Javier Rodríguez
¿Podemos influir en la economía del mundo?.Están surgiendo dos áreas, esenciales para el sistema capitalista, que presentan un fuerte potencial como elementos de transformación social. Me refiero a nuestro poder como consumidores y como ahorradores.
Como consumidores nuestra política de compras puede ser una importante palanca de fuerza en la toma de decisiones de las empresas (véase si no, la renuncia a comercializar alimentos modificados genéticamente por parte de gigantes como Carrefour, Nestlé, o Unilever tras las protestas de los consumidores). El potencial es grande, pero está poco trabajado y organizado.
Como ahorradores, si cabe el potencial es aún mayor, pero aquí el vacío es casi total. Es en este campo, el del ahorro, en el que me voy a detener. Si las cifras no me engañan, puedo afirmar que los españoles ahorramos unos 100 billones de pesetas. Esta ingente cantidad de dinero es gestionada por entidades bancarias y financieras con una regla: la maximización del beneficio. Se da entonces la paradoja de que el ahorrador puede tener fuertes convicciones éticas o ecologistas y su dinero esté trabajando al mismo tiempo en un sentido nada ético ni ecológico.
Así desde hace algunos años han surgido, aunque aún con escasa envergadura, iniciativas, llamadas "alternativas", que tratan de poner la transparencia y lo que se hace con nuestros ahorros en lugar bien visible. Entre estas iniciativas podríamos destacar el accionariado crítico, los boicots bancarios, la banca alternativa (Triodos Bank en Bélgica) o los fondos éticos (éticos, solidarios y ecológicos).
A estos últimos quisiera referirme. Estos fondos nacen a finales de los 60 en USA de la mano de cuáqueros y metodistas como una manera de oponerse a la guerra de Vietnam, pero es a mediados de los 80 cuando alcanza su mayoría de edad en el mundo anglosajón. Es a partir de entonces cuando se rompen un par de tópicos que gravitaban poderosamente sobre este tipo de inversiones y que se han demostrado falsas. El primer tópico es que si eran inversiones éticas no eran rentables. El otro que eran marginales.
Los fondos éticos son tan rentables como los fondos convencionales o si cabe aún más. En USA en 1998 de los 5 fondos más rentables, 4 eran éticos. Hoy en día funcionan unos 170 fondos de inversión éticos a nivel mundial que mueven la no pequeña cifra de 80 billones de pesetas. ¿A qué se debe el buen comportamiento de este tipo de fondos frente a los convencionales?.Básicamente a 3 factores:
- Los fondos éticos tienden a invertir en empresas de menor tamaño que tienen más posibilidades de crecimiento y que se adaptan más fácilmente a un entorno de mercados cambiantes.
- Las empresas que actúan de acuerdo a criterios éticos suelen ser empresas más eficientes, mejor gestionadas y que por lo tanto se mueven mejor en los mercados.
- Los gestores de fondos de inversión éticos necesitan saber más que los gestores de los fondos convencionales acerca de las empresas en que invierten y por lo tanto sus decisiones se basan en informaciones más completas.No es de extrañar su rentabilidad y el crecimiento de los recursos monetarios que manejan.
¿Y en España, que pasa con este tipo de inversiones?. Pues habría que empezar diciendo, que como en otras cosas, hemos llegado con retraso, a última hora, pero que en un par de años (del 98 para acá) han proliferado como setas, por lo que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha tenido que intervenir ante el desbarajuste creado.¿Y eso por qué?. "Ponga un toque solidario o ecológico en sus inversiones" podría ser el lema acuñado para el marketing de estos productos.
A diferencia de otros países, donde iglesias, ONG´S o banca alternativa han jugado un papel más que importante en su puesta en marcha, en España han sido las entidades financieras tradicionales las que lo han impulsado, con el lastre que ello conlleva. Las entidades financieras españolas han entrado al mundo de los fondos éticos de la mano de algunas ONG´s: a cambio de permitir que aparezca el nombre de la ONG ligado al fondo de inversión, ésta recibe algún dinerillo.
