Miguel Ángel Luque Mateo, en 'Diagonal web'
En la segunda semana de diciembre el Banco Central Europeo (BCE), en coordinación con los principales bancos centrales del mundo, anunciaba nuevas “medidas no convencionales para facilitar un acceso del sector bancario europeo a la liquidez y mejorar el funcionamiento del mercado interbancario”. Además de rebajar los tipos de interés en un cuarto de punto, hasta situarlos en el 1%, las principales novedades consisten en permitir que los bancos puedan recibir préstamos del Banco Central Europeo por un período inusualmente largo de tres años, en lugar de uno, además de relajar las garantías que se les exigen para poder solicitar esos préstamos. En definitiva, se trata de aumentar aún más la barra libre de liquidez al sistema bancario, teniendo en cuenta que, por ejemplo, Dexia Bank tiene dispuestos 45.000 millones en una línea de crédito, ampliable hasta 90.000 millones y que, en esa semana, 80 bancos se presentaron en las ventanillas del BCE a pedir más de 50.000 millones de euros.
Lo paradójico de la situación es que, mientras esto ocurre, los Tesoros Públicos de los Estados de la periferia Europea se encuentran con crecientes dificultades para poder colocar las sucesivas emisiones de deuda, de forma que deben pagar, además, un interés cada vez más elevado que, en el caso de los bancos españoles está en torno al 5-6%, los bonos españoles. ¿Y quién se beneficia de esta alta rentabilidad que detrae unos ingresos públicos que se recortan de otras partidas? Ese mismo sector financiero que, a pesar de todas las dificultades, se aprovecha de un sistema que le permite ganar sobre un 4-5%, simplemente, prestando a los Estados el dinero que antes ha recibido del BCE. Así, por ejemplo, según los datos de la Autoridad Bancaria Europea, los grandes bancos españoles han elevado su cartera de deuda pública estatal en un 1,83% en los nueve primeros meses del año, al tiempo que han reducido el crédito a la Administración pública en un 12%.
Llegados a este punto uno se pregunta: ¿cómo es posible que una institución pública europea como el Banco Central corra a rescatar a los bancos y no realice la misma política con los Gobiernos y sus ciudadanos? La respuesta técnica se basa en la independencia de la entidad y en la prohibición de financiar a los Estados impuesta por el artículo 123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. La verdadera razón, sin embargo, habría que buscarla en los problemas de apalancamiento de los principales bancos alemanes y en la dictadura impuesta por los mercados, que colocan al frente de las instituciones que dirigen la política financiera a sus propios hombres disfrazados de tecnócratas. Piénsese que Mario Draghi, el actual presidente del BCE, además de haber sido director ejecutivo del Banco Mundial, fue exvicepresidente durante los años 2002 a 2006 del banco estadounidense Goldman Sachs que, constituye uno de los grupos de especulación más grandes del mundo y que ayudó a camuflar la deuda griega mediante instrumentos financieros para engañar a Bruselas.
El as en la manga
Asistimos otra jugada del capital, ya conocida por algunos países latinoamericanos, con la siguiente secuencia: 1) se hunde a los países mediante la especulación en bolsa/mercado y se les infunde un miedo constante y progresivo a la respuesta de los mercados; 2) se les obliga a recurrir a préstamos para mantenerlos en statu quo o “salvarlos”, con cuantías perfectamente calculadas para que no puedan ser pagadas; como ha sucedido en Grecia; 3) se les exigen recortes sociales y privatizaciones en detrimento de los ciudadanos, bajo la amenaza de que si los gobiernos no los ejecutan los inversores se retirarán por miedo a no poder recuperar el dinero invertido en su deuda pública; 4) se crea un altísimo nivel de descontento social, propicio para que el pueblo acepte cualquier cosa con tal de salir de la situación, y 5) el capital coloca a sus hombres donde mejor le conviene (Monti y Papademos en Italia y Grecia, por ejemplo).
TREGUA EN LOS MERCADOS
LA PRIMA DE RIESGO baja tras la venta de deuda pública
Al cierre de esta edición, la prima de riesgo de la deuda española se mantenía estable —en 317 puntos—. Las últimas subastas de deuda del Tesoro Público han superado las expectativas, ya que ha aumentado significativamente la inversión de agentes financieros en la deuda, dada su alta rentabilidad
ALEMANIA, líder en deuda pública en circulación
Alemania es el país europeo que más cantidad de deuda pública tiene en circulación (dos millones), por delante de Italia, cuya deuda pública supone más del 120% del PIB. Esto obliga a Italia a pagar tipos de interés del 6 y el 7% a quienes invierten en su deuda.
ESPAÑA gastó un 28% más en pagar intereses respecto a 2010
El coste financiero de las operaciones de venta de deuda del Estado ha sido superior a los 22.000 millones en 2011. Este año se han batido récords en los tipos de interés que ofrecen las emisiones de deuda pública. En noviembre, el Tesoro pagó más de un 5% por colocar deuda a 12 y 18 meses, la cifra más alta desde 2000.
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