Un aspecto extraño y preocupante de la política mundial actual es la confusión entre negociaciones y resolución de problemas. Conforme a un calendario acordado en diciembre de 2007, disponemos de seis meses para alcanzar un acuerdo mundial sobre el cambio climático en Copenhague.
Los Gobiernos están inmersos en una enorme negociación, pero no en un esfuerzo enorme para resolver los problemas.
Cada uno de los países se pregunta: "¿cómo puedo hacer lo menos posible y que los demás países hagan lo más posible?", cuando, en realidad, deberían estar preguntándose: "¿cómo debemos cooperar para lograr nuestros fines compartidos con el mínimo costo y el máximo beneficio?".
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