"YO NO PUEDO VIVIR DIFERENTE DEL TRABAJADOR AL QUE REPRESENTO"

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ENTREVISTA A JOAN CARLES GALLEGO (CCOO CATALUNYA)

Joan Carles Gallego, secretario general de CCOO Catalunya, apela a reunir una mayoría social que huya de los extremos para luchar contra la crisis, pero dosificando las huelgas generales y pide una ley de financiación pública para los sindicatos

Carles Batalla, en 'Publico.es'

La movilización sostenida y la unidad de acción son los dos ingredientes que receta Joan Carles Gallego para combatir la crisis y el engaño de la recuperación. El secretario general de CCOO Catalunya apela a reunir una mayoría social que huya de los extremos, "entre el peligro de la resignación y el de la radicalización". Recuerda que, no hace tanto, el empleo era un medio desde el que se podía proyectar la vida y que la precariedad actual ha convulsionado la cultura del trabajo, "el elemento de integración social más importante". ¿Otra huelga general? Opta por dosificarla.

Empecemos por lo más reciente: el PP vende optimismo y esperanza ante la reducción del paro pero hay otros datos preocupantes...

Todos los indicadores dicen que la situación económica continua bajo mínimos y que la ocupación no se recupera, lo que pasa es que los gobiernos hacen interpretaciones interesadas de los datos para justificar las políticas antisociales. Sí, hay 1.000 personas menos registradas en el paro pero la afiliación a la Seguridad Social cae en 10.000, eso significa que hay 9.000 puestos de trabajo menos.

¿Y no lo hacen para que la gente se anime y consuma, igual que en la era Zapatero con los brotes verdes?

Sí, eso funciona por psicología, si generas un clima de confianza incentivarás el consumo, pero eso es desconocer la realidad porque el endeudamiento de las familias no ha bajado, al contrario. Aunque te generen ese clima, la demanda interna no tirará del carro porque las personas no tienen capacidad adquisitiva y no hay gasto público social.

O se cambian radicalmente las políticas públicas económicas del país y el compromiso social del sector empresarial o continuaremos en este sendero de empobrecimiento e incrementos de la desigualdad. El resultado de los años de crisis es que en el reparto de la riqueza nacional las rentas del capital han aumentado su peso mientras que las rentas del trabajo han disminuido. Eso significa que alguien se está aprovechando de la crisis y otros están perdiendo. Hay una coincidencia entre el "Alguien se está aprovechando de la crisis y otros están perdiendo"optimismo del PP en España y el que vende la Generalitat: ambos hablan de síntomas de reactivación económica pero la realidad les desmiente: hay muchos expedientes de regulación de empleo, muchas empresas aprovechan el contexto general para abaratar costes, no porque necesiten hacerlo sino porque aprovechan la situación para aumentar la productividad exprimiendo al máximo las condiciones de trabajo. Eso provoca más paro y empobrecimiento, sueldos más bajos...Eso hace que las empresas aumenten la productividad pero no son más competitivas porque no innovan. La competitividad pasa por el diseño o la innovación, no por abaratar costes laborales ni por afectar las condiciones retributivas del individuo.

Desde hace un par de meses algunos políticos y medios de comunicación nos repiten el mantra de que la crisis ya ha pasado...
No vemos los signos de recuperación, el sector de la exportación funciona, pero es el 20% del conjunto de la economía, y la recuperación débil de este sector no puede compensar la situación económica general. Como la demanda interna está bajo mínimos, el resto de la economía no tiene la capacidad de demanda suficiente para recuperarse, podemos entrar en datos macroeconómicos positivos y crecer el 0,1 o 0,2% del PIB pero con eso no se mejoran las condiciones de vida. Si no cambiamos estas políticas de austeridad, lo tenemos complicado, la salida de la situación de las empresas no pasa por echar los trabajadores ni rebajar costes salariales sino por medidas de reorganización que mejoren la capacidad competitiva de la empresa pero no a costa de derechos laborales. Planteamos políticas públicas que reactiven la industria, protejan las personas y las doten de servicios sociales. En paralelo estamos actuando en el marco de la Confederación Europea de Sindicato: más de 60 sindicatos nos hemos puesto de acuerdo en que hace falta un plan de inversiones para toda la UE que incida en la reactivación económica a través de infraestructuras energéticas renovables, investigación, innovación, mejoras en educación y conocimiento...un plan que permitiría cohesionar la ciudadanía europea. Para llevarlo a la práctica se requiere más ingresos en la UE y hay alternativas: un impuesto sobre las grandes fortunas y el impuesto de transacciones financieras que cortaría las prácticas especulativas.