La necesidad de obtener recursos ha hecho que las ONG´s descuiden el componente ético del fondo.Si una ONG quiere ser exigente tiene dos caminos: obligar a la gestora del fondo a ser realmente seria y que lo ético no sea solo marketing arriesgándose a no ser aceptada; o bien mirar para otro lado limitándose a coger el dinero.
Desgraciadamente en nuestro país está sucediendo esto último. Se monta un fondo convencional con el aval de alguna o algunas ONGs importantes, se le pone el título de "fondo ético" y a funcionar. Eso en mi pueblo es un lavado de imagen en toda regla. La entidad financiera gana dinero y prestigio social, las ONGs se embolsan unos duros que nunca están de más y el cliente-inversor se va a la cama satisfecho por la buena labor realizada.
Como dice un clásico: "no es esto, no es esto". Los fondos éticos nacieron en primer lugar para no apoyar aberraciones con nuestro dinero (sostener dictaduras, industrias de armamento, etc.); pero también para cambiar las actitudes de las empresas en una serie de cuestiones como el reconocimiento de los derechos fundamentales de los trabajadores, el sexismo, el respeto al medio ambiente, etc. o para apoyar a aquellas compañías que ofrecen bienes y servicios alternativos, como el desarrollo y uso de energías renovables, de tecnologías limpias, la agricultura biológica, etc. Es lo que se conoce como utilización de criterios negativos y positivos y que las empresas que vayan a formar parte de las carteras de estos fondos éticos deben cumplir.
El funcionamiento de este tipo de fondos en España es perverso y para nada responde a la idea transformadora que subyace bajo este tipo de inversión. Por la información de que dispongo alguno de ellos ni siquiera recurre a la utilización de los criterios negativos y positivos; simplemente da unas migajas de las comisiones que cobra la gestora a una ONG y ya está. En otras o bien los criterios que se utilizan son para cubrir el expediente o bien el Comité asesor de "sabios independientes" o no existe o actúa con mucha manga ancha. Como si no explicar que alguno de ellos como el Fondo Ético de AB Asesores (hoy Morgan Stanley Dean Witter) e Intermón invierta en empresas como ENDESA (que les pregunten a los Mapuches del Bio-Bio como se las gasta la eléctrica), Acerinox (que va dejando chatarra nuclear por ahí), TotalFina (¿y el Erika?), Shell (los Ogonis nigerianos tendrían mucho que contar), BP (que anda conchabada con los paramilitares colombianos para proteger sus pozos, primero el petróleo, luego los derechos humanos), Nestlé (¿ya no nos acordamos de las prácticas de Nestlé en el Tercer Mundo que han dado lugar a boicots?) o industrias de biotecnología como Novartis, Aventis, Glaxo Wellcome, Smithkline Beecham o del sector de defensa como Marconi. Lo curioso es que en el tríptico de este "fondo ético" se pueden leer cosas como las siguientes: "Estos criterios excluyen prácticas que vulneren los derechos fundamentales, sean contrarios al medio ambiente, a la salud pública o promuevan el armamento. Se primaran a aquellas compañías que apoyen el medio ambiente, la salud o los derechos humanos y actúen con responsabilidad social". ENDESA ¿defensora del medio ambiente?, Shell ¿adalid de los derechos humanos?, Novartis ¿promotora de responsabilidad social, cuando si de algo adolecen las tecnologías de ingeniería genética es de transparencia?. Es como sí se considerase al paquete de tabaco Fortuna un producto de comercio justo simplemente por dedicar una parte de sus beneficios a un grupo de ONGs.
Triste y patético el papel de unas ONGs entregadas en cuerpo y alma a los departamentos de relaciones públicas de las multinacionales.Desanima pues constatar que la eclosión de estos fondos éticos obedezcan más a una estrategia de marketing, pero esto no debe significar el dar la espalda a los fondos éticos (tirar el agua sucia no al niño con ella).
Creo modestamente, que estos productos financieros tienen un gran potencial transformador, pero es necesario exigir como clientes seriedad a las ONGs que participen, que apuesten por productos verdaderamente éticos y no por chiringuitos para mamar del bote. Parafraseando a nuestro querido René Dumont nuestros fondos han empezado mal pero debemos apostar por la idea como tal. En ello nos van muchas cosas incluido nuestro dinero.
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