La crisis financiera, iniciada en 2007, provocada, o consentida, por las políticas desrreguladoras, y de promoción de las “subprime” o “hipotecas basura” (con garantías sobrevaloradas), del mercado financiero en los EE.UU (denominado, por extensión, Wall Street) pone en relación, con rabiosa actualidad, algunas de la las preocupaciones del 68 con las preguntas que en la prensa se hacen algunos comentaristas:¿donde está la izquierda?. Y la respuesta, que expresan abiertamente o insinúan, no es alentadora. Como referentes citemos los comentarios de Enric González (”Izquierda“) y de Josep Ramoneda (”Fatalismo“) en diario “EL PAIS”, el primero el 30-09-2008, pág. 49, y el segundo el 2-10-2008, pág. 10. Para Ramoneda “los reformistas y los de izquierdas se han convertido en resignados conservadores, a la espera del caos”. Enric González destaca que “La izquierda antes tenía un proyecto. Seguro que se acuerdan: el internacionalismo obrero, la nacionalización de la banca y la energía, la cogestión, ese tipo de cosas”. Y antes había preguntado “¿Tienen alguna noticia de aquello que se denominaba la izquierda? No tengo respuesta porque los muertos suelen callarse”. La presión sobre los presupuestos le parece a este autor de carácter menor: “De izquierda Unida no se que decir: en su página digital tienen colgado un texto, fechado en junio, en el que hablan del superávit presupuestario (que en paz descanse) y exigen movilizaciones con fines inconcretos”. Añade “Quienes nos sentimos de izquierda (…) estamos huérfanos”. Y también: “La moda es el laicismo. El reparto de la riqueza ha dejado de interesarnos” En definitiva ambos comentarios se cuestionan la existencia de “una alternativa de izquierdas” (con todo lo complejo que sea la definición de izquierdas), viable efectiva y práctica en las actuales circunstancias y alternativa a la actual organización y funcionamiento “liberal” de las estructuras financieras, comerciales y económicas en general. ¿Donde está la izquierda? Uno vuelve los ojos a uno y otro lado y quizá se le ocurre, como única respuesta, reivindicar el horizonte utópico que seguro llena tantos corazones, pero la izquierda no puede ser sólo utopía, poesía. Debe intentar dar respuestas reales a un mundo real. Hoy por imperativo de esa misma realidad, pensamos que esa respuestas han de ser respuesta orientadas por los principios pero cargadas de tecnologías y manejadas por técnicos que las dominen y sepan darle un sentido positivo tal como propugnaba Marcuse: “(…) no hay duda que la posición de los especialistas se hace cada vez mas importante (…) Pues hay realmente una técnica de la liberación, una tecnología de la liberación; y hay que aprenderla (…)” (El final de la Utopía. Editorial Ariel. Barcelona 1968. Traducción de Manuel Sacristán, páginas 126 y 128) ¿Donde está la izquierda? Sería pretencioso por mi parte, desmesurado e imposible objetivo, pretender ahora dar respuesta a tan complejo interrogante. No es fácil roturar caminos o diseñar respuestas definitivas a la búsqueda de una izquierda comprometida y eficaz en el desarrollo de las personas y de los pueblos. Pero aunque sólo sea como impreciso balbuceo, o como grito en búsqueda de respuestas, algo habremos de intentar decir para ver con más claridad los tiempos presentes. Es verdad que la izquierda clásica, la de la dictadura del proletariadoy la fe ciega (aquí también ha habido mucha fe) en el desarrollo histórico de la misma y el proyecto revolucionario teñido de fuerza, dictadura y alzamiento armado, ya no es de recibo, sin que, en modo alguno, se puede obviar la transición hacia el socialismo de rostro humano, y la lucha no violenta por los derechos a partir, por ejemplo, de los que simplificadamente llamamos el “espíritu del 68” (eurocomunismo, primavera de Praga, legado del asesinato de Luther King, Concilio Vaticano II, Asesinato de Kennedy, defensa de la Declaración de Derechos Humanos proclamada por la ONU, etc.) y que hemos glosado en otros hilos. El concepto de izquierda tiene una componente histórica compleja y no se puede catalogar o definir en cuatro palabras. Y además el concepto de izquierdas es evolutivo en la medida de que lo es la sociedad a la que intenta dar respuesta Pero un intento de respuesta simple y aproximativa y que puede servir de señal de alarma o de brújula, faro o guía, quizá la podamos obtener diciendo que la izquierda está “donde no está la derecha”, en un escenario común pero con un planteamiento distinto al de la derecha. ¿Y donde está la derecha? Quizá podamos consensuar que en los siguientes o similares parámetros: Así ha sucedido con las medidas de privatización de algunas empresas públicas y sucede con los proyectos de privatización de la sanidad y del agua en concreto en la Comunidad de Madrid, por ejemplo. También podemos incluir en este apartado toda la regulación, concerniente a las participaciones privadas en el capital social de la Cajas de Ahorro, que precisamente nacieron de entidades