¿Eso no lo acabaría pagando el consumidor?

Si hay controles políticos, no. Hay que acabar con la lógica de que los bancos hacen lo que quieren, tienen que someterse a la democracia y a los derechos. Una cosa son los beneficios de un banco y otra cosa es la usura. El impuesto de transacciones financieras no atacará el banco, sino a las prácticas especulativas, y el de las grandes fortunas dotaría a la UE de unos 260.000 millones de euros anuales. Nosotros planteamos un plan de diez años, eso es el 50% de lo que se ha gastado la UE en el rescate de los bancos en cinco años. Pedimos el doble de tiempo y la mitad del dinero.

Pero ese impuesto de las grandes fortunas no prosperaría en un gobierno de derechas a no ser que venga impuesto por Europa.

Las cosas no son inevitables, dependerá de las sociedades movilizar las conciencias. Hoy las políticas están sirviendo a los intereses de una minoría muy poderosa que está marcando las normas de funcionamiento. Tendremos que movernos y organizar la movilización.

¿Qué tiene que pasar para que la gente salga más a la calle? ¿Hay perspectiva de otra huelga general?
A las sociedades avanzadas como la nuestra les queda todavía una red importante, la familiar y las de protección social, que actúan aunque estén debilitadas. Pero hay gente que en poco tiempo agotará todas las ayudas y está aumentando el paro de larga duración, mucha gente sin trabajo durante mucho tiempo. Por eso pedimos la renta mínima de ciudadanía, para evitar que acaben en la nada.

La huelga general es un instrumento que hay que usar de manera inteligente para debilitar las posiciones del Gobierno, es el último recurso. En Grecia llevan 37 huelgas generales, eso significa que el sistema ya la ha interiorizado y amortizado, en Grecia hacer una huelga general no aporta ningún elemento de presión. Cuando las hacemos queremos que haya el máximo de unidad sindical y apoyo social que te permita ir acompañado en la movilización.

No descartamos nada, lo que estamos trabajando es un proceso de movilización sostenida en el que queremos reforzar la unidad sindical y las alianzas sociales. Queremos aumentar el nivel de conciencia social para que la gente entienda que hay que cambiar las políticas instaladas en el país y construir una hegemonía política y cultural distinta. Desafortunadamente mucha gente ha interiorizado la inevitabilidad algunas de las políticas que los poderes políticos en nombre de los económicos están haciendo: no es cierto que hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades, ni que paguemos muchos impuestos...Para romper esas lógicas hay que engrandecer el marco de conciencia con movilizaciones que sumen y no con puntos de radicalismo que acaban siendo estériles y que pueden aislarte de la mayoría social.

Los jóvenes siguen marchándose fuera pero llegan a países en que los salarios también son bajos y la situación es la misma...

Hay que reivindicar lo mismo que en Alemania y situar el salario mínimo en el 60% del salario medio" Hay que cambiar las políticas neoliberales instaladas en Europa que pivotan sobre dos elementos: rebajar costes laborales para ser más competitivos y bajar gasto público social para convertir los derechos de ciudadanía en negocio privado, mercantilizarlos. Eso no es inevitable, puede cambiar. En Alemania, por ejemplo, ahora hay un pequeño cambio, insuficiente pero que no hay que despreciar: el debate sobre el salario mínimo interprofesional, que ahora es de unos 1.300 euros mensuales.

Es importante porque establece una base mínima sobre la que situar la negociación colectiva de los trabajadores en activo, si pones este salario, los minijobs de 400 euros chirrían, por lo que el sindicalismo alemán tiene un banderín de enganche para establecer un proceso reivindicativo que mejore la posición de los trabajadores. Y consolida el salario mínimo interprofesional, que en España está por debajo del umbral de la pobreza. Hay que reivindicar lo mismo que en Alemania y situarlo en el 60% del salario medio del país, así pones una base que impide que la negociación colectiva retroceda. Hace años conseguimos ir reactualizando el salario mínimo interprofesional pero los recortes y la austeridad truncaron eso.

El presidente del Cercle d'Economia, Antón Costa, dijo hace poco que "la austeridad macroeconómica era como recetar ayuno para anoréxicos". ¿Qué opina usted?

