTACION

El magnífico texto que nos presenta Juan Laborda, “Situación económica
internacional: Propuestas para salir de la crisis”, plantea una acertada descripción
de las causas de la actual crisis que estamos viviendo y, lo que es más importante
a estas alturas, acierta plenamente en plantear las soluciones. Tanto en las
propuestas inmediatas para evitar el colapso al que nos dirigen las políticas
económicas desarrolladas en la mayor parte de los países de la zona euro, cómo
en las proposiciones estratégicas para evitar que vuelva a producirse una
situación similar en el futuro.

El principal problema, plantea el autor, es el excesivo endeudamiento privado,
derivado de una desregulación del sector financiero que generó un volumen
exagerado de dinero “malo” en el sistema, esto es, de una deuda que es
incobrable en su totalidad. Por tanto, resulta imprescindible una amplia reducción
y aplazamiento de ese enorme volumen de deuda privada de los países europeos
más afectados, lo que tendrá consecuencias directas sobre el tamaño del sector
financiero global. Algo similar a lo que se produjo el siglo pasado, cuando tras
numerosos programas de ajuste en algunos países en desarrollo altamente
endeudados, fundamentalmente latinoamericanos, finalmente se aceptó, en el
marco del Club de Paris, la refinanciación y eliminación de un volumen
importante de su deuda. Pero esto debe hacerse antes de que la situación
provoque una generalización de los impagos por parte de los deudores, que
produzca un pánico de consecuencias impredecibles en el conjunto del sistema
financiero mundial, y de que se haya sometido a gran parte de la población de los
países endeudados, entre ellos a la de nuestro país, a un profundo sufrimiento en
términos de empobrecimiento, de perdida de protección social y de derechos, en
conclusión, de descenso de las condiciones de vida de amplios grupos sociales.



Es evidente que estas propuestas suponen una depreciación del gran parte de los
activos financieros, que son dinero, esto es, instrumentos de pago aceptados
universalmente, pero, como ya dijo el economista ingles David Ricardo en 1810, 2
en relación con la perdida de valor de la libra: “la depreciación del dinero en
circulación ha sido más perjudicial para los hombres adinerados. Puede sentarse
el principio de aplicación universal que cada hombre se ve perjudicado o
beneficiado por la variación del valor del dinero circulante, en la proporción en
que su propiedad consista en dinero (…) el campesino se beneficia, más que
cualquier otra clase de la comunidad de la depreciación del dinero, y sufre
perjuicio con el aumento de su valor.” Si en las palabras de David Ricardo
sustituimos campesinos por trabajadores y empresas productivas (agrícolas,
industriales y de servicios), nos encontramos con un retrato anticipatorio bastante
fiel de lo que se vive actualmente el área euro en relación con la crisis de deuda.

Merece la pena destacar por último, antes de adentrarse en la lectura del
interesante documento de Juan Laborda, en la insistencia del autor en que el
Banco Central Europeo debe modificar elementos básicos de su política
monetaria, que ha venido defiendo los intereses de los propietarios de capital y
castigando al conjunto de los trabajadores y ciudadanos europeos, y a muchos
pequeños y medianos empresarios productivos. Algo que también ponían de
manifiesto el pasado 25 de septiembre diecinueve sindicatos europeos, entre ellos
la DGB alemana, los tres principales sindicatos franceses, la CGIL y al UIL
italianas y UGT y CCOO, reunidos en Madrid en el Encuentro Sindical Europeo
celebrado bajo el titulo “Alternativas a la crisis y al futuro de Europa”. El Banco
Central Europeo debe comprar en los mercados primarios parte de la deuda de
los estados que tienen limitado su acceso a los mercados financieros. Es decir,
debe crear dinero para comprar deuda pública, a menos que se considere que el
Banco Central Europeo debe responder a la definición que del Banco de
Inglaterra del s. XIX, el primer banco central creado en Europa, hizo el afamado
economista norteamericano John Kenneth Galbraith: “El Banco de Inglaterra era
un instrumento de una clase dominante. Entre los poderes que el banco obtenía
de esta clase dominante estaba el infligir privaciones. Podía bajar los precios y
los salarios y aumentar el desempleo. Eran los correctivos que se aplicaban
cuando se perdía oro, cuando la euforia era excesiva”.

Bruno Estrada Lopez. Director de Estudios de la Fundación 1º de mayo.1

SITUACIÓN ECONÓMICA INTERNACIONAL: PROPUESTAS
PARA SALIR DE LA CRISIS

1.- INTRODUCCIÓN.

