Foto de Primo Escultura de José Azúl
Con este título pronunciaba una conferencia en 1972 el economista John Kenneth Galbraith.Adjuntamos el correspondiente enlace, para que nuestros lectores puedan leerla (http://www.eumed.net/cursecon/textos/galbraith-poder.htm).
Lo que se dice ya en 1972 no sólo es hoy vigente, con ciertos pequeños retoques, sino que, si lo trasladamos a la actual situación, podemos comprobar el constreñimiento del sistema económico motivado por la globalización, como siempre hemos denunciado en este Blog (www.rentabasica.blogspot.com).
Es impresionante lo que allí argumentó este prestigioso economista, que tiene una mayor vigencia hoy si cabe a la vista de que sus expertos colegas no han aportado soluciones a las sucesivas crisis.
Queremos hacer un repaso desde nuestro punto de vista a la actualidad de la crisis económica para poder proponer las posibles soluciones a esta.
El alto nivel de endeudamiento de las familias, las empresas y las administraciones públicas, nos debe de llevar a una reflexión. Algo falla en el estado de bienestar. Vivimos una crisis de empleo pero no de trabajo; es decir: faltan ingresos para los ciudadanos, falta empleo pero no existen recursos para todo el trabajo pendiente: dependencia, sanidad, educación, administraciones públicas, energías renovables, etc., y se produce una ruptura en la forma de conseguir que estas familias puedan trabajar sin la presión del empleo. Esta misma presión la comienzan a sufrir el resto de los ciudadanos empleados, a la vez que nuestras empresas ven comprometidos sus beneficios y, en muchos casos, se ven obligadas a cerrar por no poder competir en un mercado globalizado, mientras que las empresas multinacionales mantienen el tipo.
Los economistas y los empresarios entienden que, tras el estallido de la Burbuja, es necesario realizar un ajuste de precios. España necesita cambiar el sistema productivo basado en la construcción y la especulación. El problema es siempre el mismo: quién tiene que cargar con el ajuste. Y, como siempre, se señala en la misma dirección: el ajuste debe de realizarse a través de los sueldos; es decir: los empresarios comienzan a utilizar el chantaje del factor de mantenimiento de puestos de trabajo como presión, para buscar una reducción de los salarios de los trabajadores, mientras que los de los ejecutivos aumentan. Se busca reformar las condiciones laborales como si esta fuera la solución cuando el problema se encuentra en otro sitio; de lo contrario no podría haber 4 millones de desempleados en un año. Ante una crisis como la que estamos viviendo, su lógica parte de ajustar el salario de los trabajadores argumentando la imposibilidad de competir con China y los Países más productivos.
Salvo los 8000 millones invertidos en los Ayuntamientos otros 5000 el próximo año, el gobierno no ha hecho nada para paliar los efectos de la crisis. Es cierto que se han llenado periódicos sobre la ayuda a la Banca. Pero, en nuestro país, todavía no se ha ayudado a las entidades financieras: Los créditos concedidos en primera instancia eran más caros que la liquidez ofrecida por el Banco Central Europeo. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) no deja de ser un préstamo a un altísimo interés (se habla del 8%) y todavía no ha sido utilizado. La ayuda a los desempleados no sólo es insuficiente (1400 millones presupuestados) sino que, según la prensa, es menor que los 2400 millones que se han pagado a las empresas por las contrataciones fijas.
Se habla de falta de crédito; pero eso no es cierto, ya que se han inyectado millones de Euros en el sistema. Si la Banca no los concede a las empresas es porque no existen garantías suficientes, amén de que las condiciones se han endurecido como en épocas anteriores a la Bonanza económica. Qué más quisieran las entidades que diversificar su cartera crediticia en proyectos rentables.
La realidad es que la administración se ve impotente: la caída de la recaudación hace que el propio mantenimiento de la administración se tenga que realizar con cargo al déficit público.
El problema viene motivado porque no se grava la producción sino el empleo. La caída del empleo junto con la caída de los ingresos de los ciudadanos provoca que se resienta el consumo y, por ende, se entre en un círculo vicioso provocado por la caída de beneficios y la pérdida de competitividad.
En este mismo sentido, estamos observando cómo se chantajea a las administraciones públicas, y se solicitan subvenciones a costa del erario público para mantener las empresas abiertas; sin importar la problemática que esto origina, creando una competencia desleal con las empresas que no las reciben. Escandaloso es el apercibimiento por parte de la comisión europea de la adjudicación de obras que luego se modifican y que multiplican el importe adjudicado; lo que demuestra el favoritismo a la hora de otorgar las adjudicaciones públicas, sin que exista un control y garantía por parte de las administraciones que, sin embargo, sí tienen potestad para subirse los sueldos que cobran los administradores.
