HOLLANDE ASUME EL MANDO DE LA 'REVOLUCÓN SOCIALDEMÓCRATA

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“No aceptaremos que las finanzas escapen al control de la política”. Con esta promesa conjunta, los líderes del centroizquierda francés, alemán e italiano han sellado hoy en París un pacto para reconstruir Europa y convertirse en alternativa de poder al neoliberalismo, la austeridad y la destrucción del Estado social. François Hollande, el candidato socialista a las presidenciales del 22 de abril y el 6 de mayo, ha recibido el respaldo público de Sigmar Gabriel, presidente del SPD, y Pierluigi Bersani, secretario del Partido Democrático italiano.

Los tres han llamado a “renovar el sueño Europeo”, y Hollande, poniéndose duro, ha advertido que, si gana las elecciones y los socios europeos no se avienen a completar el pacto presupuestario con medidas de estímulo, “Francia no lo ratificará”.

Convocados por cuatro fundaciones de centroizquierda en torno a las jornadasRenacimiento para Europa, los líderes progresistas han saludado con discursos, abrazos y aplausos el nacimiento del nuevo eje progresista. Al final ha faltado Elio di Rupo, primer ministro belga, ocupado en atender a las familias de las víctimas del accidente de Suiza. Pero los socialistas franceses y los socialdemócratas alemanes, viejos enemigos íntimos, han limado sus diferencias y, según lo describe un asesor de Hollande, “hoy podemos decir que hemos alcanzado el mayor acuerdo entre los dos partidos de los últimos treinta años”.

La filosofía del acuerdo es recuperar la credibilidad y la iniciativa política perdidas para afrontar durante los próximos 18 meses cruciales las elecciones en Francia, Italia y Alemania, los tres países, que como ha recordado el exprimer ministro Massimo D’Alema, son las tres mayores economías de la zona euro y reúnen a 200 millones de habitantes y casi la mitad del PIB europeo.

La fiesta de la esperanza ha consistido en un mitin colectivo de más de tres horas, celebrado en la coqueta pista del Circo de Invierno de París, una estructura de piedra clara construida en 1792. Ante unas 1.200 personas, Gabriel, Bersani y Hollande han llamado a revitalizar a “la primera potencia mundial que no se atreve a ser potencia”, según la ha definido el líder francés, con ideas, deseos y propósitos cuya validez solo el tiempo podrá confirmar.


Revisar el tratado de austeridad

Sigmar Gabriel, el líder del SPD, ha usado la lengua de Victor Hugo al inicio del discurso para afirmar: “Francia necesita un cambio, y François Hollande la va a cambiar”. Luego, ha proclamado: “Juntos cambiaremos Europa”.

Ya en alemán, Gabriel ha defendido que hay que revisar el tratado de austeridad, que ha calificado como “demasiado unívoco”, para “completarlo con medidas destinadas a estimular el crecimiento y el empleo, especialmente el juvenil, que ha alcanzado cifras inaceptables en Grecia, España, Francia, Italia e incluso en Reino Unido”.

Gabriel, miembro del ala más izquierdista del SPD, ha sido muy aplaudido cuando ha pedido “reglas más estrictas para controlar a los mercados, y la implantación de una tasa financiera verdadera, y no ese simulacro aprobado por Sarkozy, que sirva para acometer un segundo Plan Marshall para Europa”.

Los seguidores de Hollande le han agradecido sobre todo sus críticas a Nicolas Sarkozy y a su amenaza de restablecer las fronteras y salir del tratado de Shengen. Gabriel ha dicho: “En Alemania lo hemos recibido como un gesto populista, típico de alguien que ha perdido el rumbo político”.

Los otros puntos concretos de acuerdo entre el jefe de la oposición alemana y Hollande son la creación de unos "bonos de progreso" que emitiría el Banco Europeo de Inversiones para luchar contra el paro juvenil, y la necesidad de una mayor integración política y un sistema más democrático de decisión, dando al Parlamento Europeo “un papel central”, ha dicho Gabriel.

Discurso de Hollande

Tras el parlamento de Pierluigi Bersani, Hollande ha cerrado el acto con una alocución articulada, suave en la forma y muy europeísta en el contenido. La paradoja es que lo ha hecho ante un auditorio reducido y sin televisión en directo, lo que sugiere que el interés de los medios y el público franceses por Europa sigue siendo muy limitado.