Lo que hace es mantener la situación de depresión económica, deprimir el consumo, la capacidad adquisitiva, retirar sangre del cuerpo de la economía del país. Si no hay gasto público social ni inversión hay menos educación, menos salud, menos actividad económica... La austeridad, como se está haciendo, sin generar planes de estímulo alternativos, desmantela un modelo social y sitúa la economía con poca capacidad de reactivación".

Una cosa es la macroeconomía y otra el día a día, la gente cada vez tiene más miedo porque ve que cada vez hay más paro.

Los poderes económicos se han cargado el modelo social de derechos y libertades de Europa y para hacer eso necesitan tener a la gente resignada. Desde el miedo pueden someter a las personas y quieren debilitar la negociación colectiva, que no haya convenio sectorial y una negociación colectiva a nivel de empresa. El empresario pone la disyuntiva en la mesa: o bajas condiciones de trabajo o no tendrás producto, si quieres trabajar cómprate el trabajo bajándote el diferencial de condiciones de trabajo, si no te lo bajas no te daremos nuevo producto, sea Panrico, Alstom... cuando intentas discutir eso te dicen que hay cola de gente dispuesta a trabajar por la mitad.

O gratis.

Sí, es una situación de chantaje empresarial a la que no nos podemos resignar. Nuestra obligación es desmontar la falacia de estas negociaciones, tener la gente organizada y construir propuestas creíbles y posibles.

¿No hay demasiados contratos? Los distribuidores de Panrico eran todos autónomos...

Autónomos dependientes de una única empresa. Esta empresa tenía una cadena de distribución envidiable que le permitía abastecer el mercado alimentario en pocas horas, al romper este canal de distribución empezó a tener problemas. Quisieron externalizarlo y trasladar todo el riesgo al trabajador autónomo y esos autónomos dependientes son el último eslabón de la precariedad, porque la empresa no tiene ningún riesgo.

En cuanto a la modalidad de los contratos, hay que garantizar la causalidad del contrato: puntas de trabajo estructural, trabajo fijo y contrato indefinido, si hay puntas de producción pueden haber contratos específicos pero no se puede hacer la perversión y decir que sólo hay puntas de producción y no hay contratos fijos. Lo ordinario en las empresas tiene que ser el contrato indefinido, porque se supone que las empresas están para hacer cosas determinadas. Deben existir otras modalidades contractuales justificadas. ¿Contratos a tiempo parcial? Ya existen, pero no queremos que el empresario pueda hacer del tiempo parcial lo que quiera, si trabajas con un contrato de cuatro horas las mañanas lo que no pueden hacer es pedirte que vengas por la tarde. No puedes trabajar ocho horas y tener un contrato de cuatro, acaban siendo horas extras no pagadas".

Rubalcaba advertía de una segunda vuelta de tuerca en la reforma laboral, la flexibilidad para despedir, bajar salarios, empobrecer condiciones...

Hay que estar muy atentos, la reforma laboral actual es injusta e inútil, está generando más conflictividad. Por ejemplo en la negociación de los convenios colectivos porque han querido eliminar la ultractividad. Pero hay que hacerlo sin perjudicar a los trabajadores, buscando mecanismos como el arbitraje que garanticen que haya convenio, no sea que la perversión consista en que los empresarios hagan imposible la negociación porque saben que si se bloquea, se agota el tiempo y no hay convenio.

Si el Gobierno plantea ahora una reforma que es una vuelta de tuerca más para reforzar el poder empresarial, empeorar las capacidades de tutela y defensa de los trabajadores y facilitar despidos, habrá un conflicto importante que acabará incrustado en las empresas. En el primer semestre del año en Catalunya ha habido más de 6.000 manifestaciones, más del doble que en el mismo período del año anterior, y buena parte de ellas se debe fundamentalmente a los efectos de la reforma.

Esa conflictividad la quieren arreglar con una ley de huelga de mínimos.

Cuando nos desmantelan ese modelo social, no sólo cambian un modelo de provisión de derechos y servicios, sino que refuerzan los aspectos propios del autoritarismo recortando libertades individuales y colectivas. Quieren acallar la protesta social y por eso plantean una ley de seguridad ciudadana"

¿Y sobre la nueva ley de huelga?