Esta misma administración no se pone las pilas para controlar una de las lacras de la misma como es el fraude fiscal que según estudiosos asciende al 23% del PIB. Esto no solo es una lacra para el estado sino también para los empresarios que pagan religiosamente, ya que esto supone un dumping y una competencia desleal que les perjudica enormemente. Ya Einstein afirmaba que, para solucionar un problema, es necesario pensar de forma diferente a como se había creado. Y esta obviedad se nos olvida ya que son los mismos expertos que han producido la crisis los que están proponiendo las soluciones.
Desde ARENCI, se solicita una Renta Básica de Ciudadanía, idea a la que se aproximan prestigiosos economistas de todos los tiempos, economistas notables como Milton Friedman, Hayek y Galbraith, y muchos otros que han defendido en sus textos la necesidad de que los ciudadanos dispongan de unos ingresos mínimos independientemente del empleo.
Resulta curioso que estemos subvencionando la compra de vehículos y no apoyemos a los más necesitados del sistema. ¿Qué haremos cuando todo el mundo haya comprado unos coches que cada vez duran más y se estropean menos fruto del avance tecnológico? Debemos de reflexionar dónde está el problema. Debemos de buscar el crecimiento sostenible y la pregunta del millón es: ¿Cómo?
ARENCI lleva desde el 2005 diciendo cómo. Parece mentira que se entre en disputas de bajar los salarios y flexibilizar el empleo. La propia CEOE no se está dando cuenta de un inconveniente: si se bajan los salarios, ¿quién va a comprar los servicios y productos que venden sus asociados? Esto provocará un alargamiento de la crisis, debido a la deuda.
Siempre hemos criticado en este Blog a la CEOE, porque sólo defiende los intereses del 20% de los empleadores y, por lo tanto, no aporta soluciones para las pymes y los autónomos que no pueden comprar en china y vender en España. Es decir: la presión de los grandes no deja respirar a los pequeños. Por tanto, éstos no pueden ser un interlocutor válido de cara a una negociación. Nadie habla de los márgenes empresariales ni del oligopolio distributivo, al que nos enfrentamos. Ciertamente, nuestro país no puede competir con los salarios Chinos, pero no es de recibo que exportemos nuestro estado de bienestar e importemos deflación.
Los grandes economistas esgrimen argumentaciones variopintas, pero nadie se pregunta y denuncia por qué el yuan y el yen mantienen paridad con el dólar, mientras que el Euro se encarece. Nadie se pregunta cómo se calcula el Euribor, ni cómo quien dictamina el precio de éste es parte interesada. Su diferencial con los tipos del Banco Central Europeo aumentará en cuanto se retiren las medidas excepcionales.
El libre intercambio de bienes y mercancías no debe de estar reñido con que se grave lo mismo a todos los productos dentro de un país. Sucede que, mientras lo que se fabrica en España es gravado con un 40% de su precio, lo que importamos sólo es gravado con un 16%. Los países más competitivos gravan lo que importan con un 25%. Pregúntenle a cualquier empresario si no sería más competitivo si en España se encareciesen un 24% las importaciones respecto del precio actual y, al mismo tiempo, se abarataran las exportaciones en ese mismo porcentaje.
Lo anterior se produce por una pésima gestión de la fiscalidad en nuestro país; pues ésta no se adapta a la globalización. Existe una cerrazón sindical y empresarial por no ver la realidad: mientras que se es capaz de desgranar cualquier balance, no se es capaz de desengranar la problemática fiscal. ARENCI no sólo dice que es posible cambiar estos parámetros; también explica que, si en un futuro se modifica la fiscalidad de acuerdo con la Teoría Alternativa, sería posible pagar el equivalente de una pensión mínima a todo ciudadano, independientemente del empleo, haciendo realizable, con ello, una economía más neutral y sostenible. Estos planteamientos deberían llevarse a la Subcomisión sobre Renta Básica que fue aprobada el pasado 28 de abril por el Congreso. Lo triste de todo esto es que dicha subcomisión ya fue aprobada en la anterior legislatura, pero nunca llegó a comenzar su trabajo. Hasta la fecha se se mantiene bloqueada por el ejecutivo, ya que todavía no se ha constituido.
0 comentarios:
Publicar un comentario