UNIÓN EUROPEA SE RESIGNA A LA CORDURA Y ACEPTA LA TEMIDA TASA TOBIN

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Marco Antonio Moreno, en 'El Blog Salmón'

Las intensas corridas bancarias que se realizan contra el euro tiene a la UE contra la espada y la pared. Y el temor a que la pandemia continúe in crescendo ha desenterrado la idea de aplicar ese “temible” impuesto a las transacciones financieras conocido como Tasa Tobin. Esta Tasa fue idea del economista James Tobin en 1972, para frenar la especulación financiera y los flujos de capital improductivo tras el quiebre del sistema de Bretton Woods, realizado unilateralmente por Richard Nixon el 15 de agosto de 1971. Pero la idea fue desechada de inmediato por los economistas que tomaron la batuta y el poder hegemónico de la economía mundial en esos años, quienes se encargaron de propagar su desprecio ante la idea de Tobin. Ahora, y tras el descalabro mundial de una crisis financiera en todo su calibre, con corridas y fugas masivas de capitales, la tasa Tobin vuelve a la palestra para intentar salvar de las ruinas a una economía sumergida en su peor catástrofe tras la gran depresión de los años 30.

De acuerdo a una nota publicada por Bloomberg, la Comisión Europea propondrá un impuesto a las transacciones financieras (aún no tiene nombre) para evitar la fuga de capitales y las peligrosas corridas bancarias que tienen en la encrucijada a la moneda única. Una vez más se demuestra que la gran crisis está al interior del sistema financiero y que la hegemonía de este sistema es el gran problema. La idea de la UE retoma la anunciada en abril por el FMI, en una de las últimas apariciones de DSK.



La aplicación de este pequeño impuesto se dará a conocer en octubre por la UE y abarcaría las transacciones financieras relacionadas con acciones, bonos, derivados, productos estructurados y otros instrumentos financieros de gran calibre capaces de desestabilizar los equilibrios presupuestarios de los países. Se pretende que este impuesto tenga un amplio alcance para evitar que las transacciones financieras se muevan libremente de un instrumento a otro, evadiendo impuestos y buscando protección en los paraísos fiscales.

De acuerdo a la publicación, si bien este impuesto debe estar disponible y operando como un recurso presupuestario europeo el año 2018, el objetivo es ponerlo en práctica tan pronto como sea posible (año 2014?). Todo dependerá de la velocidad con que sea aprobado por el Parlamento Europeo y ratificado por los 27 estados miembros de la UE. La propuesta ya cuenta con las firmas de los ministros de finanzas de Alemania, Wolfgang Schauble, y de Francia, Francois Baroin.

Ahora vendrá el calvario y la procesión de quejas de la banca y los inversionistas que, como de costumbre, recurrirán a todo su arsenal de estrategias para señalar que estas medidas obstaculizarán aún más la recuperación del sistema financiero y de la economía global. Pero no queda otra, señores. Si el BCE ha comenzado a reconocer aquello que durante tanto tiempo se negó a asumir: el default griego y su quita de 50% de la deuda, ahora tendrá que reconocer que la única alternativa viable para pensar en algún tipo de futuro es el ordenamiento financiero. No se le puede exigir todo a los gobiernos (ajustes, recortes, políticas de shock) y nada a la banca culpable. Desde alguna milimétrica esquina hay que recomponer la ética que se diluyó en cuatro décadas de falacia.

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