España sufre como el sur pero vota como el norte de Europa. Mariano Rajoy planeó en convertir el 25M en un referéndum sobre su gestión. Pese al momento viril de Arias Cañete, Rajoy vuelve a ganar.
1. Cuatro de cada diez españoles y europeos aún cree que la idea de Europa merece la pena. Los profetas de la abstención se equivocaban. Que la participación suba unas décimas con respecto a las últimas Europeas no añade nada relevante al reiterado tópico de la desafección política. Solo confirma que la desafección con Europa. Aún así, se revierte la tendencia a la baja y casi la mitad de los españoles se tomaron la molestia de ir a las urnas. Fueron a votar a pesar de llevar casi un lustro escuchando a los sucesivos gobiernos culpar a Europa de todas las políticas de sufrimiento masivo escogidas por ellos. Fueron a votar pese a la reiteración de la caricatura de una Europa dominada por una castigadora Angela Merkel donde su voto no cuenta.
En la cámara de Estrasburgo se dibujan de nuevo tres espacios claros en conflicto: La actual idea de Europa defendida en lo substancial por una gran coalición menguante de populares, socialdemócratas y conservadores, la Europa alternativa que promueve una izquierda verde emergente pero fragmentada y el antieuropeísmo de una derecha populista y xenófoba que reaparece con fuerza. Volvemos a los parlamentos previos al euro. El proyecto europeo confirma su fatiga y, como entonces, necesita y se dispone a dar un salto. No está claro hacia dónde.
2. El bipartidismo es un muerto aún vivo. Habían avisado que nos vistiéramos para el entierro del bipartidismo y el golpe ha debido dolerle. Parece que de las próximas elecciones generales tendrá que salir una coalición para formar gobierno, grande o pequeña. PP y PSOE han perdido más de treinta puntos en voto, pero aún les escogen cinco de cada diez electores. Si algún día hay que morirse, que sea así. El Partido Popular aguanta su oligopolio en el espacio de la derecha. Ciudadanos le ha hecho un roto pequeño, UPyD parece haber agotado su cuota de mercado y Vox no ha pasado de suceso testimonial. En la izquierda, el PSOE se ha visto carcomido por IU e UPyD, pero a su vez ambos se ha visto rebanados también por opciones emergentes como Podemos o Ciudadanos. Como sucedía en los noventa, el voto se trasvasa mucho, pero se muda poco. Igual que viene, se va.
3. La Vicepresidenta Maravilla, Soraya Sáenz de Santamaría no se equivocaba. Sí se veía más alegría en las calles. España sufre como el sur pero vota como el norte de Europa. Mariano Rajoy planeó en convertir el 25M en un referéndum sobre su gestión. Pese al momento viril de Arias Cañete, Rajoy vuelve a ganar. En el Partido Popular lo tienen claro. Esta era su hora más amarga y no ha ido tan mal. A partir de ahora, las cosas suelen pueden ir a mejor.
4. El PSOE se queda sin tiempo. El resultado no ha sido ni la victoria a los puntos que necesitaban los socialistas y les abría la oportunidad de celebrar unas primarias con ciertas dosis de clama y sosiego. Rubalcaba tiene la palabra. Presentarse o no, he ahí su dilema y su decisión. El tiempo se le ha acabado.
5. El tamaño sí importa, IU e UPyD estarán dando gracias por ser los más grandes entre los minoritarios antes de las elecciones. Su tamaño ha frenado una irrupción más impactante aún de otras opciones alternativas. A IU le ha salvado frente a Podemos y a UPyD frente a Ciudadanos. Es pura física. Cuerpos y organizaciones más ligeras necesitan más esfuerzo para desplazar a organizaciones más grandes, pesadas y que llevan más tiempo ocupando ese espacio. Pero esa inercia se acaba antes o después. Ahora, las leyes de la alternancia también rigen para ellos.
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