Es sorprendente que la quiebra de Chrysler haya pasado prácticamente desapercibida por el acuerdo de compra de Fiat. Y lo es por dos razones:
Una es que es un paso atrás en el camino para normalizar los mercados de crédito ya que todos los millones que no cobrarán los acreedores servirán de lección -a ellos y a los demás- para seguir cerrando el grifo de los créditos, puesto que ni una gran empresa con ayuda del principal gobierno del mundo, es capaz de pagar sus deudas. Sus principales deudores -aparte de los propios EUA- son JPMorgan, Citi, Goldman Sachs, Morgan Stanley y un fondo de pensiones.
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