La ONG Oxfam Internacional da una nota global de 2 a la Cumbre de la Alimentación, que finaliza hoy en Roma, aunque constituye una nota de optimismo el que al menos todos los países han apoyado el proceso de reforma de las instituciones que gestionan la agricultura y la seguridad alimentaria.
“Nadie cree que una sola reunión vaya a resolver los problemas del hambre en el mundo, pero ciertamente esperábamos más que esto” ha declarado el portavoz de Oxfam Internacional José A. Hernández de Toro. “Este resultado no se corresponde con la dimensión del problema, que es tan inmenso como la cifra de mil millones de personas sufriendo desnutrición, y que está empeorando”. La ausencia de los líderes del G8, con excepción del anfitrión, era un mal comienzo, aunque no fuera más que simbólico. Hay que buscar con lupa para encontrar migajas de optimismo”.
Oxfam Internacional ha puntuado la Cumbre sobre cinco criterios, y el resultado es que no consigue aprobar en ninguno, siendo en todos ellos demasiado ambigua, o condicionada o falta de ambición. En cualquier caso, para Oxfam Internacional el impulso a la reforma del Comité de Seguridad Alimentaria (CSA) podría ser un importante fruto de la reunión, aunque se necesita mucho más.
1. Uno de los esfuerzos más importantes era colocar las múltiples iniciativas fragmentadas de lucha contra el hambre bajo un mismo paraguas de la ONU. Este era un resultado especialmente importante. La Cumbre ha apoyado el proceso de reforma del CSA para dotarlo de mayor capacidad de coordinación, aunque no ha sido capaz de reconocerle la capacidad de exigir a los países una verdadera rendición de cuentas o de hacer seguimiento de dónde se invierte el dinero. Hasta que eso no ocurra, Oxfam cree que el CSA continuará siendo un órgano débil. “El CSA es el único lugar donde Gobiernos, ONG e instituciones pueden ser escuchadas, por lo que darle más poder es una pelea que merece la pena” señaló Hernández. “Podemos mirar hacia esta cumbre en los próximos meses y comprobar que ha sido un gran avance para mejorar la “gobernanza” de la seguridad alimentaria, pero que aún mucho por hacer para que eso ocurra”.
Nota de Oxfam: 45% de éxito (con posibilidades de mejorar)
2. Los países necesitaban acordar planes específicos y adecuadamente presupuestados para reducir el hambre a la mitad antes de 2015. Sin embargo se han detenido a cierta distancia de este paso en la Cumbre, haciendo únicamente una vaga declaración de “tomar medidas… lo antes posible” y una referencia ligeramente mejor referida a que todo el dinero debe ser canalizado a través de planes nacionales. Desde la experiencia de Oxfam, esta clase de compromisos imprecisos raramente se convierte en actuaciones efectivas.
Nota de Oxfam: 25% de éxito
3. Esta Cumbre podría haber establecido un plan de rescate del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio -que establece el compromiso de reducir el hambre a la mitad en 2015- con el establecimiento de un compromiso económico que podría, según las cifras de la ONU, llegar a necesitar 40.000 millones de dólares anuales. La mitad de este importe debería dedicarse a apoyar la producción, el transporte y la organización de los mercados para los pequeños productores, y la otra mitad para apoyar una reformada ayuda alimentaria. Sin embargo la Cumbre no ha aportado nada más que una declaración sobre “estar dispuestos a incrementar el porcentaje de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) destinado a la agricultura”. “Ya hemos oído las mismas obviedades una y otra vez sin que haya cambios profundos que reviertan la falta de apoyo a la agricultura”, ha declarado Hernández. “Si esto no cambia no veremos jamás el fin del hambre”
Nota de Oxfam: 10% de éxito
4. “Esta Cumbre tenía que centrarse en incrementar el apoyo a los métodos de cultivo sostenibles que permitirían a los campesinos y campesinas pobres alimentar a sus familias y aumentar sus ingresos. Que esto no se haya producido supone su peor fracaso” ha declarado Hernández. Los términos de la Cumbre sobre comercio son coherentes con la garantía de que todos los países tengan derecho a la seguridad alimentaria. Mientras tanto, la cumbre ha dado una gran importancia al papel de la biotecnología y las nuevas tecnologías para aumentar la productividad agrícola. “Oxfam cree que la tecnología tiene un papel que jugar, sin embargo hay maneras mucho más eficaces para apoyar a los agricultores para que puedan alimentar a sus familias de una manera sostenible”, ha indicado Hernández. “Los métodos de producción agro-ecológicos, con bajo uso de insumos internos, no sólo mejoran la productividad de las tierras marginales y degradadas, sino que además ayudan a recortar las emisiones contaminantes provenientes de la agricultura” ha señalado. Pese a que la Cumbre reclama haber colocado a los pequeños agricultores y agricultoras en el centro de su misión, Oxfam considera que ha fallado en apoyar las políticas adecuadas para ayudarles a reducir el hambre y la pobreza.
Nota de Oxfam: 5% de éxito
5. Finalmente, Oxfam ha valorado la manera en que la Cumbre ha tratado el cambio climático, y ha encontrado una completa falta de ambición. Los gobiernos deberían haber acordado que cualquier acuerdo que se produzca en Copenhague el próximo mes debe comprometer suficientes recursos, adicionales a los compromisos de Ayuda al Desarrollo, para ayudar de manera concreta a los pequeños agricultores y agricultoras a adaptarse al cambio climático. “Esta cumbre simplemente ha hecho un llamamiento para que los pequeños productores sean tenidos en cuenta, lo que en el mejor de los casos es insustancial”, ha dicho Hernández.
Nota de Oxfam: 15% de éxito
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