HECHOS Y MODELOS SANITARIOS

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Javier Muñoz Bravo (*), en 'provincia.es'

 La privatización de la gestión de algunos hospitales y centros de salud que pretende llevar a cabo el Gobierno de la Comunidad de Madrid merece un análisis pausado ya que no sería de extrañar que otros gobiernos regionales siguieran el mismo camino privatizador que el madrileño empleando los mismos argumentos para justificarse. Los argumentos fundamentales son: la privatización de hospitales y centros de salud ahorrará dinero a los ciudadanos, contribuirá a la reducción del déficit y mejorará la eficiencia del sistema. Si esto es así debiéramos concluir que si una privatización parcial mejora la eficiencia y disminuye el gasto, la privatización total debiera ser aún más eficiente y debiera ser más barata que el sistema de gestión pública que actualmente existe en España.

Vamos a los hechos. Tomemos como referencia algunos indicadores básicos extraídos de las estadísticas de una entidad neutral en este debate: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Según la base de datos de la OCDE sobre la salud 2012 el gasto sanitario en España alcanzó en el año 2009 el 9,6 % del PIB. Debe considerarse además que este gasto se ha incrementado sustancialmente (en 2007 era del 8,5 %), no tanto por el gasto en sí mismo sino por la caída del PIB debida a la crisis. La media de gasto respecto al PIB de los países de la OCDE es del 9,5 %. Si nos vamos al gasto anual per cápita el promedio en España es de 3.076 USD claramente por debajo de la media de la OCDE que es de 3.268 dólares americanos (USD).

Elijamos los dos países de la OCDE que basan su sistema sanitario fundamentalmente en un modelo de aseguramiento y gestión privada. Estados Unidos y Suiza. En EE UU el gasto sanitario con respecto al PIB es, siempre según la OCDE, del 17,6 % y el de Suiza del 11,4 % en primer y sexto lugar del ranking respectivamente y los gastos per cápita son para EE UU de 8.233 USD y de 5.270 USD para Suiza, en primer y tercer lugar del ranking. Por tanto, si es en términos de ahorro, no parece muy claro que los sistemas de gestión privada sean la elección más adecuada; antes bien, lo contrario.

Vamos con la eficiencia. El objetivo de cualquier sistema sanitario debiera ser prestar un buen servicio a todos los ciudadanos y atenderlos en función de sus necesidades de salud; así, en estos términos, debiera medirse su eficiencia. En España la sanidad es universal y gratuita, al menos eso pregonan las autoridades y, si se analiza detalladamente el gasto por paciente, los pacientes que más dinero cuestan y que por tanto reciben más del sistema son los pacientes más enfermos o con enfermedades más graves. Recibe más quién más lo necesita.

Veamos qué ocurre en los sistemas sanitarios basados en la gestión privada. En EE UU hay más de 40 millones de personas sin seguro médico. Evidentemente existen más personas sin asegurar entre las clases más bajas, fundamentalmente entre los que ganan menos de 25.000 $ al año. Debe recordarse que el aseguramiento sanitario no es obligatorio pese a la denodada lucha del presidente Obama para corregir esta situación. En Suiza no ocurre esto, el seguro es obligatorio por ley pero, sin embargo, comparte un hecho curioso con el sistema americano: los pacientes que más cuestan y que por tanto más reciben del sistema no son los pacientes más enfermos, sino los pacientes que más pagan. Solo tienes acceso a determinados tratamientos si pagas una póliza que los cubra, de tal manera que puedes no ser operado de un tumor maligno si tu póliza no lo cubre. Recibe más el que paga más, no quien más lo necesita. Por tanto, si es en términos de eficiencia, no parece muy claro que los sistemas de gestión privada sean la elección más adecuada; antes bien lo contrario.

¿Es que acaso los responsables políticos de la Comunidad de Madrid no tienen acceso a los informes de la OCDE?, ¿acaso estas personas no saben que la única forma de ahorrar en sanidad es recortar el personal -sueldos, numero de profesionales o ambas cosas-, recortar la inversión en tecnología y/o farmacia o recortar en las prestaciones que se ofrecen a los pacientes?, ¿acaso estas personas no saben que las empresas privadas que gestionarán sus hospitales y centros de salud buscan el beneficio económico de sus accionistas y no la redistribución de la riqueza de todos vía salud?, ¿acaso no saben que el gasto sanitario no es gasto sino inversión en el bienestar de la sociedad y en el desarrollo del país? Lo saben, pero les da igual. Bajo la excusa de la crisis, con la coartada de una supuesta eficiencia y de un hipotético ahorro que ni siquiera pueden poner en cifras, estas personas que llevan décadas "gestionando" la sanidad pública madrileña pretenden imponer un modelo basado en una ideología neoliberal que desprecia la gestión pública en favor de la privada y que pone los beneficios empresariales por encima del bienestar de la comunidad. Resulta lamentable ver cómo quienes han gestionado este servicio público y han tomado decisiones trascendentales en los últimos 20 años vienen a decir que el modelo es insostenible sin asumir ninguna responsabilidad y proponen una alternativa que los hechos demuestran fallida.

Este es un debate de modelos ideológicos. Quienes defendemos la sanidad pública lo hacemos desde la creencia de que es un sistema más justo, que genera riqueza y bienestar y en el que queremos invertir, que no gastar, el dinero de nuestros impuestos. Por eso resulta también triste ver cómo aquellos que están defendiendo el modelo público en Madrid se han sentado en una mesa a proponer el recorte de varios cientos de millones de euros entrando en el juego perverso de cartas marcadas propuesto por los responsables políticos madrileños, en lugar de defender a ultranza un modelo que los hechos demuestran más barato, más eficiente y más justo que el que se está proponiendo. La sanidad no se vende, la sanidad se defiende. Defendamos el modelo público con todas sus consecuencias incluyendo su coste. Los hechos nos dan la razón. Aviso a navegantes, Madrid ha tirado la piedra al agua, las ondas empiezan a extenderse y llegarán a todos los confines de España si no se toman las medidas adecuadas.

(*) Javier Muñoz es máster en economía de la salud y gestión sanitaria y máster en administración y dirección de servicios sanitarios.

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