Los reguladores en Estados Unidos siguen buscando a quién castigar por los abusos que llevaron a la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión. Y en ese proceso colocan la lupa ahora sobre las agencias de calificación de riesgo, por si estas firmas hubieran cometido algún tipo de fraude que les permita actuar por la vía civil para exigirles responsabilidades.
Según The Wall Street Journal, los supervisores de la Comisión del Mercado de Valores de EE UU (la SEC, por sus siglas en inglés) estarían valorando ya las opciones que tienen sobre la mesa para atacar con éxito a estas firmas en los tribunales, tras haber realizado una larga investigación sobre el papel que desempeñaron en el proceso de empaquetado y venta de deuda vinculada a hipotecas de alto riesgo.
Ahí es donde está el epicentro del terremoto que derrumbó hace tres años a Bear Stearns y después a su rival Lehman Brothers. Entre las firmas que podrían ser objeto de esta acción legal en fase de consideración, el diario financiero cita a Standard & Poor's. Eso provocó que las acciones de McGraw-Hill, su matriz, cayeran más de un 4% a media sesión en Wall Street.
También sufrieron un duro revés los accionistas de Moody's, que vieron cómo el valor de sus títulos se dejaban cerca de un 8%. El temor en el parqué es que la investigación de la SEC acabe exigiendo responsabilidades a otras firmas además de S&P.
Hasta ahora, el dedo acusador por parte de los reguladores y de las investigaciones llevadas a cabo en el Congreso de EE UU se limitó a lanzar reprimendas más bien de tipo moral contra los grandes titanes de Wall Street. Una de las dificultades con las que se ha topado la SEC es que le ha sido muy difícil probar que hubo una actuación irregular o fraudulenta.
Las agencias de calificación crediticia fueron un eslabón importante en la cadena de titulización de hipotecas. Fueron ellas las que pusieron nota a los paquetes de deuda que iban estructurando los bancos. Y gracias a la alta calificación que le otorgaban, las entidades pudieron colocarlas sin mayores problemas en el mercado. Hasta que estalló la burbuja inmobiliaria y ese papel quedó sin valor.
Hasta ahora, las agencias de calificación estuvieron resolviendo las demandas privadas una a una, por la vía extrajudicial. Es la misma estrategia que están siguiendo los grandes bancos, que vuelve a sentir la presión de los supervisores. Pero de acuerdo con el Journal, la SEC quiere atacarles cuestionando si hicieron su trabajo de forma correcta al poner nota a estos activos.
La impresión de la SEC, como quedó en evidencia durante las audiciones públicas en Washington dedicadas a la crisis, es que no lo hicieron y que primaron el interés por preservar la relación con los bancos que le presentaban las cestas con hipotecas. Lo que debe demostrar el regulador es que se engañó a los inversores, y si esto se hizo de forma intencionada o por dejadez.
La comisión del Congreso que investigó la crisis concluyó que "los fallos de las agencias de calificación crediticia fueron engranajes esenciales en la maquinaria de la destrucción financiera. Las tres agencias fueron herramientas clave del caos financiero. Los valores relacionados con hipotecas en el corazón de la crisis no se habrían comercializado y vendido sin su sello de aprobación".
Las agencias de calificación se limitan a dejar claro que hasta la fecha no se han presentado cargos contra ellas, y que están cooperando con los reguladores ante cualquier solicitud de información. El año pasado, la SEC emprendió una acción legal contra Goldman Sachs que se resolvió en los despachos con un desembolso de 500 millones de dólares y sin que la firma admitiera haber actuado de forma irregular.
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