ISLANDIA DA CAZA A LOS BANQUEROS RESPONSABLES DE LA CRISIS

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Extractos de artículo de Le Monde


Charlotte Chabas

En Londres, Barclays ha falsificado los tipos de interés de préstamos interbancarios. En Madrid, Bankia habría manipulado sus resultados para poder salir a Bolsa. ¿Cómo obligar a que los bancos culpables rindan cuentas? En Islandia, los investigadores buscan a los defraudadores para llevarlos ante la justicia.

Antes de la crisis económica, Olafur Hauksson era comisario de policía en Akranes, una pequeña población portuaria de 6.500 habitantes situada en el extremo de una península helada, a unos cincuenta kilómetros de Reikiavik. Desde enero de 2009, busca y lleva ante la justicia a los que desempeñaron una función clave en el hundimiento económico del país en 2008.

A finales del verano de 2008, la burbuja islandesa explotó, como consecuencia de la crisis de las hipotecas subprimes estadounidenses. Dos semanas después de la vertiginosa caída de Lehman Brothers, se hundieron los tres principales bancos del país, cuyo valor representaba el 923 % del PIB. La crisis arrasó toda la isla y la corona islandesa se hundió, sin que ninguna intervención pudiera parar la espiral en picado de su cotización. El 6 de octubre de 2008, en directo, en la televisión nacional, el primer ministro de entonces acabó su discurso pidiendo a Dios que “salvara la isla”.

Desde esa fecha fatídica, lslandia vivió días turbios. En 2009, los islandeses, poco dados a las demostraciones sociales, expresaron su ira contra los políticos y esos “neo-vikingos” de las finanzas que les engañaron. La “revolución de las cacerolas” desembocó en la dimisión del Parlamento y del Gobierno conservador.

Entre las reivindicaciones de este movimiento, se encontraba el juicio a los que se hubieran aprovechado de la situación económica y hubieran empujado a Islandia al abismo económico. Las elecciones legislativas anticipadas [en 2009] llevaron a la izquierda al poder. La nueva primera ministra, Johanna Sigurdardottir, quería designar rápidamente a un fiscal para que investigara las causas de la crisis. Pero nadie se peleaba por ocupar el puesto.

[...] Olafur Hauksson, aislado en su pequeña comisaría de provincia, no tenía ninguna relación con esa élite acusada de haber precipitado a la isla hacia la quiebra. A pesar de su inexperiencia total en materia de justicia económica, fue el único que se presentó para el puesto. [...] Más de tres años después de su nombramiento, reconoce que “no ha empezado a sentirse bien en su función hasta hace poco”. Tras encabezar inicialmente un equipo de cinco personas, actualmente dirige a más de cien colaboradores.

Exiliarse en el extranjero

Tienen una doble tarea: “Por un lado, se trata de investigar todas las sospechas de fraudes y delitos cometidos antes de 2009, y por otro, emprendemos diligencias judiciales contra los presuntos culpables”. Un método “totalmente nuevo”, con el que los investigadores pueden “seguir los casos” y con el que la justicia puede “conocer los asuntos como la palma de la mano”. Una condición indispensable “para poder rivalizar con los abogados de la defensa, que están muy bien preparados”.

Para facilitar la misión del fiscal, el Gobierno realizó una serie de modificaciones legislativas sobre el secreto bancario. “Actualmente tenemos acceso a toda la información, sin ninguna objeción posible”, afirma Olafur Hauksson. Sospechas de fraudes bancarios, delitos de uso ilícito de información privilegiada, usurpaciones de identidad profesional, desvíos de fondos: las investigaciones que se llevan a cabo son muy variadas y las tres salas de interrogatorios (que en breve serán cuatro) siempre están llenas. El fiscal afirma que hoy trabaja “en un centenar de casos prioritarios”.

La mayoría de las personas investigadas son antiguos responsables del sector financiero, miembros de los consejos de administración de los bancos antes de la crisis. Islandeses que, desde entonces, en muchos casos han optado por exiliarse a países extranjeros para proseguir su carrera, por ejemplo a Luxemburgo. Una dispersión que complica en gran medida la tarea del equipo del fiscal Hauksson. Pero éste multiplica las pesquisas y no duda en investigar en las filiales extranjeras de los bancos islandeses e incluso a residentes extranjeros. “Contamos con una cooperación internacional total”, destaca Olafur Hauksson.

A día de hoy, ya se han dictado algunas sentencias. Dos antiguos dirigentes del banco Byr, los primeros en ser juzgados, cumplen una pena de cuatro años y medio de prisión. El antiguo director del gabinete del ministro de Finanzas en el momento de la crisis, Baldur Gudlaugsson, fue condenado por un delito de uso indebido de información privilegiada a dos años de prisión. Más recientemente, a Sigurdur Einarsson, expresidente del banco Kaupthing, se le ha condenado a devolver al banco 500 millones de coronas islandesas, unos 3,2 millones de euros, y a la congelación de todos sus activos. Una “purga” que no será inmediata

Otros aún esperan a rendir cuentas ante la justicia. Jon Thorsteinn Oddleifsson, antiguo tesorero del banco Landsbanki, conocerá en breve su destino, al igual que Làrus Welding, exdirector general del banco Glitnir

El trabajo de Olafur Hauksson suscita fuertes críticas entre la población. “Sabemos que tenemos todas las miradas puestas en nosotros, que no podemos cometer errores”, destaca, pero “si aceleramos las cosas, seguramente nos equivocaremos y en el contexto actual, con la desconfianza de los islandeses hacia las instituciones, nuestra actuación debe ser más irreprochable que nunca”.

Es difícil ser “irreprochable” en una sociedad en la que las prácticas dudosas han sido la norma durante mucho tiempo. En mayo, dos miembros del equipo del fiscal vendieron información por 30 millones de coronas islandesas (191.000 euros) a un misterioso destinatario. Estos dos expolicías investigaban sobre el asunto Sjovar/Milestone, una empresa de seguros en la que había invertido el Banco Central Islandés antes de volver a ceder sus participaciones por una suma menor. Los dos hombres, acusados de haber violado la confidencialidad de su función, fueron suspendidos de su cargo.

La “purga” del sistema financiero islandés, como le gusta decir a Olafur Hauksson, no será inmediata. Aunque prevé el fin de la misión para 2015, el fiscal sobre todo espera que Islandia, cuya economía se recupera progresivamente, algún día pueda “echar la vista atrás y sentirse orgullosa de haber sabido aprender las lecciones del pasado”. —

Charlotte Chabas – Le Monde. 12 julio 2012

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