EUROMEMORANDUM 2011-2012: LA INTEGRACIÓN EUROPEA EN LA ENCRUCIJADA

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visto en 'Punts de vista'


Finalmente puedo ofrecer, con Miren Etxezarreta, la traducción al castellano del Euromemorandum de los economistas Europeos por una Política Económica Alternativa en Europa (Grupo EuroMemo) que lleva por título “La integración europea en la encrucijada: Profundizar la democracia para lograr la estabilidad, la solidaridad y la justicia social”.


Se puede consultar en slideshare todo el contenido, pero no dejen de leer su Introducción, porque seguro que se darán cuenta de su gran interés. El Grupo Euromemo nos dice:

“La profundización de la crisis en la eurozona amenaza el futuro de la integración europea. En cada etapa de la crisis, las autoridades sólo han respondido con el mínimo necesario para hacer frente a la situación inmediata, y no han hecho nada en absoluto para abordar los problemas fundamentales. En lugar de desafiar con fuerza el poder de las instituciones financieras que están conduciendo la crisis, las autoridades europeas han impuesto políticas de austeridad que suponen durísimas dificultades para la inmensa mayoría de ciudadanos en toda la Unión. Estas políticas no sólo no hacen frente a las causas de la crisis, sino que la forma autoritaria y antidemocrática con la que se están promoviendo amenaza también con socavar la legitimidad de todo el proyecto de integración europea.

La crisis no fue causada por los déficits públicos. Se originó en el sistema financiero de los EE.UU. como resultado de las políticas con las que se trataba de contrarrestar décadas de estancamiento de los salarios, permitiendo que los hogares de la clase obrera y de la clase media financiaran su mayor consumo endeudándose en base al aumento de los precios de la vivienda. Las políticas adoptadas por la Comisión Europea poco después de la introducción del euro en 1999, intentaban impulsar en Europa un sistema integrado pero poco regulado, muy inspirado en el sistema de los EE.UU., mientras los grandes bancos europeos deseaban con ansia la mayor rentabilidad que parecía ser una realidad en los EE.UU. El colapso de la burbuja en el precio de la vivienda en los EE.UU. desató la crisis financiera en 2007, y cuando la crisis se agudizó en septiembre de 2008 los principales bancos de EE.UU. y Europa se vieron amenazados de quiebra. Sólo pudieron ser rescatados con una intervención gubernamental a gran escala.



La crisis bancaria, a su vez, condujo a un colapso del crédito y una caída importante de la producción en el último trimestre de 2008 y el primer trimestre de 2009. La producción en Europa se redujo en casi un 5% y sólo pudo prevenirse una recesión aún más profunda con medidas gubernamentales que aumentaron el gasto y redujeron los impuestos.

El gran aumento de la deuda pública no es, por tanto, la causa de la crisis, sino más bien el resultado de las medidas adoptadas para rescatar a los bancos, las políticas expansivas para contrarrestar la crisis, y una fuerte disminución de los ingresos fiscales. Pero a medida que la deuda pública ha aumentado, las mismas instituciones financieras que se beneficiaron del rescate se han aprovechado de los desequilibrios en la zona del euro, especulando contra los eslabones más débiles. Desde finales de 2009, se ha creado un círculo vicioso en el que los inversores financieros y la opinión de las agencias privadas de calificación, han interactuado para hacer subir las tasas de interés de la deuda de los países periféricos de la eurozona, hasta lograr que sea prohibitivamente costoso para estos países conseguir nueva financiación. Esto comenzó en Grecia, cuyo déficit público era del 5% antes de la crisis (principalmente debido a la disminución de los ingresos fiscales), pero que subió al 15% en el 2009. Si bien la escala de apoyo que Grecia y otros pequeños países periféricos necesitan es relativamente modesta, la especulación se ha vuelto contra los países más grandes, entre ellos España (que en realidad tuvo un superávit en el presupuesto público antes de la crisis), Italia e incluso Francia. De hecho, el déficit público en la zona del euro es inferior al de los EE.UU. o Gran Bretaña, pero estos dos países son capaces de financiar el déficit a través de sus bancos centrales, una política que por la insistencia de Alemania es rechazada por las autoridades europeas. En la medida que los bancos europeos, una vez más, pagan grandes primas [a sus dirigentes] y utilizan el dinero de los contribuyentes como seguro, los ciudadanos europeos se ven exprimidos para pagar por la crisis de la financiación estatal que, como resultado, se ha transformado en una profunda crisis social y política.

