Josep Lobera, 'Metroscopia'
Una disyuntiva poco halagüeña. Pareciera que la crisis nos asaltara en una esquina poco iluminada y tuviésemos que decidir qué ceder. Pocos son los que confían que exista una salida a la crisis que no pase por (al menos) una de las dos cesiones: ¿la bolsa o las prestaciones?
Empecemos por lo fácil. Naturalmente, tienen un amplio apoyo las medidas que no suponen un sacrificio para la mayoría, como eliminar los gastos superfluos y controlar mejor el fraude fiscal (94%) —que, por definición, ya deberían eliminarse y pocos serán los que vayan a salir en su defensa— y gravar a quienes tienen más de 700.000 euros de patrimonio (76%). También estaríamos dispuestos a subir los impuestos del alcohol y el tabaco (70%), si con ello protegemos la sanidad pública.
Pero si —como apuntan los economistas— estas medidas no son suficientes, la elección se complica. A nadie le gusta pagar impuestos ni recibir menos prestaciones sociales. Y, especialmente en época preelectoral, el dilema se convierte en una división casi ideológica: los españoles que se consideran de izquierdas pagarían más impuestos para, a cambio, proteger las prestaciones; por contra, quienes se consideran de derechas preferirían perder prestaciones sociales antes que subir los impuestos. ¿Y en el centro? División perfecta de opiniones.
En el caso de la sanidad, la joya de la corona del estado de bienestar español, los ciudadanos no están dispuestos, en principio, ni a recortar ni a reducir su gratuidad. Por un lado, se rechaza el copago sanitario (61%) y el hospitalario (66%). Se rechaza también el aumento del copago farmacéutico (62%) y que la sanidad deje de ser gratuita para todos (74%). Por otro lado, los ciudadanos, apurados por los efectos de la crisis, se oponen a la introducción de un nuevo impuesto destinado a financiar la sanidad pública (67%). Esta actitud pudiera parecer un intento por mantener la bolsa y las prestaciones y, en parte, es coherente con la percepción generalizada de estar pagando una crisis del estado de bienestar generada por otros.
En el caso (que parece inevitable) de tener que elegir entre dos situaciones que los ciudadanos quieren evitar —recortes o impuestos—las discrepancias son intensas, pero son algunos más (51% frente a 41%) quienes preferirían subir los impuestos a seguir recortando prestaciones en educación, sanidad y ayudas sociales. Entre el electorado de los dos principales partidos los porcentajes son claramente distintos: dos de cada tres votantes socialistas (64%) está a favor de subir los impuestos para proteger el estado de bienestar; mientras que entre el electorado popular la mayoría (55%) prefiere los recortes a los impuestos.
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