Iñaki Berazaluce
Costa Rica es el país más feliz del mundo. Al menos, esto es lo que sostiene el Happy Index Planet (Índice de Felicidad del Planeta), una métrica para medir la felicidad de los habitantes del mundo que quiere ser una alternativa a el PIB, PIB per capita y demás índices basados en la producción, el gasto y los ingresos. El HIP es una creación de la New Economics Foundation, un grupo de economistas disidentes de la ortodoxia contable.
Para elaborar la clasificación, el índice se atiene a tres variables: los años de vida (con datos delÍndice de Desarrollo Humano), la satisfacción vital (a partir de la encuesta Mundial de Gallup y del Estudio de Valores Mundiales) y la huella ecológica del país (Red de Huella Global y WWF). El sorprendente resultado es que los países occidentales están fuera de una lista (Alemania, el primero, no aparece hasta el número 51, y España en el 76, ligeramente por encima de…¡Irak!) copada por los países latinoamericanos:
1. Costa Rica
2. República Dominicana
3. Jamaica
4. Guatemala
5. Vietnam
6. Colombia
7. Cuba
8. El Salvador
9. Brasil
10. Honduras
Según contó Nic Marks en una reciente charla en TED Talks, “La gente quiere felicidad, amor, salud y sólo en cuarto lugar, riqueza. ¿Por qué los estadísticos no miden estas variables? Esto es lo que he tratado de hacer en The Happy Planet Index”. Para hacerlo han seleccionado las variables referidas arriba, que introducen un sesgo ecologista en el resultado global.
Sería interesante hacer un ejercicio de metanálisis a partir del Índice de Felicidad que propone NEF. Consistiría en medir los flujos migratorios entre países, para comprobar si la gente tiende a establecerse en países más o menos felices. La lógica dicta que, de poder elegir, una persona tenderá a buscar su lugar de residencia allí donde mayores sean sus posibilidades de ser feliz (recordemos las prioridades: felicidad, amor y salud). Dudo mucho que haya cola para emigrar desde Nueva Zelanda (puesto 103 en la clasificación) a El Salvador (puesto 8).
El índice de los británicos no es el primer intento de medir la felicidad de los ciudadanos. El rey de Bután ya propuso en 1972 un medidor de calidad de vida llamado Felicidad Nacional Bruta. Muchos vieron en aquella propuesta una manera de soterrar las míseras condiciones de vida de buena parte de los habitantes de este aislado estado asiático.
Marks tiene razón en una cosa: hace tiempo que el bienestar material dejó de aportar felicidad en las naciones más prósperas…Lo que no quiere decir que su Happy Index sea el más adecuado para medir la felicidad o el bienestar de los ciudadanos. Con la excepción de Costa Rica y ciertas zonas de Brasil, los países que aparecen en el mapa son algunos de los lugares menos recomendables para vivir en el mundo, bien por la tremenda inseguridad (El Salvador, Jamaica, Honduras o Colombia) bien por ausencia de libertades civiles (Cuba), bien por la pobreza extrema (todos los citados) o por una combinación de todos ellos.
Como dijo Nic Marks en su chara, “tenemos que seguir elevando la calidad de vida y el progreso humano sin incrementar la huella ecológica. Nadie quiere un escenario apocalíptico para 2050”. Cierto es, pero sin olvidar la libertad individual, las garantías jurídicas, la seguridad y la educación.
Visto en TED.