La crisis social es más profunda en los países de Europa del Este, que se vieron obligados a adoptar programas de estricta austeridad como condición para lograr ayudas para su balanza de pagos en 2008 y 2009, y en los países de la periferia, que se han visto obligados a recortar salarios y gasto público como condición para conseguir la ayuda de la eurozona en los años 2010 y 2011. Las políticas de austeridad han llevado a una división social cada vez mayor, tanto en los propios países como entre países. Como los gobiernos se esfuerzan por asegurar su solidez ante los mercados financieros recortando el gasto, enfrentan a los ciudadanos de unos países con los de los otros que en algunos casos son más rico. Este es un terreno fértil para el populismo anti-UE, que muestra signos preocupantes de fortalecerse en varios Estados miembros, entre ellos algunos países que fueron incondicionales partidarios de la UE, como Finlandia y los Países Bajos.

La crisis política está provocada por las propuestas altamente antidemocráticas que las autoridades europeas están dando en respuesta a la crisis, con una peligrosa tendencia hacia soluciones autoritarias. Las nuevas propuestas fiscales adoptadas por el Consejo Europeo de marzo de 2011, en tanto que aparentemente versaban sobre la coordinación de políticas, se ocupaban en gran medida de que la Comisión Europea pudiera imponer sus políticas a los Estados miembros recalcitrantes. Jean-Claude Trichet, cuando era presidente del Banco Central Europeo, y Wolfgang Schäuble, el ministro alemán de Finanzas, han hecho llamamientos para una política fiscal europea común, pero en ambos casos se han reconducido a garantizar una mayor disciplina financiera, y a una mayor subordinación de las políticas nacionales a la profundamente conservadora política europea común, en lugar de avanzar hacia un enfoque europeo controlado democráticamente. En Grecia, Portugal e Irlanda, sujetos a los paquetes de rescate de la UE, se ha suspendido de modo efectivo el control democrático sobre la política económica por un futuro previsible. Y en la medida que la crisis en la zona del euro se intensificó en octubre de 2011, el control en la formulación de políticas quedó en manos de sólo dos Estados miembros -Alemania y Francia- con Alemania supervisando la ejecución en los puntos clave. Por el contrario, la propuesta griega de buscar legitimidad democrática para las políticas de gobierno mediante un referéndum, fue tratada con desprecio.

Es necesario un enfoque fundamentalmente diferente en lugar de las políticas antisociales y antidemocráticas que amenazan con minar la base misma de la solidaridad europea. La perspectiva de una prolongada austeridad y un enfoque simplista en la disciplina fiscal socavan las bases para la recuperación económica, no sólo para los países duramente afectados por la deuda, sino también para todos los otros estados cuya prosperidad se basa en el mercado europeo – entre ellos Alemania. Los países más directamente afectados por la crisis de la deuda sólo serán capaces de resolver sus problemas a través de políticas que promuevan el crecimiento, y no con políticas de austeridad. Pero esto plantea un desafío aún mayor: Mientras la salida de la crisis de la deuda requiere políticas que promuevan el crecimiento, la sostenibilidad exige la adopción urgente de políticas que aseguren una reducción masiva del consumo de recursos no renovables y de la emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes.

Los líderes políticos de la Unión Europea y sus Estados miembro han fracasado rotundamente en dar respuesta a estos retos, pero hay voces que piden una alternativa. Mientras que los sindicatos han tratado de luchar contra el impacto de las políticas oficiales, las nuevas formas de protesta popular, como los Indignados, que surgieron por primera vez en España, han encontrado un eco en muchas partes de Europa. Al igual que el movimiento Occupy Wall Street en los EE.UU., han planteado cuestiones fundamentales sobre la distribución de la riqueza y el poder en nuestras sociedades.
Como en años anteriores, este EuroMemorandum pretende establecer un análisis crítico de los últimos acontecimientos económicos en Europa y presentar las bases para posibles políticas alternativas. Pretende contribuir a la discusión crítica de los movimientos intelectuales y sociales en Europa, y en solidaridad con todos aquellos que luchan contra el impacto de las políticas profundamente regresivas y anti-sociales de las autoridades europeas.”

Y por si les ha interesado y quieren saber más:
Euromemorandum 2011 2012 castellano

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