Antonio Orejudo, en 'Público'
La reforma laboral es un plato muy nuestro y hay tantas maneras de cocinarla como presidentes de Gobierno ha tenido nuestra democracia: a la sevillana, a la aznareña, o servida al lecho de Rodríguez ZP. Hoy vamos a hacerla a la gallega, ya veréis qué rica. Ingredientes: 1 asalariado. 1 comentario apocalíptico. 2 primas de riesgo insostenibles. 1 presidente del Gobierno electo. 1 contexto económico preocupante. 1 CEOE. 2 sindicatos. Aceite, sal, ruedas de molino y cuatro patatas.
Poner el contexto económico preocupante a fuego muy vivo. Añadir dos primas de riesgo muy altas y un comentario apocalíptico. Cuando el contexto rompa a hervir se echa el asalariado y se baja el fuego. Para la salsa: poner en una sartén aceite a calentar, echar la CEOE entera y darle vueltas hasta que se deshaga. Reservar. Poner en un cazo a los dos sindicatos mayoritarios y cocerlos a fuego lento. Pueden trocearse antes, pero no es necesario. Cuando las reformas laborales se cocinaban con sindicatos silvestres costaba mucho más deshacerlos, y luego era pácticamente imposible ligar el caldo sindical con la reducción de CEOE. Por eso se troceaban antes. Pero a estas alturas los sindicatos están ya muy tiernos, y se deshacen fácilmente con un poquito de calor. Cuando se hayan hecho papilla, se ponen en un vaso alto de batidora y se va vertiendo la CEOE muy lentamente y sin parar de dar vueltas para que no se corte.
Y aquí es donde viene la variante gallega de este plato. Mientras que otras recetas recomiendan extremar la paciencia para conseguir que los sindicatos emulsionen al contacto con la patronal y se produzca el acuerdo, en la reforma a la gallega se confía en lo contrario, en que la salsa se corte para poder tirar el guiso a basura y servir las ruedas de molino acompañadas de patatas.
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