El objetivo del este documento es ofrecer una serie de propuestas encaminadas a hacer
frente a la actual crisis económica internacional de naturaleza sistémica, desde tres
ópticas distintas, aunque complementarias. Por un lado, se detallarán una serie de
medidas de política económica distintas a las implementadas por la ortodoxia, que fue
incapaz de prever la crisis y que con sus recetas ha acabado agudizando la actual
miseria económica y social. Por otro, es necesaria una profunda reforma del sistema
financiero internacional que evite los excesos y consecuencias de las actuaciones de una
élite financiera, actualmente insolvente, y que siempre se guía por el miedo y la
avaricia. Finalmente se establecen una serie de prioridades estratégicas para el mundo
post-crisis. Pero lo primero de todo es resumir brevemente donde estamos, antes de
poder entender hacia dónde vamos.

La actual crisis económica global es de naturaleza sistémica, y presenta una serie de
rasgos comunes a otros episodios de crisis similares que se han dado en la historia. Por
encima de todos ellos, destaca el perverso papel que jugó el sistema financiero, que se
convirtió en sí mismo en un fin último de la economía, y no en un medio para mejorar el
sistema productivo. A modo de ejemplo, los flujos financieros en los períodos previos a
la actual crisis económica eran en volumen, medidos en unidades monetarias, 20 veces
superiores al tamaño de los flujos comerciales, produciéndose un sobreendeudamiento     apalancamiento de la economía en su conjunto.

El mayor peso del sistema financiero en la economía, se suele producir en períodos
donde los principios neoliberales y el “laissez-faire, laissez-passer” constituyen la
ideología dominante, de manera que se deja que el sistema financiero, especialmente el
comportamiento de los mercados financieros y del sistema bancario, se autorregule por
normas de buen comportamiento.

Teniendo en cuenta que el comportamiento de los mercados se guía por el miedo y la
avaricia, y no por la racionalidad de los inversores, estas fases suelen acabar en
inflaciones de activos y endeudamientos privados descomunales, de manera que cuando
se desploma el precios de los activos que soportan dicho endeudamiento, se produce
una brutal caída de la riqueza, un descenso de la renta, un aumento del desempleo, un 2
aumento de las quiebras de entidades privadas y públicas, incluidos Estados, posteriores
períodos deflacionistas, o hiperinflacionistas, y depreciaciones de divisas.

Deuda e insolvencia bancaria

El actual problema de Occidente es la acumulación de deuda, sobretodo privada, que no
se podrá pagar, y, como corolario, la insolvencia de su sistema bancario. Como
consecuencia surgen dos focos de conflictos.

- En primer lugar, las tensiones entre acreedores y deudores, por ejemplo entre
China y Estados Unidos, o entre Alemania y los países periféricos del Sur de
Europa. Los países acreedores demandan constantes recortes a los países
deudores con el fin de cobrar sus deudas.

- En segundo lugar nos encontramos ante el típico ejemplo de lucha de clases: la
élite dominante, la financiera, que está quebrada, presiona para que sea la
sociedad quien pague sus desaguisados. El sistema bancario, a través de sus
diferentes miembros, constantemente propone y aplaude duros ajustes para la
economía española o cualquier economía altamente endeudada. Resulta curioso
como después de las tropelías que han cometido exigen sin ningún rubor sangre,
sudor y lágrimas al resto de los ciudadanos.

En este escenario surgen dos dinámicas simultáneas.

1.- Una brutal lucha entre los distintos países occidentales endeudados por captar el
ahorro, que está básicamente en manos de los países emergentes y algún país
desarrollado como Alemania o Japón. La actuación de los lobbies anglosajones por
captar ese ahorro para sus economías altamente endeudadas ha sido perfecta,
desacreditando a Europa, y distrayendo la atención del auténtico foco de peligro de la
economía global, la quiebra de Estados Unidos y Reino Unido, cuyo volumen
endeudamiento público y privado no se podrá devolver. Por cada dólar de deuda que se
emite diariamente en el planeta alrededor del 57% corresponden a Estados Unidos y a
Reino Unido.

2.- Alemania lo ha hecho rematadamente mal. Como principal país acreedor de la
zona Euro reaccionó de manera tardía a la crisis griega, por intereses electorales de la
señora Ángela Merkel, permitiendo que los mercados, por definición especulativos,
devoraran a Grecia y a sus ciudadanos. Después vinieron Portugal e Irlanda. Y ahora
está pasando lo mismo con España.