cívicas con funciones sociales específicas. Igualmente aquí podríamos hablar, en determinados casos, de la correcta o incorrecta utilización de la Obra Social en la Cajas de Ahorros. En este apartado podríamos contemplar todos los comportamientos corruptos y de “amiguismo”, que desde el poder público (sea cuales sea el partido gobernante), a título personal o de grupo, se han producido y muy especialmente en el ámbito autonómico y municipal. Así que, si me preguntan dónde está la izquierda, yo diría que lejos de tales comportamientos, y por el contrario podríamos encontrarla, en la utilización positiva de las mismas técnicas y herramientas que la derecha, pero en distinto signo al señalado. Por ello intentar, o no, establecer determinadas mejoras en el Presupuesto por parte de la izquierda, no es cuestión baladí. Tampoco lo es denunciar las corrupciones y corruptelas, ni luchar por la sanidad y la educación públicas de calidad. No es baladí participar en los órganos de dirección de las Cajas de Ahorros defendiendo, con técnicas empresariales, el verdadero espíritu público y benéfico de dichas instituciones. No es baladí fomentar la creación de entidades de microcréditos para los más necesitados. Tampoco es baladí la creación de entidades bancarias “ad hoc” con perspectivas de proyecto a medio o largo plazo. Cabe aquí hacer mención al Banco del Sur, que acaba de ponerse en marcha en la cumbre regional hispanoamericana de Manaos, con el apoyo del Presidente de Lula, de Brasil, y de los Presidentes de Venezuela, Ecuador y Bolivia. El Banco del Sur tiene por objeto constituirse en una entidad de crédito propio de la zona, que acabe con su actual dependencia del Fondo Monetario Internacional y que pueda ayudar a los países implicados a hacer frente a la actual crisis financiera. Pero, ¿qué acto revolucionario es éste de poner en marcha un Banco? Entiendo que se trata de una caso concreto de aplicación de la tesis “marcusiana” de que hoy los especialistas y el conocimiento y aplicación de las técnicas son necesarios par el proceso “humanizador”. Las técnicas son neutras y su utilización positiva, no sólo es posible, sino esencialmente necesaria para el proyecto “revolucionario” hacia el desarrollo integral de las personas y de los pueblos. !Como¡, se dirá, ¿resulta mas revolucionario hoy fundar un banco que una guerrilla? Pues sí, en la actual situación. Y quizá en otras pasadas. No en vano, y en su contexto, ya afirmaba Lenin, “(…) sin los Bancos no podría realizarse el socialismo. Los grandes Bancos constituyen la institución estatal que necesitamos para la realización del socialismo y que tomamos, ya creada del capitalismo. Nuestra actual tarea consiste pues, solamente en eliminar lo que el régimen capitalista desfigura de esta noble institución y hacerla aún mas fuerte, mas democrática, mas casta”. (…) ” ( Lenin: Oeuvres, Tomo XXXI, 3ª edición, página 260. Citado por Raymond Barre, Economía Política, 3ª edición, Tomo II, página 238). Si algo hay que aprender y que enseñar hoy, es que el aprendizaje y la aplicación positiva de las técnicas económico financieras y fiscales, entre otras muchas, en el escenario de una sociedad globalizada, es lo que puede ayudar a muchos países y zonas ahora sumidas en la desigualdad y en la pobreza a despegar hacia un futuro mejor. Y ello desde una perspectiva de lucha pacifista (Luther King, Gandhi, Suu Kyi) que hoy desgraciadamente no prima en la consideración de la sociedad actual, plagada de violencia que se pretende justificar de las formas mas variopintas. Pero …, ¿es esto la revolución? No es toda la revolución, pero sí es, a mi entender, parte necesaria y substancial de la revolución. Sin esta parte no hay revolución posible. Y no es posible participar en esta revolución con sólo, levantado el puño, dar los “gritos de rigor” revolucionarios y anticapitalistas, despreciando la técnica o rechazando implicarse en el conocimiento de la misma y ¡mucho menos!, añorando el empuñar ningún tipo de arma que no sean la palabra y la acción pacífica por la defensa de los derechos. La opción de izquierdas es hoy día básicamente una opción democrática de utilización en sentido positivo (como decía Marcuse) lo cual implica para la izquierda la obligación y el deber de profundizar en el conocimiento de las técnicas y en la persuasión a los especialistas, sus dominadores, para la asunción de valores de éticos en su utilización. Elaborar y promover la izquierda queda así lejos de de los comportamientos imaginarios heroicos de violentas y sangrientas revoluciones y más cerca de la labor de diaria conciencianción, de permanente presencia en las instituciones democráticas y de la lucha pacífica y esforzada por los derechos en la estela marcada por Gandhi, Luther King, el Arzobispo Desmod Tutu o la birmana, que sigue bajo arresto, Aung San Suu Kyi. Eloy Isorna
¿DÓNDE ESTÁ LA IZQUIERDA?
| author: jose luis ochoaPosts Relacionados:
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