LAS CLAVES DE LA INMINENTE REFORMA FISCAL QUE PREPARA EL GOBIERNO

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Eduardo Garzón, en Saque de Esquina

El Gobierno está preparando una reforma fiscal para el próximo mes de marzo o abril. Aunque todavía no se han concretado los detalles de la misma, el Gobierno ha filtrado la esencia de la reforma para poder ir sacando pecho de lo que para ellos resulta un éxito político. Y es que la seña de identidad de la reforma será la reducción de impuestos, tal y como no se cansan de repetir sus legisladores (el propio Mariano Rajoy afirmaba el otro día que “ahora toca bajar los impuestos”).

Sin embargo, en lo que no hacen tanto hincapié es en señalar a quiénes les van a bajar los impuestos. Porque obviamente no es lo mismo reducir los impuestos a los minoritarios estratos de renta alta que a las mayoritarias capas de renta media, por ejemplo. Tampoco se esfuerzan mucho en explicar cómo van a resolver la ecuación consistente en reducir los impuestos mientras a la vez mantienen el compromiso adquirido con Bruselas de reducir el déficit público para los años venideros. Si reduces impuestos, y por lo tanto ingresos, y tu objetivo es mantener o reducir el déficit público, o reduces por la misma cuantía el gasto público o aumentas otros impuestos.

Si el lector conoce bien el ADN del Partido Popular, habrá intuido que se ha elegido la peor combinación posible para el ciudadano medio: reducción de impuestos que afectan fundamentalmente a los estratos más ricos de la población y aumento de impuestos que afectan en mayor medida a las capas medias y bajas.

Está claro que decir la verdad y ser totalmente transparente no les daría mucho rédito electoral, así que resulta mucho mejor ser ambiguo al respecto y limitarse a repetir que bajarán los impuestos sin matizar a quiénes se los van a bajar y sin mencionar que aumentarán otros impuestos para compensar la recaudación fiscal.

Vamos a ver en qué consistirá la reforma.

1) En primer lugar, se reducirá el impuesto de IRPF para aquellos contribuyentes (empresas o individuos) que contraten planes de pensión privados. Aunque hoy día los que tienen planes de pensiones privados pagan menos impuestos por IRPF, el Gobierno ha decidido que han de pagar menos todavía. Debido a lo excesivamente caro que resulta acogerse a este tipo de planes privados, en la actualidad sólo el 18,2% de la población española lo ha hecho. Y precisamente se trata de los ciudadanos más acaudalados: mientras que dentro del 20% de los españoles más ricos la mitad ha firmado este tipo de contrato, dentro del 20% de los españoles más pobres sólo lo ha hecho el 7,4%. Además, llama mucho la atención que el Gobierno esté recortando las pensiones públicas alegando que no hay suficiente dinero mientras ingresa menos debido a estos regalos fiscales a los que firman planes de pensiones privados. En 2014 se calcula que el Estado va a ahorrar 809 millones de euros gracias al recorte en las pensiones públicas, y que va a perder 1.657 millones de euros (¡más del doble!) por lo que dejarán de pagar en impuestos los propietarios de los planes privados de pensiones.

Con este movimiento el Gobierno no hace sino demostrar que recorta pensiones públicas por motivos ideológicos y no por razones económicas. Además, deja claro que quieren promover los planes de pensiones privados, que no es más que un tipo de negocio muy lucrativo para determinadas empresas financieras. En otras palabras, nos encontramos con una medida política que empobrece a los más pobres (las capas populares no tienen suficientes recursos para acogerse a este tipo de instrumentos financieros y en cambio ven sus pensiones públicas menguar) para beneficiar a los más ricos (los propietarios y gestores de estos planes de pensiones privados).

2) En segundo lugar, se reducirá el impuesto de IRPF para las familias que tengan hijos a su cargo. Esta medida parece afectar a todos por igual, pero no lo hace. Por un lado, es un beneficio fiscal al que sólo pueden acogerse las familias que tienen ingresos, por lo que las familias con todos los miembros en paro y que no tienen ningún ingreso no se beneficiarán en absoluto. Por otro lado, la reducción del impuesto será mayor conforme mayor sea la renta obtenida. Es decir, los individuos con mayores ingresos verán reducir su impuesto en mayores cantidades de lo que lo verán reducir los individuos con menores ingresos. Una medida fiscal regresiva (injusta) que atenta contra el artículo 31 de la Constitución Española.

3) En tercer lugar, se reducirá el IRPF para las familias que usen tanto la Sanidad privada como la Educación privada. Huelga decir que estas familias son precisamente las más acaudaladas porque ese tipo de servicios no pueden ser afrontados por cualquier individuo. De nuevo una medida regresiva e injusta que permite a los más ricos pagar menos impuestos mientras que al mismo tiempo favorece el negocio de los centros privados de Educación y Sanidad.

4) En cuarto lugar, se reducirá el número de tramos del IRPF. Esto quiere decir que ahora se distinguirá menos al contribuyente en función de la cuantía de su renta, por lo que habrá menos posibilidades de repartir la carga fiscal de forma progresiva (haciendo que paguen más los que más tienen).

5) En quinto lugar, para compensar la pérdida de ingresos derivada de las medidas anunciadas, el Gobierno aumentará el IVA y los impuestos especiales. La modificación del IVA se centra en aumentar el tipo impositivo de los productos que en la actualidad tributan a un tipo reducido y superreducido, de forma que se equiparen en mayor o menor medida al tipo general, que se mantendrá en el mismo nivel. En cuanto a los impuestos especiales no se ha especificado todavía gran cosa, pero todo parece indicar que además de una subida de los impuestos del alcohol, carburantes y tabaco, se crearán nuevas figuras impositivas que afectan al ámbito medioambiental, penalizando la emisión de gases o la instalación de acondicionadores de aire. Hay que recordar que este tipo de impuestos no discriminan entre contribuyentes, por lo que afectará por igual a un individuo sin ingresos que a un multimillonario (de forma que supone un menor coste relativo para el segundo). Se trata en definitiva de ahondar en el carácter regresivo y por lo tanto injusto del sistema fiscal.

Aunque todavía estas medidas no son definitivas y aunque todavía haya mucho margen para cambios en la reforma fiscal, desgraciadamente la orientación de la misma está clara: las reducciones de impuestos favorecerán a las capas más acaudaladas mientras que los aumentos de impuestos perjudicarán fundamentalmente a los que menos ingresos tienen.

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