¿SON LOS PLANES DE AUSTERIDAD LA SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS?

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Marco Antonio Moreno, en 'El Blog Salmón'

Las duras medidas de austeridad que están adoptando algunos países europeos no están resolviendo los problemas sino que los están agravando aún más. En Grecia, el desempleo llegó al 18,8 por ciento desde el 13,3 por ciento de hace solo un año, en un aumento de casi el 50% de la población en paro. La tasa de desempleo no es la única que ha aumentado: se han duplicado la tasas de personas sin hogar y se han triplicado las tasas de suicidio y delincuencia aumentado también los casos de VIH y los contagios por uso de drogas intravenosas. Los sobrecargados hospitales públicos se enfrentan a una aguda escasez de todo, desde jeringas a telas de vendaje, lo que ha obligado al cese de actividad en los quirófanos y al ahorro energético.

Grecia se ha visto obligada a recortar el gasto en forma inmisericorde y a aumentar los impuestos en medio de una grave recesión. Se han disminuido las pensiones y los salarios estatales mientras se esfuma el dinero de los bancos dejando al sistema financiero totalmente seco. El gasto del consumidor se ha hundido generando una cascada de quiebras empresariales. En suma, los recortes y planes de austeridad del sector público exigidos por Alemania para facilitar opciones de crédito a Grecia no han hecho más que potenciar y retroalimentar una crisis que está llevando a la cuna de la civilización occidental al borde del desastre.

Diagnóstico equivocado

El problema central, y que los líderes europeos se niegan a abordar, es que los planes de austeridad están basados en un diagnóstico equivocado de los problemas, y este error puede sumir a toda Europa en una profunda depresión. Los problemas de Europa no se resolverán por un Pacto Fiscal obsesionado en la austeridad y el control del gasto.

Esta obsesión por el control del gasto no tiene ninguna opción de aliviar los malestares. Desde la gran depresión de los años 30 se sabe que lo peor que puede hacer un gobierno es reducir el gasto en un período de recesión. Y eso es justamente lo que se está haciendo en Europa por lo que el desempleo seguirá aumentando, la demanda se seguirá contrayendo y las empresas seguirán quebrando en un vicioso y mortal círculo contractivo que no podrá detenerse.

La idea de un gasto público contracíclico tiene 80 años, pero se olvidó su funcionamiento hace más de 40 años. El mandato contracíclico obligaba a reducir el gasto público en los períodos de bonanza, para aumentarlo en los períodos de declive; asimismo, en los períodos de bonanza correspondía aumentar los impuestos para acumular ahorro que permitiera bajar los impuestos en los períodos de crisis. Pero todo esto se acabó con la irrupción del monetarismo en los años 70, y una economía cuyo único mandato fue el control de precios.

Los planes de austeridad se basan en la errónea idea de que los problemas de la deuda son responsabilidad exclusiva del sector público, cuando en numerosos post hemos dado cuenta de que el endeudamiento masivo es del sector privado. Además, como hemos visto en análisis sobre ladeuda pública para el período 2000-2010, los déficit públicos en los países de la periferia fueron prácticamente inexistentes, mientras que aumentaron significativamente en países como Francia y Alemania.
La culpa también es del crecimiento

Otro elemento no menor a considerar en el problema de la actual crisis es el factor del crecimiento. Como observamos en el post sobre el décimo aniversario del euro, el crecimiento de los países de la periferia europea estuvo marcado por fuertes desequilibrios, y que fueron potenciados por la libre movilidad de capitales entre el núcleo y la periferia europea que facilitó la moneda única.

El mayor torrente de esos flujos de capital no fue a parar a proyectos de investigación y desarrollo que ayudaran a mejorar la competitividad de los países. Se destinaron casi exclusivamente a la expansión de la burbuja inmobiliaria creando más proyectos de los que la economía necesitaba. Hoy se estima que son varios millones las viviendas desocupadas y que no podrán venderse en varios años, presionando a la baja de los precios y a la prolongación del paro en el sector. Frente a esto, los planes de austeridad solo hacen cundir más el miedo.

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