Son las dos vías, con la ley de seguridad ciudadana quieren conculcar el libre derecho de expresión y manifestación y dificultar el libre ejercicio del derecho a huelga. Cuando los trabajadores están unidos, tienen fuerza y apoyo social, pueden cambiar las cosas. El Gobierno responde con una ley que dificulta el ejercicio libre del derecho a huelga con la excusa de los servicios mínimos. Estos servicios nunca pueden impedir un derecho constitucional y democrático como el de huelga, tiene que garantizar la seguridad de las personas y los bienes. Aquí se confunden los servicios mínimos con los esquiroles. Hay una perversión del concepto de los servicios mínimos por parte del gobierno que está en la línea de esta deriva autoritaria de limitar las libertades porque quiere establecer una democracia autoritaria: un envoltorio democrático sin derechos ni igualdad".

Hay que conseguir que la gente entienda que tienen una deriva autoritaria, movilizarnos para evitarla y ser conscientes que tenemos que cambiarlo en las urnas. Tienen la mayoría política para aprobar esta ley pero no la mayoría social y hay que hacerles ver que las políticas represivas puras y duras no pueden ser la norma de actuación. Las políticas de seguridad deben garantizar la seguridad de personas y bienes, no impedir el libre ejercicio del derecho a la manifestación, en algunos casos esas políticas no han sido estrictamente respetuosas con el derecho a la manifestación. Si le dices al individuo que pegue, pega, si le dices que acordone, acordona, si le dices que proteja, protege".

Volviendo a la precariedad y al sufrimiento cotidiano, se recogen toneladas de alimentos pero no sabemos cuánta gente pasa hambre...

La salida de la crisis no vendrá por la precariedad laboral ni por la caridad. Sí tenemos datos pero el Gobierno no quiere darlos. Por ejemplo, el número de casas en Catalunya ha caído en 53.000 en el último año, hay 97.000 casas en las que no entra ningún ingreso: es un problema de pobreza y exclusión social, desde la cual se hace imposible la inserción laboral. Además los servicios sociales que deben atender estas situaciones se están deteriorando porque recortan plantilla y condiciones de trabajo.

La situación es preocupante, el Gobierno tiene que reforzar la atención social, la renta mínima de inserción...La Generalitat nos quiere vender como un gran éxito que el año que viene habrá 4.000 rentas mínimas más y llegaremos a las 25.000. En el 2010 había 33.000 personas que las recibían, en el 2012 eran 23.000 y el próximo año están contentos porque llegaremos a las 26.000. Por eso calificamos los presupuestos sociales de antisociales: no responden a las necesidades de las personas y son antieconómicos porque no ayudan a la reactivación.

¿Qué es más grave de los presupuestos, que no sean los más sociales de la historia, como dicen, o que no den alternativas para salir de la crisis?

Las dos cosas. Deben facilitar que la actividad económica se pueda desarrollar y que esta riqueza se redistribuya para que las personas vivan mejor. No hace ni una cosa ni la otra. Y retroceden en inversión, investigación, educación, innovación. Son presupuestos negativos que hipotecan el futuro del país.

Pero actualmente los sindicatos están muy desprestigiados...

Hoy los sindicatos están siendo los últimos diques de contención a estas políticas neoliberales. Y hay prácticas sindicales que a veces no han sido suficientemente correctas y muchas veces los sindicatos no explicamos lo que hacemos. Nuestra función es organizar a los trabajadores y tener fuerza en la empresa para contraponernos a los empresarios y a los poderes políticos, tenemos que garantizar mejoras de las condiciones laborales y que algunos logros no sean devorados por las políticas públicas: por ejemplo, que consiga un 10% de incremento salarial pero me aumenten un 20% las tasas universitarias...Este modelo sindical de clase, confederal, molesta a los poderes económicos, lo que no les molesta es el sindicato corporativo, el de empresa, el sectorial, porque no cuestiona.

¿Qué piensa del escándalo de la UGT en Andalucía?


Este caso no lo conozco en profundidad. Los sindicalistas tenemos que ser ejemplos de ética en nuestra actuación. Después de una manifestación tengo todo el derecho de ir a tomarme una caña con mis amigos, otra cosa es que en nuestra práctica tenemos que mostrar una ética, una austeridad. Yo no puedo vivir diferente del trabajador al que represento, esto forma parte de nuestro código ético.

¿No se solucionaría con una ley de transparencia?

