Aunque el alivio sea importante, la esperanza es frágil. La presión de los mercados financieros va a aumentar en las próximas semanas para obligar a François Hollande a ratificar el Pacto presupuestario impuesto par Angela Merkel y Nicolas Sarkozy con, como « renegociación », algunas declaraciones vagas y unas ridículas medidas europeas sobre el crecimiento. Este nuevo tratado que prohíbe los déficits públicos e impone una austeridad sin límite, con un productivismo ciego que pone a mal la naturaleza, el trabajo y el trabajador, y va a hundir Europa en la depresión.
La social-democracia francesa y europea no se ha dado cuenta todavía de la importancia de las rupturas necesarias que permitirían invertir la tendencia. Sin embargo, las fuerzas progresistas no tienen derecho a equivocarse. En el caso de un fracaso en Francia, la derecha y la extrema derecha cuyas convergencias xenófobas y autoritarias se afirman actualmente sin ambigüedad, recogerán los resultados de la decepción y de la desesperanza.
Existe un medio y uno solo para que los ciudadanos podamos impedirlo: la movilización social, la intervención directa en los asuntos políticos. Como en junio de 1936, pero en una dinámica europea, podemos imponer nuestras exigencias para responder a las urgencias sociales, ecológicas y democráticas maltrechas por las políticas actuales. Reforcemos nuestros sindicatos, nuestras asociaciones, nuestros partidos progresistas ; ocupemos las plazas, los espacios públicos ; impongamos un debate democrático sobre las políticas económicas y sociales, particularmente a nivel europeo, con un referéndum sobre el Pacto presupuestario. Los 18 y 19 de mayo, seremos decenas de miles en Francfort, a la llamada de los movimientos sociales alemanes, para decir al Banco Central Europeo : stop a la austeridad, sí a la solidaridad !
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