En su momento pareció que tomar yogures caducados o chuletones en plena crisis de las vacas locas era solo una gracia más de un ministro dicharachero pero cuando quien lo hace es un inminente eurodiputado y casi seguro comisario ese tipo

Muy poca gente sabe que desde hace tiempo se viene negociando un Tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos que, entre otras cosas, pretende que se anulen automáticamente las diferencias que puedan existir entre las legislaciones de ambas partes, haciéndolas “equivalentes”, para

En este aspecto, la cuestión beneficia sobre todo a las multinacionales de Estados Unidos porque la UE suele tener un criterio más rígido en materia sanitaria. En Europa se adoptan medidas de caución o restricción en cuanto hay ausencia de claridad o seguridad pero allí se exige “evidencia científica” para establecerlas. En relación con los productos químicos incorporados a los alimentos y envases, Europa obliga a las empresas a demostrar que son seguros y en Estados Unidos es el Gobierno quien debe probar que un producto químico es inseguro. En la UE no se permite la carne con hormonas, ni los pollos tratados con elementos tóxicos como el cloro, ni los piensos transgénicos, ni la cría de cerdos en jaulas hacinadas, pero todo ello se podría vender ya libremente en nuestras tiendas si se firma el Tratado, como muchos productos más que ahora

En ese caso, las multinacionales obtendrían grandes beneficios pero con graves consecuencias para

Las multinacionales y los grupos de presión están ahora a la caza de investigadores, parlamentarios y ejecutivos de mano ancha para sacar adelante un Tratado tan nefasto para la población como este

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