LA INTERMEDIACIÓN FINANCIERA NO TIENE POR QUÉ SER UN NEGOCIO

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Xavi Teis, responsable de comunicación de Coop57, en Idearia

Hace poco salieron las cifras de morosidad del sistema financiero español. En Coop57 también hicimos nuestros cálculos sobre qué cifras de morosidad teníamos al cierre del ejercicio anterior. En la comparación, las diferencias fueron significativas.

En el mes de diciembre de 2013, la morosidad del sistema financiero español llegó al 13,60% del total. A este porcentaje del 13,60% deberíamos sumarle los activos adquiridos por el SAREB, el “banco malo”. Muchos apuntan que, entonces, la morosidad real se situaría alrededor del 17%. Las cifras de morosidad de Coop57 a 31 de diciembre de 2013 se situaron en el 1,98% siendo unas siete veces inferior que las cifras oficiales. Y no es una cosa aislada de Coop57, sino del conjunto del sistema financiero ético. Según cifras elaboradas por el Observatorio de las Finanzas Éticas, en 2012, el conjunto de las finanzas éticas en el estado español tuvo una morosidad del 3’36%.
¿Por qué hay una diferencia tan grande entre unas cifras y las otras?

Razones hay muchas pero todo emana del objetivo que se persigue y como se persigue este objetivo.

El sistema financiero convencional basa su actividad en la búsqueda obsesiva del máximo beneficio y esto hace que se hagan inversiones arriesgadas, que se busque el beneficio rápido y por lo tanto se participe de manera profunda, por ejemplo, en hinchar una burbuja inmobiliaria que la economía española interpretó con desafortunada brillantez (mucha parte de la morosidad viene por los créditos fallidos en este sector). Coop57 es una cooperativa de servicios financieros éticos y solidarios. Lleva a cabo una tarea de intermediación financiera al querer captar ahorro procedente de la sociedad civil para canalizarlo a la financiación de proyectos de economía social y solidaria que generen impactos positivos para el conjunto de la sociedad y fomenten la creación, articulación y crecimiento de modelos económicos y sociales alternativos. El objetivo, aun realizando actividad financiera, no es económico sino que es social, buscando una trasformación en positivo.

Hemos visto el “que”, pero en el “cómo” también hay una diferencia fundamental de planteamiento. El sistema financiero convencional tiene como mecanismo para maximizar sus beneficios buscar la máxima rentabilidad en sus operaciones y por lo tanto se entra en una dinámica de pugnar con la parte prestataria para ver quién consigue mejores condiciones para su propio interés ya que el centro de gravedad de la organización es el capital. En Coop57, como en la economía social y solidaria, el centro de gravedad son las personas y las formas de organización son participativas y democráticas. Las empresas y entidades que reciben financiación de Coop57 son propietarias de Coop57 y saben perfectamente que no se quiere “hacer negocio” con ellas, sino que el objetivo es ayudarlas a que sus proyectos puedan cristalizar con éxito. Por lo tanto, no son dos partes, una frente la otra, que pugnan por una serie de condiciones, sino que la mesa es redonda y se buscan soluciones de manera conjunta.

Pero además de todo esto, el dinero prestado a empresas y familias desde el sistema financiero convencional está en su nivel más bajo desde 2006. Desde que estalló la crisis financiera, el grifo del crédito se ha cerrado de manera significativa con lo que la banca no está respondiendo a las necesidades de financiación de las empresas y familias españolas. En este contexto, el papel que deben jugar las finanzas éticas debe ser justamente el contrario: mantener y potenciar sus servicios financieros para dar respuesta a las necesidades financieras de las entidades de economía social y solidaria. A pesar de las dificultades económicas que atenazan a estas entidades, las finanzas alternativas deben seguir aumentando la concesión de préstamos para evitar que la falta de financiación acentúe su fragilidad. Todo ello, obviamente, comporta asumir riesgos. Las finanzas éticas no deben rehuir este riesgo, sino afrontarlo y, a la vez, garantizar al máximo los ahorros de las personas que han confiado en ellas. Se trata de un equilibrio difícil, que sólo puede mantenerse si se desarrollan fórmulas de implicación social y se aplican modelos cooperativos, mutualistas y de intercooperación.

La confianza, flexibilidad y adaptabilidad a las necesidades dinámicas y cambiantes de las entidades socias que reciben financiación son elementos claves (y no económicos) para entender las cifras de morosidad de Coop57. Desde que estalló la actual crisis financiera, en 2008, Coop57 ha concedido casi 1.000 préstamos por valor de más de 35 millones de euros. Y lo más importante: se han denegado poquísimas solicitudes de financiación. Si un préstamo no se ve claro, no se deniega directamente. Se buscan, conjuntamente, las soluciones para poder concederlo. La cifra de la morosidad no tiene sentido por sí sola si no se entiende que es baja debido a la confianza y a la capacidad de adaptarse a las necesidades de las entidades. La cifra de morosidad, cobra sentido cuando se entiende que la intermediación financiera no tiene por qué ser un negocio, sino un servicio en beneficio de la entidad que lo recibe y en beneficio de su actividad que acabará revertiendo en el interés del conjunto de la sociedad.

Cuando el objetivo es la construcción de herramientas colectivas al servicio de este colectivo, cuando las relaciones no son meramente económicas, cuando se da importancia a la confianza y al conocimiento mutuo, cuando se da importancia al hecho de disponer de una base social fuerte e implicada o de estar entrelazadas unas con otras, la efectividad de la actividad económica se demuestra mayor. Actualmente, en Coop57 tenemos 365 préstamos en activo de los que sólo 8 conforman la morosidad de la entidad. Esta efectividad se da, en gran medida, por mecanismos y lógicas no económicas.

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