Ideología, intereses de clase, y política económica

Aunque el origen de la actual crisis económica se encuentra en el sobreendeudamiento
privado, en ninguna de las soluciones propuestas se ha planteado, como condición
necesaria para salir de la crisis, una reducción del tamaño del sistema bancario global,
que conlleve paralelamente una quita o reducción de deuda de los agentes económicos
endeudados o hipotecados.

Si el problema de la economía de la mayoría de los países occidentales es la deuda, y
como corolario la insolvencia bancaria, por qué se opta por restricciones fiscales, o
ajustes salariales. Básicamente por dos razones. En primer lugar por cuestiones
dogmáticas, ya que el reconocimiento de que el problema actual de la economía es la
deuda privada y la insolvencia bancaria supondría poner de manifiesto el vacío
intelectual y el escaso soporte empírico de la mayoría de las teorías macroeconómicas y
microeconómicas bajo las que las élites políticas y económicas actuales se educaron.

Pura cuestión de supervivencia.

En segundo lugar por la presión de la clase dominante, la financiera, para que sea la
sociedad quien pague sus desaguisados. El sistema bancario, a través de sus diferentes
miembros, constantemente propone y aplaude duros ajustes para las economías
altamente endeudadas, como la nuestra. Resulta curioso como después de las tropelías
que han cometido exijan sin ningún rubor sangre, sudor y lágrimas al resto de los
ciudadanos. La banca española, por ejemplo, expandió sus balances de manera
incontrolada. Sus activos crecían mediante la concesión de créditos y préstamos,
básicamente alrededor del sector inmobiliario, y se financiaba con deuda en el mercado
de capitales. Ahora estas mismas entidades cortan el grifo del crédito, en un contexto de
incremento de la mora, y tratan de recapitalizarse a costa de los contribuyentes.

Pero además de los intereses de la clase dominante, son las cuestiones ideológicas las
que marcan la política económica de la mayoría de gobiernos y organismos
supranacionales. Sus ideólogos económicos se encuadran dentro del “pensamiento
único” o “consenso de Washington”. Lo que ellos presentan como verdades
indiscutibles, en realidad reflejan juicios de valor, alimentados por la ideología
dominante, la suya, la neoliberal. Veamos varios ejemplos.

Existe un prejuicio favorable con respecto a los mecanismos de mercado, la libre
empresa, y el “laissez-faire”. Afirman sin ningún rubor que la riqueza la crea el sector 4
privado. Si fuera posible eliminar las imperfecciones que entorpecen la libre
competencia o la circulación de una información perfecta, la perfecta flexibilidad de
precios permitiría llegar al mejor de los mundos. Por el contrario, el Estado es percibido
como una fuente de ineficiencias y preconizan un mínimo de intervención o de
legislación reguladora.

Aún no se han enterado que han sido la desregulación y la falta de supervisión lo que ha
provocado la actual recesión económica. La avaricia y el miedo son quienes en realidad
guían los “animal spirits” de la economía capitalista. Es necesario incorporar en el
análisis económico la teoría del comportamiento humano y las nuevas tendencias en
economía financiera, las finanzas evolutivas.

Parece que tampoco se han enterado que la economía global está en una crisis profunda
como consecuencia de los errores en los que incurrió el sector privado. Familias,
empresas no financieras, y entidades financieras acumulan una deuda muy superior a los
Estados, en torno a un colateral cuyo precio se ha hundido.

Pero ahí no queda todo. ¿Cómo se puede explicar el empecinamiento de las élites
políticas y económicas por reformas que se traducen en salarios más bajos y una mayor
precariedad? Por ideología. Los asesores económicos de la mayoría de los gobiernos
occidentales, Bancos Centrales, y de organismos multilaterales conceden un papel vital
a los costes relativos. Según ellos lo que guía la economía es el efecto sustitución donde
la clave está en los precios o costes relativos, de manera que cuanto menores sean éstos
mejor para la actividad económica. La evidencia empírica, por el contrario, otorga un
mayor peso al efecto renta, donde la evolución de los diversos agregados económicos se
explica mejor y en mayor medida por las fluctuaciones de los ingresos y los cambios 
técnicos.

Los países emergentes, y una nueva moneda global

Para compensar el desapalancamiento del sector privado, Occidente, especialmente
Estados Unidos, está buscando que los estímulos para la demanda doméstica procedan
de las exportaciones. Buscan una mayor contribución externa para la recuperación de la
demanda. Para ello se necesita un mayor gasto agregado de las economías emergentes
que puedan crecer más vía componentes autónomos. Pero aquí surge un problema: los
países BRIC, alguno de los cuales, como Brasil, en las últimas dos décadas se habían
visto sometidos a políticas monetarias y fiscales muy restrictivas por parte de los 5
organismos internacionales, se muestran perplejos ante los desequilibrios galopantes de
Estados Unidos, y reclaman una nueva moneda reserva supranacional que supere al
dólar, con el fin de balancear el mundo.