El candidato ha reiterado su promesa de renegociar el tratado presupuestario en cuanto gane las elecciones, y ha dicho que no estará solo en ese trayecto. “El tratado esta firmado y no ratificado, hay un espacio para renegociarlo y quizá pasen años hasta que empiece a aplicarse”, ha dicho. “Si soy elegido tendré el deber y la obligación de revisarlo no solo por Francia, sino por Europa entera, porque el pueblo francés lo habrá soberanamente decidido así. Pondré toda mi determinación en negociar todo el tiempo necesario medidas que ayuden al crecimiento, el empleo, el progreso. Y el nuevo Parlamento francés que salga de las urnas en verano no ratificará el texto si antes no hay una renegociación seria”.

Hollande quiere dotar al tratado de “nuevos instrumentos para nuevos objetivos”. “No quiero tocar la disciplina, pero sí movilizar recursos suplementarios para crecer más y crear trabajo”, ha dicho. “Primero con el BEI, que dará préstamos para el desarrollo y financiará empresas. Luego con los Eurobonos, que servirán para financiar nuevos proyectos. Y tercero con una tasa financiera amplia, que se aplique a todos los intercambios y productos derivados, en tantos países como quieran adoptarla”.

Además, Hollande propone crear, con los fondos estructurales congelados por la UE, un nuevo fondo antideslocalización para evitar que las empresas europeas se fuguen a mercados menos regulados. Europa necesita una “gran transición”, ha dicho. “Más investigación, más ciencia, más universidades, más educación, y mucho más empleo para los jóvenes. Esa debe ser la gran apuesta. No puedo aceptar que el paro juvenil alcance el 25%. Europa debe hacer sitio a su juventud”.

Otros objetivos citados por Hollande son estos:
- Adoptar medidas proteccionistas de reciprocidad con los socios exteriores que no cumplan las reglas europeas ecológicas y laborales.
- BCE y lucha contra la especulación: “El BCE ha reforzado su papel y eso está bien, pero debe ir más lejos. Debe ser el prestamista de último recurso. Sé que muchos no quieren, pero además de garantizar la inflación debe luchar contra los especuladores y actuar por el crecimiento”.
- Mas supervisión y control de los bancos, aprobando una reforma bancaria que separe la actividad comercial de la especulativa.
- Retomar el proyecto de una agencia pública de calificación europea.
- Mercado común de energía. “Debemos controlar a escala europea los recursos energéticos, dotarnos de mayor seguridad de suministros. Los monopolios no sirven. Necesitamos una reglamentación marco para el mercado. Una comunidad europea de la energía que nos haga pioneros en la materia”.

Hollande también ha explicado cómo entiende la relación entre Alemania, Francia y Europa. “Europa necesita a Alemania, es una gran potencia, una gran nación y una gran democracia social. Pero también necesita a Francia, que es un país fundador, capaz de dar orientaciones políticas útiles. Y Francia y Alemania necesitan a Europa. Pero no pueden aspirar a dirigirla solos. Europa es nuestra responsabilidad común, no nuestra propiedad común”.

Inmigración y gobernanza

Tomando distancias de Sarkozy, Hollande ha afirmado que es necesario controlar la inmigración, pero “sin amenazar los tratados que ya existen, y negociando con todos los Estados miembros, sin tomar decisiones de emergencia. No aceptaré que la inmigración sea un tema de discordia en Francia y Europa. Los jefes de Gobierno deben encontrar soluciones globales, acercándose a los países emisores y ayudándoles con políticas de desarrollo”.

Sobre la gobernanza, Hollande ha expresado su respeto a las instituciones, ha afirmado que se debe dar más responsabilidad al presidente de la Comisión y al Parlamento y más voz a los parlamentos nacionales, y ha invitado a los sindicatos y a los jóvenes a pensar y organizarse “a escala europea”.

“Algunos dicen que estoy solo”, ha añadido. “Es posible en una primera etapa. Pero vosotros estáis ahí. Los progresistas existen, y el voto del pueblo francés me dará un mandato soberano. Buscaré aliados entre los conservadores, porque muchos en Europa quieren cambiar. Respetaré a todos los socios, y esperaré el tiempo necesario para que los progresistas italianos se incorporen al Consejo”.

El discurso ha terminado entre vítores: “Primero debo convencer a los franceses. El pueblo quiere el cambio, pero siente inquietud y miedo”, ha explicado. “Superaremos ese escepticismo, y seré un defensor obstinado de los intereses de Francia y de Europa. Defendiendo el empleo, la justicia fiscal y la solidaridad en Francia, la defenderé a la vez en toda Europa. Es la idea más bella, la aventura humana más bonita que hemos creado tras los desastres del pasado. Una idea frágil, amenazada. Todos debemos mantener viva su llama y sus valores, la dignidad humana, el respeto, el progreso. Toda renuncia a Europa será un riesgo, un peligro. Pero somos los progresistas quienes nos debemos movilizar, porque si Europa recula, a los conservadores no les importa”.

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