Vivimos días de indignación social y convulsión mediática sobre el dinero y la corrupción en sus distintas formas (empresarial, partidaria, mafiosa, institucional-), que tiene como hilo conductor la acumulación de dinero y poder, en beneficio propio o de los amigos. A pesar de lo escandaloso que resulte, lo realmente relevante es que los casos que hay en la prensa son la punta del gran iceberg que es el poder económico acaparado en pocas manos, de una forma antidemocrática y con una gestión opaca, especulativa y corrupta.
Mientras unos (la minoría) han ido acumulando dinero/poder, en sus distintas variantes, a otros (la mayoría) se les han ido recortando derechos sociales. Eso sí, con soporte legal: paraísos fiscales, concursos públicos, banco-tapadera y amnistías fiscales. Dicen que algunas prácticas son legales, lo que es dudoso y habla muy mal de la legalidad, pero de éticas no tienen nada. Estas prácticas ponen en riesgo la democracia, de ahí que surja un clamor social contra la corrupción económica y quienes lo han favorecido, o consentido, especialmente algunos banqueros, empresarios y políticos.
Con la indignación no es suficiente, debemos ser capaces de aunar denuncia, protesta y propuesta; para potenciar una mayor democracia económica o sólo tendremos una sombra de aquello a lo que aspiramos. No sea cosa que mientras estamos protestando nuestro dinero esté puesto (por omisión) al servicio de los corruptos. Por ello, es clave practicar y potenciar las finanzas éticas, que cada día se van consolidando en España. Son instrumentos que nos permiten saber para quién trabaja nuestro dinero, obtener rentabilidad económica y social, y poder participar en la toma de decisiones económicas.
La transformación social pasa por la implicación económica, por darle un uso ético a nuestro dinero y ponerlo al servicio de nuestros valores. Y para ello tenemos dos ejemplos claros y cercanos: Coop57 Aragón, una cooperativa de servicios financieros, y Fiare Aragón, que trabaja en la construcción de la banca ética. Ambos están comprometidos en impulsar la economía real, a servicio de las personas, frente a la economía especulativa que nos ha llevado a esta situación. ¿Para quién trabaja nuestro dinero?
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