La creación de una moneda supranacional reduciría el impacto de una devaluación del
dólar, y es lo que los países BRIC empiezan a reclamar cada día con mayor intensidad.

Por el contrario, Estados Unidos, no quiere abandonar el papel del dólar como moneda
reserva, ya que tendría problemas de refinanciación de su deuda, y podría entrar en un
proceso similar al de Argentina en 2001.

La actual crisis financiera, en realidad, está acelerando la traslación del eje económico a
través del Pacifico, desde EEUU a China; y a la vez podemos estar entrando en una
tercera fase en la relación entre la política y la economía en un mundo globalizado.

En Bretton Woods se diseñó el gobierno de la globalización desde parámetros europeos,
del control de la política sobre la economía, pero la globalización se interrumpió tras la
2ª Guerra Mundial (GM) al romperse en mundo en dos bloques económicos.

A partir de la caída del Muro tuvimos una segunda fase en la cual la globalización se
aceleró pero, debido a la hegemonía estadounidense del mundo, cuyo pensamiento
económico estaba dominado por los elementos neoconservadores, se planteó que la
política no debía interferir en la actividad económica, y asistimos a una globalización
sin gobierno.

Tras la actual crisis financiera podemos estar pasando a una tercera fase de gobierno de
la globalización en la que va a ser determinante el papel de China y otros países
emergentes. En estas sociedades el control de la política por la economía es mucho
mayor al que estamos acostumbrados según los parámetros actuales de los países
occidentales, no los que había hace cincuenta años. La relación entre el gobierno y la
actividad económica en muchos de esos países se parece mucho a la mayor parte de los
países europeos tras la 2ª GM: control de cambio sobre la moneda, fuerte regulación de
la actividad económica, fuerte presencia de empresas públicas.

La presencia, por primera vez, de un representante del gobierno chino, en la máxima
dirección del FMI es un claro ejemplo de ello. El papel de China, y de otros países
emergentes como Brasil, la India y Rusia en la definición de las nuevas políticas de
gestión global de la economía serán muy importantes para acabar con el predominio de
los fallidos análisis y recetas de la tecnocracia global para afrontar la crisis, 6
contaminada por un exceso de ideología neoliberal. El claro ejemplo de que esos
tecnócratas no interpretan correctamente lo que los mercados quieren es que sus
políticas de ajuste en la UE son sistemáticamente castigadas por los mismos mercados
que ellos pretenden interpretar. Bajo este análisis se podría tratar conjuntamente el
problema de la enorme deuda privada y una nueva moneda reserva mundial.

La enorme deuda privada, en gran medida del propio sistema financiero, en la mayor
parte de los países desarrollados es lo que lastra su capacidad de recuperación
económica, de generación de empleo y de garantía de su estado del bienestar.

Por eso la solución menos costosa en términos sociales para los países desarrollados
altamente endeudados, para evitar que el conflicto social dinamite sus perspectivas de
recuperación, es la constitución de un “Club de Pekín”, similar al Club de Paris
instaurado en 1956 para llegar a acuerdos de quita y demora en la deuda que los
entonces países subdesarrollados tenían con los entonces países desarrollados. Este
“Club de Pekín” debería acordar una reducción global de la deuda, que es
fundamentalmente privada, ya que es impagable a escala mundial, y consecuentemente
una reducción del sector financiero privado mundial, el desarrollo de eficaces
instituciones financieras públicas y democráticas de ámbito global y una nueva política
monetaria a escala mundial en la que debe considerarse una nueva moneda de reserva
diferente al dólar.

El artículo se divide de la siguiente manera. En la sección 2 se recogen una serie de
propuestas de política económica a implementar, básicamente, en los países
occidentales. En la sección 3 se presentan medidas destinadas a corregir los efectos
perversos derivados de una desmedida desregulación del sistema financiero
internacional. En la Sección 4 se detallan cuales deberían ser las prioridades estratégicas
del mundo post-crisis, con un papel cada vez más relevante de los países emergentes.

Finalmente, en la sección 5, se recogen las conclusiones más importantes.

2.- PROPUESTAS DE POLÍTICA ECONÓMICA

Si te interesa seguir leyendo AQUI tienes el original

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