Sí, por eso nosotros cada año llevamos las cuentas auditadas a la sindicatura de cuentas, no es obligatorio aunque lo hemos pedido. Pasan olímpicamente pero nosotros las traemos, eso es transparencia. Pero transparencia también es explicar lo que hacemos. En este país hace falta una ley de financiamiento público de los sindicatos. CCOO somos la primera organización sindical en cuanto a número de delegados en la empresa Cuando yo negocio un convenio con la empresa negocio por mis afiliados, que quizá son el 10% de la empresa pero lo hago para el 100% de los trabajadores.

¿Con la cuota de 10, 90 se deben beneficiar? No pasa nada, pero esta función de defensa de los intereses generales debería disponer de financiamiento público. Nosotros nos validamos democráticamente en elecciones sindicales con niveles de participación superiores al 80%, somos el primer sindicato de Catalunya porque la gente nos vota, si lo hiciéramos mal no nos votarían.

¿CCOO y UGT podrían unirse? al fin y al cabo no son tan distintos.

Al iniciarse la Transición CCOO propuso crear un único sindicato dentro del cual se expresara la diversidad de opiniones de la clase trabajadora. CCOO venía de la clandestinidad, al morir Franco hicimos la propuesta de sindicato unitario con un proceso constituyente, pero intereses ajenos a los trabajadores propiciaron la división sindical. El modelo actual expresa la pluralidad de los trabajadores del país, hay que entender que la unidad de acción es fundamental para que los trabajadores avancen.

De la división sindical sólo se beneficia la contraparte, los poderes económicos o el empresario. Ahora mismo no hay condiciones para avanzar en un modelo único o unitario de sindicato y en este marco actual aparecen expresiones sindicales minoritarias a veces muy radicalizadas, poco representativas en las empresas, con discursos radicales pero estériles para cambiar las cosas y que a veces lo que quieren es debilitar a otros sindicatos. Entendemos que la unidad refuerza a los trabajadores.

¿Los trabajadores habremos aprendido algo de esta crisis?

Es cuestión de fe, el futuro es el presente en movimiento, no está escrito. El futuro no es el recorrido lineal de la historia. Saldremos de esta crisis en función de lo que hoy sepamos organizar, movilizar, proponer y presionar.

¿Cuál es la postura actual de CCOO en la cuestión soberanista catalana?

Hace un año nosotros definimos casi por unanimidad una resolución a favor del derecho a decidir por una cuestión democrática. Cualquier escenario es posible, hay que hacer el debate desde el respeto y la tolerancia, sin miedo ni instrumentalizaciones, un debate ordenado. Pero creemos que el debate nacional y el debate social tienen que ir en paralelo. En este país los derechos nacionales siempre han ido de la mano del avance de los derechos sociales, queremos que en el futuro las personas vivamos mejor y seamos más libres, queremos que los derechos sociales y nacionales no se pongan en contradicción sino que avancen en paralelo".

¿La independencia mejoraría las condiciones de los trabajadores catalanes?

Depende de las políticas que se hagan. Hay Repúblicas buenas y otras malas, depende de quién tenga la hegemonía política en cada momento, no se puede anticipar nada. Creemos que más y mejor autogobierno son necesarios y que el encaje actual está agotado, que hay que cambiar las cosas. ¿En qué dirección? En la que la gente diga, pero en cualquier caso insistiremos que hace falta garantizar cohesión, igualdad, derechos...

¿Tenemos que estar preocupados por el futuro de las pensiones?

El futuro de las pensiones no tiene peligro a no ser que la voluntad política sea ponerlo en peligro. El sistema público de pensiones puede disponer de más ingresos, la prueba es que en Alemania se gastan un 13% del PIB, aquí es de un 10%, por lo que tenemos margen de maniobra suficiente.

si no hay ocupación el sistema de pensiones no tiene futuro En el peor de los escenarios, dentro de 20 años, según estudios del Gobierno, llegaríamos al 13,5%, hay recorrido. Si actuáramos sobre los ingresos no deberíamos recurrir al fondo de reserva. Hay que entender que este sistema es una de las piezas del modelo social que tenemos, si no hay ocupación el sistema de pensiones no tiene futuro porque la sociedad no tiene futuro, si no reactivamos la economía ni creamos empleo eso no podrá salir adelante. Hay que hablar de ingresos pero hay que hacer otras políticas económicas y laborales que permitan que el país tenga futuro".

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