En el Blog de Manolo Saco
Todos los años se concede el premio Nobel de tortillas de patata, digo de economía, a unas recetas que apenas se diferencian de las de otros años. Quizá porque en cocina las salsas base ya están inventadas, y las nuevas son apenas combinaciones ingeniosas de aquellas. Lo peor es cuando los cocineros se plagian unos a otros. Claro que algunos hacen lo que se conoce como cocina de mercado, tal como ha sucedido este año con los premios Nobel: unos galardones que premiaron las recetas para una crisis.
Pero la nueva cocina todo lo enreda y complica. Cuando habíamos quedado en que la izquierda prefiere cocinar con los impuestos y las ayudas sociales, para una mejor justicia distributiva, aunque ello suponga un aumento del déficit público, viene Gordon Brown y pone en venta varias empresas públicas para hacer frente al déficit que agobia a su país, con una receta copiada descaradamente a los neocons.
Y cuando ya habíamos asimilado que en la cocina tradicional neocon la receta magistral consiste en bajar los impuestos para que el consumidor tenga más dinero en el bolsillo, viene Ruiz Gallardón, que se quedó sin los Juegos Olímpicos y un déficit descomunal tras poner patas arriba la ciudad de Madrid, y sube el impuesto del IBI un 12,5%, y se inventa otro, una tasa por la recogida de basuras, de 59 euros para una vivienda modesta, como la mía.
A mí, los impuestos, como los ingredientes de la tortilla de patata, me gustan en sus proporciones justas. Agradecería encarecidamente a Ruiz Gallardón que no se pasara de chorizo.
0 comentarios:
Publicar un comentario